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¿ Dónde está puesta tu confianza?

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Hoy en día estamos siendo bombardeados por problemas de distinta índole, nuestra vida a veces se convierte en un caos porque no tenemos un centro que soporte nuestra carga, no tenemos puestos los ojos en las cosas de arriba, en Cristo (Hebreos 12), basta con que nuestra vida esté fundada en nuestras propias convicciones y experiencias para que nuestro ser sea lapidado por el huracán de los problemas.

El Señor puso la necesidad en nuestras vidas como un recordatorio que no somos ” súper humanos” que siempre vamos a necesitar de Él, que somos vulnerables en el mundo sin Él, y que Él, es la causalidad de todas las cosas.

Obviamente hay muchos que pecan de obstinados y creen no necesitar de un “Dios invisible” para manejar de su vida, endureciendo su corazón y desligándose completamente a la puerta de las soluciones infinitas, muchos terminan en un lío aún mayor, inclusive cuando ya no hay vuelta atrás el suicidio es el fin de la problemática.

En Mateo 6:34 dice, “…Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal….”

¿Qué es el afán?, ¿Que entiende usted por afán?. Si nos vamos a un diccionario leeremos que es un deseo intenso que mueve a algo, ¿En este momento cuál es su afán?, ¿Ganar más dinero?, ¿ Conseguir el empleo soñado?, ¿Conseguir a como dé lugar esa persona que tanto desea?, podemos seguir enumerando, pero  como dice el texto bíblico citado, los afanes del hombre son permanentes, no hay día en el que no haya alguna preocupación.

Ahora bien, si nos preguntamos dónde encaja Dios en nuestro plan de vida haremos una larga introspección en donde ha actuado el Señor y en qué lo ha dejado actuar usted, quizá usted en esta hora esté diciendo ” yo no he visto que Dios haya respondido mi oración” a lo mejor el Señor no quiere responderme y tendré que ir yo a solucionar eso, algo hay que hacer porque mis problemas son ahora y necesito una respuesta oportuna.

Muchos encuentran que generar la acción por sí mismo es ayudar a Dios, PERO CUIDADO!, no haga lo que el Señor no le ha mandado, considere estas cinco consecuencias:

Pedimos y no llega: Bien sabemos que si oramos a Dios y le pedimos a través de Cristo se hará (1 Juan 5:14), pero ojo, “…conforme a su voluntad…” Muchos caen en el error de pedir cosas que por obviedad el Señor no concederá y al no hacerlo van tras la búsqueda de aquello, (tenga en cuenta que el Señor es omnisciente, jamás le dará algo que le perjudique su cuerpo, mente o espíritu, si no llega entienda que es por su bien). El afán de insistir del ser humano es innato, sin saber las consecuencias que puede traer.  Consecuencia: Desobediencia.

Abrimos la puerta al viejo hombre: El periodo de transformación del creyente está separado por una línea muy fina entre el antes y el después y consideramos que una de las herramientas más destacadas del cristiano es la fe. Si andamos por fe y no por vista descansaremos en que al momento de decir “Amén” a nuestra oración hemos puesto la confianza en que el Señor de algún modo nos va a responder.

Si por el contrario ora y persiste en buscar la solución por usted mismo jamás le dará el sentido cristiano que Dios quiere para sí, no dejará actuar al Señor, ni menos  le dará la oportunidad de glorificarse en su vida. Consecuencia: doble ánimo

Culpando al inocente: Renegará contra Dios. Muchos cristianos hoy en día dicen que su vida es así porque “el Señor lo ha permitido”. Sea sincero, usted está en esa condición por Dios o por culpa de su pecado? Dudo realmente que Dios quiera lo peor para sus hijos, el Señor prueba pero con propósito, su actuar no es aislado ni deja vacíos en nuestras vidas, no interrumpe, no atrasa ni menos congelada su plan para con nosotros. Consecuencia: Necedad espiritual.

Titubeo de nuestra fe: Si ya he orado. ¿Por qué no he recibido?, Cuánto más tiene que pasar para que Dios me escuche?, Dios se complace con mi sufrimiento, yo no le intereso, éstas y otras frases más hemos escuchado por hermanos, familiares y hasta incluso nosotros mismos, ¿Se da cuenta al leerlas el arma de doble filo que está manejando? Dios es sabio y muchas veces se queda en silencio para captar nuestra atención de que algo no anda bien o no es el tiempo.

Muchos piden sin orar, sin leer la biblia, ayunar, asistir a la iglesia, etc., se olvidan de lo fundamental que pide el Señor: LA OBEDIENCIA. Dios no puede bendecir a un hijo que esté fuera de sus caminos, la desobediencia no podría ser bendecida ya que sería contraproducente a las escrituras. Si usted tiene lo que posee es por misericordia pero nada que se haya ganado.

Primeramente porque las bendiciones nadie se las gana, son a consecuencia de la gracia de Cristo por otro lado nuestro comportamiento cristiano no debe girar en torno al “acceso de bendiciones”, es nuestro deber buscar la santidad y glorificar al Dios vivo, así que olvídese de decirle a Dios “porque me he portado bien merezco esto”. No caiga en el error de apurar al Señor, si usted ora confíe en que todo se hará en los tiempos de Dios y no en los suyos, lea Eclesiastés capítulo 3. Consecuencia: Sin fe es imposible agradar a Dios

Buscando donde no conviene: Bien, ya hemos repasado los cuatro puntos anteriores y pienso que nos despejó muchas dudas. Ahora bien, ¿en su espera por la respuesta dónde acude? Generalmente la ansiedad es inevitable en el cristiano, pero ¿en qué se afirma para derrumbar los miedos, dudas e incertidumbre?

Cuidado donde pone su mente, sus oídos, sus ojos y pasos. Cuídese de los malos consejos que no son exhortados  por la palabra, por familiares u amigos inconversos, no peque buscando la respuesta donde no debe, muchos cristianos entran en la desesperación de conseguir la salida expedita, caen en el error de consultar el tarot, creer en el horóscopo y cuanta alternativa se aparezca por delante, creyendo erróneamente en señales que son enviadas por Dios.

No pierda el enfoque, no vaya a la iglesia por buscar palabra de “profeta”, vaya a glorificar al Señor y despreocúpese, su vida está en las mejores manos, Dios actuará en el tiempo necesario, aférrese y lea la palabra, ahí están las promesas del Señor y no habrá ninguna a la cual no haya atendido. Consecuencia: No se busca primeramente el reino de Dios.

Para la honra y gloria de Dios…

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