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Jesús lava los pies de Sus discípulos

Predicas Cristianas | Sermones Cristianos

Juan-13-1-20

Quiero meditar con ustedes sobre este pasaje a través del cual el Señor Jesús comparte una gran enseñanza a sus discípulos y ahora a nosotros su iglesia. A nosotros sus hijos, a quienes hemos creído en Él y le hemos recibido como nuestro único Salvador.

La Biblia nos relata que Jesús sabía que la hora de su muerte se acercaba, sabía que Judas se había dejado tentar por el diablo para entregarlo. Jesús estaba sentado con sus discípulos en la mesa cuando de repente se levantó, se quitó su manto, tomó una toalla y se la ciñó. Luego puso agua en un lebrillo y comenzó a lavar los pies de sus discípulos, y a enjuagarlos con su toalla.

Por supuesto que este hecho causó asombro en sus discípulos, seguramente muchos estaban preguntándose internamente con qué propósito Jesús estaba lavándoles sus pies.

Como bien sabemos por lo que leemos en la Biblia, Pedro siempre le externó a Jesús sus pensamientos, su sentir en todo momento, y esta ocasión no fue la excepción. Leemos que cuando Jesús llega a Pedro, él le pregunta ¿tú me lavas los pies? No me lavarás los pies jamás. Seguramente Pedro se sentía indigno, se sentía pequeño, y creía que era él quien debía lavar los pies de su Señor y Maestro, y no al revés. Sin embargo, Pedro terminó aceptando que Jesús lavara sus pies, pues Jesús le dijo dos cosas importantes:

1.     v.7 Lo que yo hago, tú no lo comprendes ahora; más lo entenderás después.

2.    v.8 Si no te lavaré, no tendrás parte conmigo.

Después Pedro con su singular ocurrencia, le contestó al Señor. No sólo mis pies sino también mi cabeza. Y Jesús con su sabiduría lo vuelve a dejar meditando con su respuesta. v. 10 El que está lavado, no necesita sino lavarse los pies, pues está todo limpio; y vosotros limpios estáis, aunque no todos.

Cuando Jesús terminó de lavar los pies de todos sus discípulos, volvió a la mesa y les preguntó: ¿Sabéis lo que he hecho?

Y es aquí donde el Señor les da la enseñanza que cualquiera que quiera ser su discípulo debe aprender y tener siempre presente.

Jesús a través de este acto les demostró una vez más lo que había dicho con palabras. Mateo 20:28 “como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos”

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