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¿Cómo se salvarán?

Romanos 10:11-15

Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado. Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan; porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo. ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!

INTRODUCCIÓN

Todos a menudo pensamos que bendición sería si Dios pusiese a alguien en el camino de los seres que amamos para que les predicase el evangelio de gracia. Pablo nos dice en este pasaje que Dios es rico para con los que le invocan. Nosotros quisiéramos que nuestra familia y amigos gozaran también de estas riquezas en Cristo.

El apóstol Pablo con su agudeza espiritual nos va llevando de una verdad general a una necesidad particular y empieza enunciando la siguiente frase:

1. Todo el que invocare el Nombre del Señor será salvo.

¿Quieres que tus amigos y familiares sean salvos como los de Cornelio? Es fácil hazlos que invoquen el nombre del Señor.

Pero luego el apóstol continúa su reflexión

2. ¿Cómo invocaran aquel en el cual no han creído?

El apóstol va acercándose gradualmente a un dilema que siempre ha afectado al pueblo de Dios.

3. ¿Y cómo creerán si no han oído de él?

¿Cómo creer en Jesús si jamás hemos oído de él?

Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.   Romanos 10:17

Es cierto que muchos han oído de Jesús, pero no es lo mismo que creer. Esperamos que la gente oiga para que se salve, porque por medio del evangelio la gente puede conocer a Jesús. Cuando el apóstol dice oír de jesús se refiere a oír de su amor, misericordia y sacrificio por tí.

Aquí Pablo llega a un punto neurálgico en la difusión de las buenas nuevas de salvación.

4. ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?

Jesús mismo nos dio ejemplo recorriendo las aldeas y pueblitos más recónditos para anunciar las buenas nuevas de salvación.

Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies. Mateo 9:35-38

¿Quieres que tu esposa, tus hijos, padres sean salvos?

¿Quieres que el Señor ponga gente que les predique a tus seres queridos en sus trabajos o lugares donde viven?

¿Por qué tú no empiezas primero predicándoles a los seres queridos de algunos otros?

5. ¿Y cómo predicarán sino fueren enviados?

El apóstol Pablo va conectando sus pensamientos, de manera que uno nos lleva necesariamente al otro. Como unas fichas de domino que una lleva a otra en una secuencia bien calculada.

Todo creyente tras haber sido purificado por el sacrificio de Jesús debiera exclamar como el profeta Isaías:

Entonces dije: ­Ay de mí! que soy muerto; que siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos. Y voló hacia mí uno de los serafines, teniendo en su mano un carbón encendido, tomado del altar con unas tenazas: Y tocando con él sobre mi boca, dijo: He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado. Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién nos irá? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame á mí.  Isaías 6:5-8 SRV

6. ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!

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