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La Unidad En Cristo – Parte II

Efesios 2.19-22. Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios, 20. edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, 21. en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; 22. en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu.

Introducción

Una vez definido el hecho de que en Cristo ya  no hay clases diferentes de personas, sino que todos somos uno en él, dado que a través de su sacrificio en la cruz del calvario logró derribar todas las barreras de separación entre los hombres y las que separaban a los hombres de Dios, su poderosa obra logro una reconciliación total y absoluta en la vida de los hombres que por fe responden a la verdad del evangelio, esto reconciliándose en un sentido horizontal hombres con hombres y en un sentido vertical hombres con Dios.

Sin Cristo, los hombres especialmente los gentiles estaban perdidos en sus delitos y pecados sin esperanza y sin Dios en el mundo, esa era nuestra condición y  es la condición de todo el que al día de hoy está sin Cristo, pero ahora los que estamos en Cristo hemos sido resucitados y sentados juntamente con el en lugares celestiales, esa es la verdad mas gloriosa que el alma humana puede recibir, estábamos caminando a hacia la destrucción eterna pero por la misericordia de  Dios y por la obra de Cristo, el Espíritu Santo obro en nuestras vidas cuando estábamos muertos y nos dio vida, que gloriosa realidad, estábamos muertos pero en Cristo hemos recibido vida y una esperanza de reinar eternamente con el y disfrutar de la herencia que nuestro padre celestial nos tiene preparada.

En el texto que estamos estudiando el apóstol usa tres ilustraciones para referirse a la iglesia que no es más que el grupo de personas que han sido reconciliadas entre sí y con Dios gracias al sacrificio de Cristo.

Esas tres ilustraciones muestran a los  redimidos como una nación en segundo lugar como una familia y en tercer lugar como un edificio o templo, estudiemos entonces separadamente las implicaciones de cada ilustración apegándonos al contexto de la carta a los efesios.

I.          La iglesia como nación

En Cristo ese horrible cuadro de perdición  y destrucción ha sido cambiado por un bello  y hermoso paisaje ya no somos extranjeros sino conciudadanos es decir que esas leyes y beneficios que antes no nos acobijaban ahora lo hacen y esto es real para todo aquel que está en Cristo.

Dada la obstinación del pueblo de Israel esa teocracia de la que ellos gozaban de una manera exclusiva fue quitada de ellos y traspasadas a un Israel espiritual que es la iglesia dijo Jesús a los fariseo  Mat 21:43. Por tanto os digo, que el reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a gente que produzca los frutos de él. Los israelitas no pudieron entender el plan de Dios para con ellos y se envanecieron en un orgullo tonto que les llevo a un estado decadente, en ese escenario hizo entrada nuestro señor Jesús para establecer un nuevo Israel no conformado no solo por israelitas de nacimiento sino aun aquellos que naturalmente no lo eran a esa reconstituida nación  le llamo su cuerpo que es la iglesia.

Hablando de los que están en Cristo Pablo dice Fil 3:20. Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo. Nuestra nueva ciudadanía espiritual nos asegura todos los privilegios que tienen con nosotros el resto de los santos por eso usa el termino conciudadanos dado que como nación somos un grupo conformado por todos los que ha sido llamados.

Con nuestra nueva ciudadanía ganamos una nueva casa eterna no hecha por los hombres y el privilegio de participar de todos los bienes de los que participe nuestro señor Jesucristo dice en Jn 14:1-3 No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. 2. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. 3. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.

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