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Mientras llega el Arrebatamiento

Sermones Cristianos | Estudios Biblicos

2 Reyes 2:1-14

INTRODUCCIÓN:

La palabra “arrebatamiento” o “rapto” ha sido objeto de candentes discusiones teológicas. De hecho existe en la escatología (el estudio de las últimas cosas), las llamadas escuelas de interpretación de la segunda venida de Cristo. Pero independientemente de la “corriente” a la que nos arrimemos para conformar una postura sobre los eventos del porvenir, la Biblia nos habla de hombres que fueron trasladados al cielo sin ver muerte, o de un lugar a otro en la misma tierra por una intervención divina. En cada uno de esos casos se puede observar una especie de “rapto”.

Los que han contado estos acontecimientos bíblicos, hablan de por lo menos siete, incluyendo el final, cuando ocurra el levantamiento de la iglesia. Así tenemos que el primer arrebatamiento de la historia lo protagonizó el patriarca Enoc, quien fue llevado vivo a los cielos antes del diluvio (Gn. 5:24). El segundo fue Elías, de donde surge el tema de hoy (2 Re. 2:11). Estos fueron en el Antiguo Testamento. En el Nuevo Testamento nos encontramos que Jesús después que resucitó fue arrebatado al cielo en medio de una nube (Hch. 1:9).

Los otros casos los protagonizaron Felipe, el diácono (Hch. 8:39) y Pablo (2 Cor. 12:2-4). Todavía falta que ocurra el de la iglesia en breve (1 Tes. 4:17); y el séptimo arrebatamiento lo protagonizarán los dos Testigos: Moisés y Elías en la gran tribulación (Apc. 11:11, 12). Hoy hablaremos del “arrebatamiento” de Elías, enfocándonos en todo lo que este hombre hizo antes que el Señor se lo llevara al cielo.

Con esto llegamos al último mensaje de este extraordinario profeta. La palabra “torbellino” se constituye en la mejor forma para describir al profeta antes de ser alzado al cielo v. 1. Toda su vida fue como un torbellino desde el momento que apareció en escena. Nadie como él para ser testigo y protagonista de los milagros divinos. De modo, pues, que así como Elías vivió, así Dios decidió llevárselo al cielo. Ahora bien, ¿qué hizo Elías mientras llegaba el arrebatamiento? ¿Qué debemos hacer nosotros antes que llegue ese día? Veamos esto.

I. MIENTRAS LLEGA EL ARREBATAMIENTO DEBEMOS MIRAR ATENTAMENTE LOS TIEMPOS DE DIOS

1. Viene un evento precioso v. 1.

A Elías se le dio a conocer que no moriría. Que sería llevado al cielo sin pasar por ese doloroso proceso. Demás está decir lo que significa enfrentarse al “postrer enemigo” llamado la “muerte”. Hay enfermedades que devoran al cuerpo y los que protagonizan semejante tiempo antes de morir pasan por dolores insoportables y angustias interminables. El hecho, pues, de decirle a alguien que no va a morir debe ser una gran noticia. Elías tuvo que conocer la historia de Enoc quien fue el primer hombre que experimentó el arrebatamiento. De modo que saber que sería el segundo hombre para entrar al cielo sin experimentar la muerte, tuvo que llenar su corazón de un gozo desbordante. ¿Pero sabía usted que la Biblia nos dice que nosotros también podíamos experimentar el gozo de lo que vendrá? ¡Así es! La venida de Cristo plantea dos grandes eventos. Uno tiene que ver con la resurrección de los muertos y el otro con la transformación del cuerpo (1 Tes. 4:13-18). Este precioso acontecimiento podría suceder en cualquier momento (1 Cor 15:51-52). Ahora estamos en la misma posición que estuvo Elías. Podemos irnos al cielo sin ver la muerte. ¿No es esta la más grande noticia?

2. Hay una promesa muy cierta v. 3, 5, 7.

Cuando uno lee estos tres versículos inmediatamente descubre que muchos ya sabían del “arrebatamiento” que iba a ser objeto el profeta. Los hijos de los profetas sabían de ese evento (v. 3, 5, 7). Y por supuesto, Elías sabía que eso iba acontecer, pues ya Dios se lo había revelado v. 9. Nadie estuvo tan seguro de eso como el viejo profeta. ¡Qué privilegio vivió este santo varón! Pero Eliseo sabía de ese acontecimiento también (v. 2-6). Y si algo le molestaba era que se lo recordaran v. 5. Bueno, no era para menos, su padre espiritual le iba ser quitado. La presencia física de esa gigante de la fe ya no estaría con él. Por lo tanto, este evento no fue un secreto. Era algo del cual la gente había oído hablar y podría prepararse para eso. Lo mismo sucede con el regreso de Cristo. Este evento no está escondido de los hombres. Jesús habló de su segunda venida (Jn. 14:3). Hay muchos escritos en la Biblia, tanto en el Antiguo Testamento como el Nuevo, que hablan de la segunda venida. Así que no habrá ninguna excusa para nadie de modo que este le tome por sorpresa. Ya hace más de dos mil que se está anunciando su venida, y “Dios no retarda su promesa…” (2 Pe. 3:9, 14).

3. Solo Dios sabe cuándo será v. 9.

A pesar de que muchas personas ya sabían lo que iba a suceder, nadie sabía cuándo era el “arrebatamiento” de Elías. Dios le había notificado al profeta de lo que le iba a pasar, pero él mismo no sabía cuándo. Así que lo que Elías hizo fue vivir sus últimos días y horas a la espera de que aquel evento ocurriera. Lo último que hizo Elías fue quedarse parado como los apóstoles después que el Señor ascendió al cielo (Hch. 1:11). Mientras eso suceda hay que hacer algo. Lo mismo es cierto en relación con el regreso de Jesucristo por su pueblo. La Biblia enfáticamente nos dice que Jesucristo volverá. El Nuevo Testamento tiene unas 380 referencias a este tema, pero en ninguna parte se nos dice cuándo va a suceder (Mat. 24:36). Así que el asunto que más debe importarnos es que estemos preparados para cuando esto acontezca. Recordemos estas palabras aleccionadoras de la boca del mismo Señor Jesús: “ Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis” (Mat. 24:44). ¿Está usted preparado para cuando Cristo regrese?

II. MIENTRAS LLEGA EL ARREBATAMIENTO DEBEMOS SEGUIR CAMINANDO SIN DESMAYAR

1. Debemos caminar con propósito v. 6.

Aun cuando Elías anticipó su partida de este mundo, él siguió viviendo como siempre lo hizo. Siguió caminando en obediencia y humildad delante de su Señor. Observe su declaración: “El Señor me ha enviado…”, v 2, 4, 6. Si Elías hubiera sido como muchos de nosotros, se habría pasado sus últimos días en algún retiro, descansando hasta que todo sucediera. Pero este hombre estuvo activo en el servicio al Señor hasta el último momento de su vida en la tierra. Elías fue como un auténtico soldado que se mantuvo bajo las órdenes de su Comandante en Jefe haciendo lo que él le mandara. No podemos dejar de servir al Señor porque su venida se aproxima. El año pasado fuimos testigos de un hecho insólito sobre este particular. Un moderno “profeta” comenzó a en enseñar que el mundo se acabaría para el mes de mayo. Las noticias comenzaron aparecer en televisión, siendo muchas de ellas objeto de burlas. Pero lo que más llamó la atención fue cómo mucha de esa gente incauta comenzó a vender sus casas y sus propiedades porque Cristo vendría para esa fecha. Todos sabemos lo que pasó. Mientras el Señor viene debemos seguir trabajando y velando (Lc. 12:37).

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