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Predicas Cristianas Predica de Hoy: La vieja naturaleza

Predicas Cristianas Lectura Bíblica de Hoy: “…Pero el Hombre Natural” no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para el son locuras, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente… En cambio el hombre espiritual juzga todas las cosas….” 1 Corintios 2:14-15

Introducción

Aquí la palabra identifica dos tipos de hombres: Hombre Natural – Hombre Espiritual. Después de que somos salvos, poseemos dos naturalezas. Ahora hay una lucha entre las dos naturalezas.

Gálatas 5:17 “Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.“

I. La naturaleza pecaminosa del Hombre Natural

Puedes pintar el pozo, pero el agua que sube seguirá contaminada. Puedes instalarle una cubeta nueva con cuerdas nuevas, pero el agua que sube seguirá siendo SUCIA. El problema está en la fuente. La vieja naturaleza pecaminosa del hombre es una corriente contaminada “Sepulcros Blanqueados, llenos de huesos muertos”.

Salvo de la Pena del Pecado – Justificación sucede en el momento de ser salvo (ESPIRITU VIVIFICADO).
Salvo del Poder del Pecado – Santificación sucede durante la vida cristiana (a medida que me rindo a Dios y ando en el Espíritu).
Salvo de la Presencia del Pecado – Glorificación sucederá en el futuro (CUERPOS GLORIFICADOS).

II. La redención y la transformación en el Hombre Espiritual

¿Qué es el “viejo hombre” Hombre Natural “Engañoso es su corazón y perverso” Jeremías 17:9.
Marcos 7:21-22 “Porque de dentro del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez”.
Romanos 6:6 sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado.
Efesios 4:22 En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos.
Colosenses 3:9 No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos.

III. La redención y la transformación en el Hombre Espiritual

El viejo hombre vino por nacimiento natural.
El viejo hombre se refiere a todo lo que soy y todo lo que tengo en Adán.
El viejo hombre es mi vieja vida en Adán; tiene que ver con el HOMBRE CAÍDO.
El hombre viejo es el viejo yo.
El viejo hombre está “VICIADO conforme a los deseos engañosos”; es vil, mentiroso, tiene un temperamento desagradable, es un infame ladrón, tiene una boca corrupta de la cual sale basura, se caracteriza por amargura, ira, enojo, gritería, maledicencia y un espíritu rencoroso.

“Que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios… Que el que no naciere del agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios… Lo que es nacido de carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es…” Juan 3:3-6

IV. La naturaleza renovada del Hombre Espiritual

¿Qué es el “nuevo hombre”? Hombre espiritual.

Colosenses 3:10: y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno.
Efesios 4:24: y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.

El nuevo hombre vino por el nuevo nacimiento.
El nuevo hombre es mi nueva vida en Cristo.
El nuevo hombre se refiere a todo lo que soy y a todo lo que tengo en Cristo.
Lo primero se refiere a la VIDA PROPIA; lo otro a la VIDA DE CRISTO.
Tiene que ver con el HOMBRE REDIMIDO o REGENERADO.
El nuevo hombre es el nuevo yo, la nueva criatura en Cristo.
El nuevo hombre es creado “según Dios, habla verdad, se enoja de manera y por motivos rectos, trabaja duro y sabe dar, habla lo que es bueno y edifica, se caracteriza por amabilidad, compasión y un espíritu perdonador.
El nuevo hombre es un reflejo de Dios, de Aquél que lo creó.
“Fue crucificado” ¡Está hecho! ¡Está consumado! Eso fue realizado hace 2000 años.
¡No es algo que tú haces, es algo que Dios ya ha hecho! No es un mandamiento que haya que obedecer; es un hecho que hay que creer.
Tú no necesitas tratar con el viejo hombre. ¡Ya fue tratado en la cruz! ¡Los que tratan de conquistar al viejo hombre, nunca podrán ganar!

V. Conduciendo la guerra entre las dos naturalezas

Los frutos de esa vida del Espíritu son: Amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y dominio propio. Gálatas 5:22,23.

¿Cómo conducir la guerra entre las dos naturalezas?

No podemos olvidar que no podremos deshacernos de este cuerpo hasta que ese cuerpo muera.
No debemos alimentar la carne (Romanos 13:14)
Debemos alimentar “La Nueva Criatura”. La nueva criatura y naturaleza son como un niño recién nacido, que hay que darle su leche. La leche de la palabra de Dios. 1 Pedro 2:2. Debe ser alimentada regularmente.

De tal manera que adquiera fuerzas rápidas para poder contender contra aquella vieja naturaleza que está viva en su carne, es decir en su cuerpo.

No podemos alimentar las dos naturalezas al mismo tiempo. Es imposible e incompatible. Por ejemplo: usted no puede o debe estudiar la palabra y al mismo tiempo gastar tiempo oyendo todo tipo de música que son píldoras vitaminadas para la carne. Lo que alimenta a una naturaleza, debilita a la otra al mismo tiempo.

Otro ejemplo: Música mundana, bailes, películas carnales, novelas, todos debilitan la Nueva Naturaleza.

La oración, el asistir a la iglesia, leer la Biblia y lecturas edificantes, música espiritual, evangelizar, no hablar palabras corrompidas, meditar en la palabra y en el espíritu, todas estas cosas debilitan la vieja naturaleza efectivamente.

Debemos andar en el Espíritu. Gálatas 5:16 dice: “Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne…”

Conclusión:

En la lucha entre la vieja y la nueva naturaleza, es importante reconocer la dualidad del Hombre Natural y el Hombre Espiritual. La vieja naturaleza pecaminosa, representada por el viejo hombre, es una corriente contaminada que solo puede ser redimida a través del nuevo nacimiento en Cristo.

Al alimentar la nueva criatura y caminar en el Espíritu, podemos fortalecer nuestra nueva naturaleza y vencer la batalla interna. Es fundamental no alimentar la carne, sino nutrirnos de la Palabra de Dios y de actividades espirituales que fortalezcan nuestra relación con Él. Al hacerlo, experimentaremos los frutos del Espíritu y la transformación en nuestra vida cristiana.

La vieja naturaleza