En el metro de la ciudad de México hay muchos vendedores ambulantes que entran en los vagones a ofrecer sus productos, principalmente discos (cds) de música de diverso género para lo cual usan estridentes bocinas a fin de que se escuche en todo el vagón del tren la música que venden.
Un día en que me transportaba en el metro, estaba escuchando con mis audífonos, música de adoración de Juan Luis Guerra, el canto hablaba del poder de Dios, de pronto entró en el vagón un vendedor de discos con música tropical de moda a todo volumen, yo cerré los ojos y me concentré en el canto de adoración que escuchaba y pude conservar mi momento con Dios a pesar de la fuerte música exterior.
De igual manera debemos concentrarnos y esforzarnos por escuchar la voz de Dios en medio del ruido que el mundo hace (sean tentaciones, enfermedades, problemas, etc.)
“…Ahora, pues, hijos, oídme, Y bienaventurados los que guardan mis caminos. Atended el consejo, y sed sabios, Y no lo menospreciéis. Bienaventurado el hombre que me escucha, Velando a mis puertas cada día, Aguardando a los postes de mis puertas. Porque el que me halle, hallará la vida, Y alcanzará el favor de Jehová…” Proverbios 8:32-35
