La prudencia

La verdadera libertad está en la capacidad de tener dominio sobre aquello que hago, sin que lo mismo me domine. En este sentido, el dominio propio me da libertad para decir no cuando me quieren imponer una cierta cadena al alcohol, al cigarrillo, y tantos tipos de autoeliminación que ha desarrollado la sociedad contemporánea.

Con esto que hemos venido diciendo se hace más que evidente la importancia que tiene el dominio propio para nuestras vidas. Jefferson Pérez, atleta ecuatoriano dijo lo siguiente en cierta ocasión cuando le preguntaron porqué marchaba: “Marcho porque cuando lo hago se que estoy vivo. Y veo las plantas, y escucho los pájaros, los ríos, siento el sol, el viento, el frío. Y al final cuando llego a la cima digo gracias Dios por permitirme conquistar al rival más fuerte que tú inventaste… ese rival soy yo, mis miedos, mis debilidades, mis angustias y mis alegrías”.

Sólo sabiendo dominarnos a nosotros mismos podremos llegar lejos y nadie podrá quitarnos el fruto de nuestro esfuerzo. Un cantante decía: Pelea esta guerra porque la calle esta llena de rendidos… Y continua en diciendo: La batalla está dentro de ti y eres tu propio enemigo es de valiente saber combatir, yo te lo digo… Las personas que han sabido salir adelante son aquellas que supieron dominarse a sí mismos, es decir que supieron vencer sobre el desánimo, sobre la pereza, sobre la ira, sobre el resentimiento, sobre el miedo de quedarse solos, de no ser comprendidos, sobre el miedo de la burla de los demás y sobre tantos otros enemigos que están dentro de nosotros.

Sobre Alex Aguinaga y Jéfferson Pérez, el primero futbolista y el segundo marchista, dice Santiago Roldós: Más importante que los campeonatos del Necaxa fueron los meses en que Aguinaga jugaba partido sí, partido no; más importante que la celebración en Helsinki son los días de reflexión que tuvo que tomarse (Jéfferson) cuando las cosas no salían como quería. Ambos son campeones también del pensamiento: en un país donde el ejercicio intelectual está vilipendiado, casi estigmatizado como algo inconveniente o digno de vagos, nuestros campeones más admirados han sustentado sus sucesos deportivos en una mente fuerte, dispuesta, ante todo, al cambio.

Así estos dos campeones del deporte ecuatoriano nos enseñan una gran lección y esta es que cualquier victoria empieza venciéndonos a nosotros mismos. Sin embargo, cómo hacer para vivir con Dominio propio. La respuesta la hallamos en la misma Palabra de Dios. En Hechos 24:25 dice: Al disertar Pablo sobre la justicia, el dominio propio y el juicio venidero, Félix tuvo miedo y le dijo: “¡Basta por ahora! Puedes retirarte. Cuando sea oportuno te mandaré llamar otra vez.” Y en 2 de Pedro 1:5-7 dice: Precisamente por eso, esfuércense por añadir a su fe, virtud; a su virtud, entendimiento; al entendimiento, dominio propio; al dominio propio, constancia; a la constancia, devoción a Dios; a la devoción a Dios, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor.

Ambos textos nos señalan que el dominio propio viene luego de la palabra de Justicia, es decir el evangelio. Sólo en la medida en que nos nutramos debidamente de la Palabra de Dios y la pongamos en práctica, podremos empezar a fortalecernos en el dominio propio. La razón por la cual muchos cristianos no tienen dominio propio es porque no leen la Palabra de Dios y si la leen no la ponen en práctica en sus vidas.

Podemos vivir una vida de esclavitud, si así lo queremos, pero Dios nos llamó a la libertad y esta se conquista a través del domino propio.

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