Mensajes Cristianos
Hoy escuché al Pastor Paúl Washer acerca de la verdadera conversión a Cristo, y él hablaba del continuo arrepentimiento que debemos tener los que hemos sido salvos. – Yo creo firmemente en eso.
Hace ya algún tiempo el Señor me reveló el verdadero significado del lavado de los pies en Juan, capítulo 13.- Allí Jesús lava los pies a sus discípulos y les dijo: “...Lo que yo hago, tu no lo comprendes ahora; más lo entenderás después…” (Vers. 7).
Ese después, es ahora. Una vez salvos, Él nos santifica día a día y nos lava los pies que diariamente se nos ensucian en nuestro caminar acá en la tierra.
Dejemos que Él nos lave los pies todos los días de nuestra vida, porque si no se lo permitimos no tendremos parte con Él (Vers. 8).
Él dice a sus redimidos que necesitamos solo el lavado de los pies , porque el resto de nuestro cuerpo ya ha sido limpiado por su Palabra y por supuesto, por su preciosa sangre (Vers. 10).
Cada vez que intento tener intimidad con Dios a diario, me acerco como pecador en busca de perdón (para que Él me lave los pies), y no es que tenga actividades pecaminosas a conciencia, sino que el que escudriña los corazones (el Espíritu Santo), nos tiene que revelar en qué hemos fallado en el día, a fin de arrepentirnos y poder permanecer en su gracia. Yo no pretendo alcanzar alturas en mi oración si no empiezo por allí.
Le pido al Señor que a través de su Espíritu Santo examine mi corazón y vea si en mi hay camino de perversidad y me guíe por el camino recto. Y Él siempre lo hace.
Yo no soy perfecto, y sé que mi carne está vendida al pecado y que debo morir día a día a los deseos de ella, para poder darle lugar a que el Espíritu Santo no solo venga a mí, sino que permanezca en mí.
Es el testimonio del Espíritu Santo en nuestro espíritu el que nos da la seguridad de que somos salvos cada día y cada minuto de nuestra existencia en esta tierra.
No podemos pretender que el Espíritu Santo obre a través de nosotros si primero no obra en nosotros.
