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Remordimiento y Arrepentimiento

Bosquejos Biblicos – Bosquejos para Predicar

Texto Bíblico: Hechos 2:36-38

Propósito: Podamos distinguir muy bien lo que es el remordimiento y arrepentimiento.

Introducción:

En este pasaje, podemos observar en el discurso del Apóstol Pedro, cuando se dirigió a su audiencia en la Ciudad de Jerusalén, después de la resurrección de Jesús. A la sociedad a la que se dirige, en su mayoría estaban los líderes religiosos, los mismos que sentenciaron a muerte a Jesús en el Sanedrín Judío. Al escuchar el mensaje, todos estaban COMPUNGIDO de Corazón, y reaccionaron con sentimiento de Culpa en el (vers. 37) ellos se veían en la necesidad de hacer algo, ellos estaban con remordimiento.

Todos nosotros también sentimos remordimientos en diversas ocasiones. Sentimos que hemos actuado mal con alguien, o que hemos hecho algo malo en cierta ocasión, y lo lamentamos. Pero como seres humanos tenemos emociones fuertes, y en ocasiones podemos tener tanto remordimiento de conciencia por algún error y/o podemos practicar el arrepentimiento, al saber que hemos obrado mal. Conozcamos en esencia estas dos palabras o sentimiento cuando ocurren en nosotros.

1) El remordimiento puede ser un sentimiento positivo, muy intenso cuando estamos sensibles.

A. Conlleva una aparente humildad, pero a menudo también una parte de orgullo y egoísmo.

B. Nuestra conducta atenta contra la buena opinión que teníamos, o que otros tenían, sobre nosotros.

C. Llevado al extremo, el remordimiento puede conducir a la desesperación. Judas es un ejemplo solemne:

D. Después de haber entregado a Jesús por el afán de ganar dinero, y viendo las trágicas consecuencias de su acto, se ahorcó (Mateo 27:3-5).

E. El remordimiento de te hace sentir mal por un tiempo pero como no te arrepentiste lo vuelves a hacer y se convierte en un círculo vicioso (Proverbios 28:13).

2) Contrario al remordimiento, el arrepentimiento es «hacia Dios», y eso hace toda la diferencia.

A. Nos lleva a considerar nuestra conducta a la luz divina, y puede producir amargas lágrimas.

B. Pero nunca conduce a la desesperación, pues Dios es un Dios de perdón (Salmo 32:5).

C. El arrepentimiento es el camino por medio del cual Dios nos conduce a la fe en su Hijo Jesucristo.

D. Porque Jesús resolvió la terrible cuestión del pecado para todos los que creen, ¡a Dios sea la gloria!

E. El diablo se apoderó de Judas y lo condujo a la desesperación.

F. Pero siempre hay esperanza para el que se arrepiente ante Dios, el Dios de esperanza.

G. El arrepentimiento es el remedio que Dios ordena a cada hombre (Hechos 17:30).

H. ¡Es necesario, pues por este medio nos lleva a él!

Conclusión:

Es normal que como seres humanos reaccionemos, con esas emociones fuertes en momentos determinados con remordimiento, o sentimiento de culpa, cuando pecamos contra Dios o fallamos con nuestro prójimo: porque no podemos ocultar lo que tenemos por dentro, pero lo genuino que Dios quiere que aflore en nuestra vida, es el arrepentimiento ya que él mismo nos lleva a Dios; en cambio el remordimiento, y el sentimiento de culpa conlleva a la depresión, es peligroso porque lo puede llevar a la muerte como el caso de Judas Iscariote. Dios no quiere a un Judas más en su reino.

Aplicación: ¿En qué momento de tu vida te encuentras en una encrucijada con el remordimiento de tu propia conciencia, o sentimiento de culpa y cuál es tu reacción? Sé que se te pasaras y de seguro por experiencia propia que volverás a reincidir, bien sea en el pecado o el error pero no pasará nada más.

Llamado: Persiste en humillarte a Dios, de corazón como lo expresa (Miqueas 6:8 y Santiago 4:8-10).

La tristeza de Dios te guía al arrepentimiento a la restauración y final mente a la bendición, ven por esas bendiciones hoy. No te quedes con el remordimiento sacúdelo en el nombre de Jesús de Nazaret.

Oración Final: Señor, ayúdame a madurar en mi relación contigo, se que son muchas las veces que peco o fallo contra ti; pero Señor me siento mal, con remordimiento o cargo de conciencia y sentimiento de culpa, todas ellas acumuladas, pero ayúdame Señor a no volver a cometerlo Señor, y confieso mis transgresiones y sé que eres fiel y justo, no solo para perdonarme sino; para limpiarme de toda maldad, por tu preciosa sangre en tu nombre; amén.

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