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El Extraño amor de una Madre

Predica Cristianas.. Estudios Biblicos

2 Samuel 21:1-14

INTRODUCCIÓN:

Un joven predicador se preparaba para traer su primer sermón. Sabiendo que era la primera vez que lo hacía, y queriendo impresionar a su congregación con una buena ilustración, se fue a un viejo pastor para que le ayudara con algo que le garantizara captar la atención de sus oyentes. El pastor le dijo: “Hijo, tengo una ilustración que la he usado por mucho tiempo y siempre funciona.

Cuando usted vaya al púlpito, haga la siguiente declaración, ‘los más grandes días de mi vida los he pasado en los brazos de la esposa de otro hombre. Luego, espere un momento y diga: ” ¡Mi mamá! ‘ “. Él continuó diciéndole: “Recuerda, no te olvides de hacer una pausa por un momento, y hagas lo que hagas, no te olvides de decir: ” ¡Mi mamá!’ “.

Finalmente llegó el domingo y el joven fue a predicar. Se paró en el púlpito con dos problemas; uno, tenía un miedo espantoso; y, dos, se la había olvidado decirle a su esposa la manera cómo iba a abrir su sermón. De esta manera el joven predicador se aclaró la garganta, y seguro que tenía una introducción sensacional, dijo: “Algunos de los mejores días de mi vida los he pasado en los brazos de la esposa de otro hombre”.

Esperó por un momento; y para su sorpresa, su esposa, que era una señora con un mal genio, se levantó de su asiento y se dirigió hacia el púlpito. Alarmado por el hecho de que su mujer estaba caminando hacia la plataforma, se olvidó de las dos palabras que tenía que decir después de la primera frase. Así que intentó otra vez de modo de poder recordar bien la ilustración. “Algunos de los mejores días de mi vida los he pasado en los brazos de la esposa de otro hombre”. Hizo una pausa, y preso del pánico, dijo: “Y en este momento no recuerdo quién era esa mujer”.

Bueno, confío que este día de la madre usted si podrá recordar los brazos de esa mujer donde ha pasado tantos días de su vida. Hoy vamos hablar de una mujer que no es tan popular como Sara, Raquel, Nohemí Rut, Ana, o María. ¿Ha oído hablar de Rizpa? Me temo que no. La historia de esa mujer la encontramos en el pasaje para hoy y lo que ella hizo es el más grande ejemplo de la Biblia de lo que significa una demostración de amor por sus hijos. Consideremos las grandes lecciones que nos proporciona.

I. EN ESTE EXTRAÑO AMOR DE UNA MADRE VEMOS POR QUÉ LOS HIJOS SON UNA PRIORIDAD

1. Una tela de cilicio en el peñasco v. 10.

No hay otra historia como esta del cual tengamos conocimiento. Lo que hizo Rizpa toca niveles imponderables. Su amor ha sido incondicional, como el amor de una auténtica madre. Sus hijos fueron seleccionados y matados como unos criminales porque eran parte de la descendencia del fallido rey Saúl, quien había tratado injustamente a los gabaonitas, pero eso no menguó el amor que tuvo por ellos.

Veamos todo el cuadro. Se nos dice que esta mujer era una concubina de Saúl de quien tuvo dos hijos. Ahora bien, una concubina no es como una esposa que no trajo una dote al matrimonio y por lo tanto no tendrá herencia como una esposa legítima.

Pero eso no hace ninguna diferencia, pues ella era madre de dos hijos. ¿Qué sucedió con ellos? Pues que formaron parte de los siete que los gabaonitas pidieron para ser ahorcados. Una vez hecho esto, Rizpa decidió permanecer al lado de sus hijos muertos, hasta que se les diera una sepultura decente. Además del dolor de la muerte de un hijo, el tener que cuidar sus cadáveres día y noche, no pudo ser una tarea agradable. ¿Pero acaso una madre mide los límites del amor por su hijo? El amor por un hijo es ilimitado.

2. Evitando la vergüenza v. 10c.

Hay en esta historia un hecho que no debe pasar por alto. Los gabaonitas no solo pidieron la muerte de estos dos hijos y cinco nietos del rey Saúl, sino que determinaron qué tipo de muerte deberían recibir. Por lo que ya sabemos, la Biblia dice: “Maldito todo aquel que es colgado en un madero” ((Dt. 21:22, 23).

Esta maldición la dijo Dios. Jesucristo fue colgado en un madero, por lo tanto su muerte revela el más alto grado de ignominia a la que llegó el Hijo de Dios y con ello nuestra salvación (Ga. 3:13). ¿En qué consistió la extraña actitud de aquella madre llamada Rizpa?

Que no quiso que sus hijos pasaran por la vergüenza de permanecer colgado en un madero, lo que constituía un escándalo social. Hay en esto una lección maravillosa. Una madre prefiere llevar consigo algún agravio con tal que sus hijos no pasen por la vergüenza social. Es verdad que a otros no les importa que algunos hijos pudieran ser una vergüenza para la sociedad, que hayan cometido delitos condenables, pero para una madre esto es otro asunto. Ellas se “las juegan” todo por el hijo de sus entrañas.

1 comentario en «El Extraño amor de una Madre»

  1. Lo que mas cuesta en la vida es ser madre y mas si lo has hecho sin ayuda del padre.
    Pero DIOS cuida a nuestros hijos!
    Gracias Jesucristo. Toda la Gloria y Honra sea para ti.

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