Creciendo a una etapa madura

1 Corintios 13:11

Introducción:

Que hermoso es cuando dejas de ser niño u adolescente, y pasa a ser un hombre que ya toma sus propias decisiones.

El apóstol a los hebreos, les dice:

Hebreos 5:12 – Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche, y no de alimento sólido.

Hebreos 5:14 – pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal.

¿Cómo sé si yo estoy en una etapa madura?

Salvación, Bautismo, llenos del Espíritu Santo, y dar frutos.

• Nosotros somos su viña.
• Lucas 13:6
• Dios es el dueño de la viña
• El Espíritu Santo es el viñador
• 3 años es tiempo de crecimiento
• 1 año es tiempo de misericordia

Veamos otro cuadro de este mismo tema: Juan 15:1-7

Hay 3 niveles de frutos:

a) fruto

b) más fruto

c) mucho fruto.

1. Llevar fruto para no ser quitado o cortado de la sabia.

a) Frutos de arrepentimiento y misericordia

2 Samuel 22:26 Con el misericordioso te mostrarás misericordioso,  Y recto para con el hombre íntegro.

Lucas 6:36 – Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso.

2. Dejar que la palabra nos limpie y llevaremos más fruto

a) Cuando llevamos a más gente a los pies de Él

3. Cuando tenemos una relación y una intimidad yo en Él y Él conmigo llevaré mucho fruto

a) Esto pasa cuando ya no es necesario orar por alguna necesidad, tu ya sabes lo que piensa Dios

¿Cuales son las evidencias de que estas madurando?

Gálatas 5:22-26 – Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, 23 mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. 24 Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. 25 Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu. 26 No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros.

Conclusión:

Dios quiere que nosotros seamos esos árboles frutales que dan su fruto a su tiempo y su hoja no cae. Pero Él dice: “…sin mi nada podéis hacer.”