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Árbol Bueno, Árbol Malo

Bosquejos Bíblicos

Tema: ¿Serás un árbol bueno o un árbol malo?

Bosquejos Bíblicos Texto Bíblico: Mateo 7:15-20

INTRODUCCIÓN

El Señor está hablando principalmente de los falsos profetas (ver vers. 15). Ellos parecen ser ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. (2 Corintios 11:14-15). Parecen ser verdaderos, parecen practicar la justicia, parecen ser de la luz, de la verdad. Sin embargo, son impostores en la iglesia. A pesar de que, por fuera, dan la impresión de ser correctos,

PUNTOS DE APLICACIÓN

1. Se conoce un árbol por su fruto. Es obvio que el Señor está usando lenguaje simbólico.

a. Discernir entre cristianos verdaderos y falsos.

Cada persona que profesa ser creyente es un árbol en el sentido de que habla las Escrituras. Y cada creyente profesante da algún tipo de fruto, ya sea bueno o malo. El Señor está hablando de nuestras obras. Podemos determinar quién es un cristiano genuino y quién es uno falso, al examinar el fruto del creyente contra la Palabra de Dios

Noten que un árbol no es conocido por la plenitud de sus hojas, sino por sus frutos. Un árbol puede parecer sano por fuera, lleno de ramas gruesas y muchas hojas coloradas, y sin embargo dar malos frutos, mostrando que es un árbol malo a pesar de su apariencia. El hecho que diga que sea un cristiano que ama a Jesús no cambiará la realidad de que es un árbol malo y un creyente falso.

b. El fruto es la evidencia.

Debemos recordar que el Señor mismo dijo esto en unos cuantos versículos después de nuestro texto, en Mateo 7:21-23. “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos…”

Dice que ama a Jesús, eso no lo salvará. Tiene una fe imitada; no es la verdadera, aquella fe que justifica al pueblo de Dios, e inevitablemente resulta en un estilo de vida de santidad y justicia habitual (Romanos 6:16-19).

2. El árbol produce el fruto; el fruto no produce el árbol. 

a. El fruto no determina qué clase de árbol un cierto árbol será.

Más bien, el fruto sirve para identificar el tipo de árbol que es a las personas de afuera. El pecador necesita reconocer que no es un pecador porque peca; él peca porque es un pecador. El problema verdadero no son las manifestaciones del pecado en su vida. 

El problema verdadero es su corazón malo y perverso, de donde salen todos estos pecados (Marcos 7:20-23). No aprovechará mucho usar el hacha para cortar solo los frutos. Necesita ser puesta a la raíz del árbol.

b. El pecador necesita confesar ante Dios

El pecador necesita confesar ante Dios que está totalmente perdido y necesita dejar que Dios haga una obra profunda en su corazón, permitiendo que el Espíritu Santo destruya el dominio del pecado en su mismo trono donde reina: el corazón.

Cuando el corazón haya sido purificado por fe (Hechos 15:9) a través del Evangelio por un poder real y sobrenatural obrando en él, el amor para los deleites pecaminosos será dominado y remplazado con un amor para las cosas santas.

El viejo árbol del amor al pecado necesita ser cortado, y el poder sobrenatural del Creador necesita crear un nuevo árbol, un nuevo corazón que ama y desea todo lo que es santo y puro. Entonces, y solo entonces, dejará el fruto corrupto de manifestarse exteriormente.

  • viene la salvación solo por gracia (Efesios 2:8-9) y
  • después vienen los frutos buenos y esenciales de obras que glorifican a Dios y demuestran que la gracia realmente ha salvado (Efesios 2:10).

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