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Católicos y Evangélicos Unidos

Estudios Biblicos – Predicas Cristianas

PRIMERA PARTE

Contenido

I. El casamiento de la Iglesia con el Estado.
II. Los Mártires de la Edad Media.
III. El Acuerdo firmado entre Católicos y Evangélicos.
IV. Alcance y naturaleza de tal Engaño. ¿Qué es lo que ha conducido a esos líderes evangélicos a cometer semejante error?
V. Los devastadores resultados de tal acuerdo.
VI. Unidad…pero, ¿A qué precio?

“No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?” (2 Corintios 6:14).

Introducción

Hay un refrán que dice: “Si no puedes con tu enemigo, únetele”. Personalmente creo que este refrán se puede aplicar muy bien a la estrategia que Satanás ha usado cuando le han fallado muchas otras tácticas. La persecución y martirio de los cristianos no le han dado muy buenos resultados. En el tiempo de los emperadores romanos, entre más perseguían y asesinaban a los cristianos, más aumentaba su número. La sangre de los mártires regaba la preciosa semilla del evangelio y como resultado de ello, miles se entregaban a Jesucristo al contemplar cómo esos despreciables cristianos oraban por aquellos que los enviaban a la muerte. Esa táctica no le estaba dando los resultados que Satanás esperaba sino todo lo contrario: entre más asesinaban a los cristianos, más personas se convertían al evangelio.

Algo había que hacer para detener esa ola de conversiones. La persecución y martirio no estaban dando los resultados deseados. Fue en esas circunstancias que Satanás encontró una mejor idea para neutralizar y paralizar a la amenaza más grande que tenía sobre esta tierra. Su idea genial fue personalizada y llevada a cabo por un hombre llamado Constantino. Ese emperador fue uno de los instrumentos que Satanás utilizó para dar a luz a un sistema político-religioso que dominaría al mundo y que enviaría a millones de personas hacia una eternidad sin Jesucristo. Tal sistema le ha dado más resultados favorables que las encarnizadas persecuciones en contra de los indefensos cristianos. Adjudicándose el título de Pontifex Maximus, Constantino amalgamó al cristianismo con el paganismo romano dando como resultado de esa unión, lo que hoy se conoce como el Catolicismo Romano.

I. El casamiento de la Iglesia con el Estado

De repente, aquellos cristianos perseguidos y maltratados, comenzaron a gozar de derechos y a obtener beneficios del estado. Esto dio como resultado un cristianismo apóstata cuyo objetivo no era ya más alcanzar a las almas perdidas con el evangelio de salvación, sino más bien, gozar de las oportunidades que el Estado brindaba, aunque ello significara un casamiento con el paganismo y un abandono de la verdad pura.

Dave Hunt nos comenta lo siguiente en su libro “When will Jesus Come?”:

“La constante apostasía empeoraba tomando hasta esos momentos dimensiones no imaginadas con la ascensión al poder de un nuevo emperador en el año 313 d.C. Su nombre era Constantino, un brillante general y estratega militar….Constantino tuvo que enfrentarse con el hecho de que casi tres siglos de persecución a los cristianos no habían acabado con esa extraña secta. Por el contrario, había crecido tanto hasta casi influenciar a uno de cada diez ciudadanos del imperio quienes formaban parte de ese grupo despreciable….Esos “seguidores del Camino” como se les llamaba en aquellos días, oraban por los emperadores romanos, por los magistrados y aún por los soldados quienes eran los encargados de perseguirlos y matarlos….Los cristianos eran concienzudos y buenos trabajadores. No se emborrachaban ni se rebelaban en contra del gobierno. Entonces, ¿Por qué no darles los derechos que los demás ciudadanos tenían?….Para promover tal estrategia, el mismo emperador decía haberse con! vertido al cristianismo, aunque seguía desempeñando el papel de Pontifex Maximus (Máximo Pontífice), cuya labor era el de ser la cabeza del sacerdocio pagano y presidir las ceremonias de las fiestas paganas….En el nuevo orden bajo Constantino, ser cristiano significaba obtener muchos beneficios….la corrupción alcanzó rápidamente la cúspide dentro de la iglesia.

Los trabajos mejores pagados ofrecidos por el imperio y con el más alto prestigio e influencia, se encontraban en el liderazgo de la iglesia….Eso atraía a hombres cuyas ambiciones no eran el obtener una recompensa en el mundo venidero, sino más bien en este mundo. Muchos de los que ascendieron al poder dentro de la jerarquía eclesiástica, eran maestros políticos quienes sabían muy bien cómo utilizar la terminología cristiana, pero que no conocían a Jesucristo. El paganismo de Roma “fue transmitido tal como lo es la sangre materna dentro de la nueva religión y la Roma cautiva cautivó a sus conquistadores. Mientras que el cristianismo convirtió al mundo, el mundo convirtió al cristianismo”….Tal fue el nacimiento del catolicismo romano, el cual dominaría la escena mundial desde ese momento en adelante” (Dave Hunt, When Will Jesus Come? Págs. 70-72, énfasis agregado)

Satanás supo utilizar muy bien la estrategia de la que nos habla el refrán: “Si no puedes con tu enemigo, únetele”. El emperador Constantino fue un elemento clave en esa estrategia sutil y diabólica. Su estrategia militar fue sustituida por una estrategia religiosa, dando lugar a una nueva era de diálogo y ecumenismo.

“Adorado como Dios, el emperador era el líder de la religión oficial del imperio. Ahora que el cristianismo era aceptado junto con el paganismo, Constantino asumió el liderazgo de la iglesia cristiana. Al hacerlo, se adjudicó el título de “Vicario de Cristo”. Creyendo ser el más grande amigo y benefactor de la iglesia y tal vez haciéndolo sinceramente, Constantino se convirtió en el destructor de la misma” (op.cit, pag. 71).

Los años transcurrían y cada día la corrupción aumentaba dentro de la iglesia. Las voces que exponían la falsedad y corrupción de la jerarquía eclesiástica no eran escuchadas y en algunas ocasiones, silenciadas. Aún el mismo Agustín quien es venerado como un santo patrono por la iglesia católica decía que los que estaban dentro de la iglesia “eran unos borrachos, avaros, burladores, jugadores de apuestas, adúlteros, fornicarios, gente que usa amuletos, asiduos clientes de hechiceros y astrólogos….la misma chusma que llena las iglesias en los festivales cristianos, es la misma que llena los teatros en las festividades paganas” (op.cit. Pág. 71).

¡Tal era la bancarrota espiritual de aquellos días!

Aunque los cristianos apóstatas gozaban de los privilegios del Estado, los verdaderos cristianos quienes rehusaban aceptar la filosofía ecuménica de Constantino y rechazaban la mezcla de paganismo con cristianismo, eran objeto de persecución y martirio. Para ellos, Constantino era un anticristo quien usurpaba el lugar de Jesucristo. Aunque eran considerados una minoría por la iglesia oficial, esos cristianos no comprometían la verdad y aunque se reunían en los montes y en las cuevas, tenían puesta su mirada en la ciudad celestial cuyo constructor y arquitecto es Dios (Hebreos 11:10).

Una vez más, Dave Hunt nos habla de esto:

“La iglesia quien debía ser la novia de Jesucristo y quien debía esperar el regreso de su novio con entusiasmo para llevarla consigo al cielo, se cansó de esperarlo y mejor se casó con el mundo. Ahora ocupada en construir un reino terrenal sobre el cual ella pudiera reinar en una unión de adulterio espiritual con reyes y emperadores, la iglesia perdió su esperanza puesta en el cielo y comenzó a mirarse a sí misma como el reemplazo de Israel, el pueblo terrenal de Dios….En desobediencia a su Señor, la iglesia se convirtió en la institución más rica sobre la tierra, jactándose de sus tesoros terrenales. La mayor parte de esas riquezas fueron adquiridas a través de la venta de la salvación. Cada pecado tenía su precio para el “perdón”. Entre más grandes y más numerosos los pecados, más y más rica la iglesia de Roma se volvía. Cruces y altares que supuestamente representaban el sacrificio de Cristo fueron cubiertos de oro. Los Papas, obispos y cardenales quienes alegaban ser l! os sucesores de los descalzos discípulos, vivían estilos de vida que avergonzaban aún a los mismos reyes seculares. La perversión de la iglesia que comenzó con Constantino, continuó empeorando a través de los siglos trayendo como resultado lo que hoy conocemos como catolicismo romano.

Durante la Edad Media y por varios siglos más, el catolicismo romano fue tenido por los gobiernos seculares como la única y verdadera iglesia cristiana….los emperadores temblaban ante la amenaza de excomunión por el Papa, pues solo los herejes no creían que fuera de tal iglesia no había salvación. El ser excomulgado significaba la condenación eterna y sin esperanza –y esa amenaza dio a la iglesia casi un poder absoluto….El dominio de Roma no fue ya más a través del poderío militar, pues las legiones romanas dejaron de existir. Su poder para gobernar al mundo fue ejercido por una jerarquía religiosa la cual afirmaba haber heredado las llaves del reino dadas por nuestro Señor al apóstol Pedro. Por siglos, el catolicismo romano fue como la mano en el guante de las autoridades seculares, quienes aún ejecutaban a aquellos a quienes ella decía que eran herejes….Hasta hoy día, los Papas orgullosamente ostentan los tres títulos religiosos de Constantino: Máximo Pontífice, Vicario de Cristo y Obispo de obispos” (op.cit. Pág.73 énfasis agregado).

II. Los Mártires de la Edad Media

Por siglos el mundo entero estuvo sumergido en densas tinieblas espirituales bajo el dominio político de la iglesia católica quien reclamaba ser la única y verdadera iglesia. Desde el casamiento de la iglesia con el Estado bajo el liderazgo de Constantino, Dios ha levantado hombres que han sido fieles a su Palabra aún en medio de la más profunda apostasía. Hombres como John Huss, Girolamo Savonarola, Martin Lutero, John Bunyan, John Wesley, John Wycliffe, Ulrich Zwinglio y muchos otros fueron usados por Dios para sostener en alto la verdad del evangelio y dejar a un lado los sofismas y tradiciones de Roma. Es cierto que algunos de ellos no pudieron sacudirse completamente el polvo de algunas de las enseñanzas antibiblicas de Roma, sin embargo, todos y cada uno de ellos defendieron la verdad de la Palabra de Dios con el poco o mucho entendimiento que poseían de ella.

Muchos de ellos fueron sentenciados a morir en la hoguera por atreverse a desafiar la autoridad del Papa. Un despertar espiritual se encontraba invadiendo los países de Europa como un reguero de pólvora. Un país tras otro eran conmovidos por las predicaciones evangelísticas de hombres como John Bunyan y John Wesley entre otros, cuyo amor por Jesucristo los impulsaba a rescatar las almas perdidas con el evangelio de salvación.

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