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La Bendición de su Presencia

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Predicas Cristianas Predica de Hoy: La Bendición de su Presencia

Predica Cristiana Lectura Bíblica: Génesis 39:1-6

INTRODUCCIÓN:

Le voy hacer una pregunta un poco extraña. Si tuviera que ponerle un precio a su vida, ¿cuánto cree que valdría usted? Esta pregunta se la hago porque en la historia que tenemos para hoy seguimos viendo el precio que puede valer un hombre, en relación al precio que le pone Dios. ¿Por cuánto vendieron sus hermanos a José? Dijimos en el mensaje anterior que los ismaelitas pagaron por José veinte piezas de plata, cerca de $100.

Aquel era el precio que se pagaba por un esclavo lisiado. José fue vendido como un paquete de basura. Ese fue su precio ante los ojos de los hombres. Pero veamos a partir de ahora cuánto fue el precio que Dios pagó por él. Pongámonos por un momento en los zapatos o sandalias de José.

Tiene diecisiete años. Ya sabemos cómo es un joven a esa edad. Él era un hijo especial, muy amado por su padre y con todas las posibilidades de ser el jefe de la familia. La túnica que se le había hecho tenía este propósito. Pero de un momento a otro todo se ha ido.

Ahora se ve traicionado y burlado por sus hermanos mayores. ¿No es cierto que los hermanos mayores tienden a proteger a sus menores? Pero también está separado de su padre a quien tanto amaba, de modo que ahora pasó de ser un hijo mimado, y amado, a un esclavo sin derechos ni privilegios.

¿Puede pensar en el momento cuando fue examinado, tocado y luego puesto junto con el resto de esclavos que traían de otras tierras para ser vendidos al mejor postor de Egipto? Ahora mire a un joven acostumbrado al campo, al pastoredo del ganado de su padre, viendo enormes edificios con gigantes efigies y gente vestida de realeza, acompañado de un gran lujo.

Todo esto podría verse como una gran pena para un joven soñador. Pero lo que de aquí en adelante viene está determinado por las palabras “Mas Jehová estaba con José…”. No importa qué senderos tenemos que pasar. No importa cuán dura sea la prueba. No importa que seamos rechazados y menospreciados por otros.

No importa en manos de quien podamos estar. Si Dios está con nosotros, no importa en manos de quien caigamos. La bendición de su presencia hace la diferencia en nuestras vidas. La presencia de Dios en José fue su mejor garantía. ¿De qué manera la presencia de Dios nos bendice?

I. SU PRESENCIA NOS BENDICE AL DARNOS TOTAL PROTECCION

1. “… no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he prometido” (Gen. 28:15).

La promesa que una vez le hizo Dios a Jacob mientras huía de su hermano Esaú, sigue siendo una realidad en la vida de su hijo José. Hasta ahora hay muchas cosas que están pasando en la vida del futuro salvador de la familia. Dios va permitiendo todo, pero va cuidando que nadie estropee su plan. Su voluntad permisiva sigue su curso, pero no deja que nadie toque a su ungido. Vea todo esto.

La intervención de Rubén libra a José de la muerte (Gn. 37:21-22). La idea de Judá de venderlo como esclavo lo libra de la muerte (Gn. 37:26). Y la aparición de los ismaelitas, quienes lo compraron, también lo libra de la muerte. Nadie podía acabar con José “hasta que haya hecho lo que te prometido”. Esta promesa seguía fielmente al joven soñador.

Si bien es cierto que ahora los hombres lo han vestido de esclavo, José nunca perdió su vestido de hombre libre. Cuando la presencia de Dios nos acompaña, ella es escudo alrededor nuestro. El rechazo de los hermanos, el ser vendido como esclavo y caer en manos de Potifar, es el perfecto plan que Dios sigue para cumplir su propósito. La bendición de su presencia es garantía de protección en el creyente.

2. Usando hasta los perdidos v. 1.

El creyente que piensa que solo sus hermanos en la fe pueden bendecirlos, no han leído bien las Escrituras. Hay cantidad de historias bíblicas acerca de cómo Dios utilizó a hombres inconversos para bendecir y proteger a sus hijos. La presencia de Potifar, comprando al esclavo José, es una de ellas. Le aseguro que los ismaelitas no lo vendieron por “veinte piezas de plata”.

Los árabes son muy buenos para los negocios. Puede ver a Potifar, quien era un hombre poderoso, pagando una buena suma por este hermoso joven esclavo. ¿No es un consuelo saber que Dios puede usar a la gente perdida para lograr sus propósitos? ¿No es una bendición saber que todos los acontecimientos de nuestra vida son parte del plan de Dios?

Mucho de lo que sucede en la vida no tiene sentido, pero eso no cambia el hecho de que Dios está en control de todo lo que nos sucede (Ef. 1:11; 2 Cor. 4: 17-18; Ro. 8:18). No se sorprenda si Dios escoge a un inconverso, como Potifar, para proteger su propia vida. Dios se vale de todo lo que cree que pueda usar para completar sus planes con nosotros. Por supuesto que no sabemos cómo es que Dios está obrando en la prueba, pero la utiliza para protegernos.

II. SU PRESENCIA NOS BENDICE AL DARNOS REAL PROSPERIDAD

1. Un esclavo próspero v. 2.

¿Había escuchado alguna vez de un esclavo próspero? Lo que siempre sabemos es que un esclavo pierde todos sus derechos, incluyendo su propio nombre. Pues al ser vendido su dueño tiene todos los derechos sobre él, hasta de matarle. Así que nunca se habla de un “esclavo próspero”. Pero, ¡sorpresa! En esta historia nos encontramos con el primer esclavo que pasó de un estado a otro. Es que la presencia de Dios trae consigo esta bendición.

¿Cuál era la diferencia de José con el resto de sus hermanos? Creo que estas palabras lo resumen todo: “Mas Jehová estaba con José…”. La prosperidad en la vida cristiana no consiste en las fórmulas modernas de sus predicadores que proclaman ese estado de “felicidad”, pero que al final los prósperos son los que la predican.

Hay una gran diferencia entre ser prosperado como resultado de la bendición divina, producto de una obediencia y fidelidad incondicional, que aquella que se proclama como un fin en sí misma. José es una representación del salmo 1, porque él no anduvo en consejos de malos (sus hermanos), por lo tanto, todo lo que hizo prosperó. El carácter integro es lo que hará la diferencia en nuestras vidas. La bendición de Dios no abandona al que así hace.

2. Prosperando lo que tocas v. 3.

Potifar estaba acostumbrado a ver muchos esclavos. Seguramente por su posición en el palacio tenía que comprar muchos de ellos. Para este hombre cualquier esclavo no significa nada, pero mire lo que dice este texto. Aunque este hombre era un pagano, lo primero que descubre en este joven es que “Jehová estaba con José”. ¡Qué veredicto de parte de un inconverso! Pero no se queda allí el asunto.

Lo que Potifar vio fue que la bendición de la presencia de Dios en su vida permitía que todo lo que este joven tocara fuera prosperado. Bien pudo José al llegar a Egipto haber tomado otros caminos, entre los que incluía haber adoptado las costumbres de aquella nación pagana e idólatra. Pudo haber abandonado al Dios de sus padres y abrazar el politeísmo egipcio.

¿Por qué su vida fue diferente? ¿Por qué todo lo que caía en sus manos “lo convertía en oro?”. Porque si bien es cierto que él fue comprado por Potifar, José pertenecía a Dios y traía consigo la bendición celestial. Bienaventurado el creyente que al igual que José puede llenar de prosperidad el lugar donde vive, estudia y trabaja. ¿Qué opina “Potifar” de usted? ¿Qué es lo que dice su jefe o compañero de trabajo de usted?

III. SU PRESENCIA NOS BENDICE AL DARNOS UNA MAYOR PROMOCIÓN

1. De esclavo a mayordomo v. 4.

José nació para ser líder. Por su carácter, su padre lo puso al frente de sus hermanos. Ahora como esclavo es puesto en un lugar muy alto, pasando de la condición social de esclavo a mayordomo de toda la casa.

Ahora vemos que aunque José no llegó con su túnica distintiva a Egipto, que lo acreditaba como el “hijo-líder” del clan familiar, sino con una ropa de esclavo, pronto sería cambiado con la ropa de un mayordomo. A José se le entregó la administración de toda la casa de Potifar. El texto es muy ilustrativo.

Primero comienza hablando cómo la gracia que había en José pronto contagió a su amo. Luego la manera cómo aquel joven prestaba su servicio, pronto hizo que su amo entregara “en su poder todo lo que tenía”. ¿Usted sabe lo que significa esto? ¿Sabe usted de las riquezas que podía haber en aquella casa?

Cuando Dios nos asiste con su presencia, no importa en qué condición vivamos, él mismo se encargará de levantarnos a una condición más alta. La bendición de la presencia de Dios en nuestras vidas nos llevará de las manos de los “madianitas” a las manos de un “Potifar”.

2. De esclavo a dador de bendición v. 5.

No cabe duda que el éxito de la prosperidad de Potifar es el resultado de la bendición de Dios. Esta es una verdad que corre por todas las Escrituras. Lo que en este pasaje se está cumpliendo es aquella promesa patriarcal de ser bendición a todas las familias. A Abraham se le había dicho: “Bendeciré a los que te bendijeren…”; de alguna manera especial José sigue esta promesa.

No pueden quedarse en un mismo lugar los hombres fieles al Señor. La bendición que acompañaba a José era sinónimo de prosperidad. Si Potifar ya era rico cuando adquirió a José, no hay dudas que la presencia del joven hebreo lo llevó a ser un hombre millonario. La bendición de Jehová es la que asegura la auténtica prosperidad. José vivió una vida piadosa.

Él glorificó a Dios y Dios lo ascendió y lo utilizó de una manera poderosa. Él fue fiel cuidando las ovejas de su padre, ahora Dios lo ha puesto a cuidar un negocio mayor. El Señor hará lo mismo en tu vida y la mía. Es un hecho que Dios nos confiará mayores cosas en el camino, porque “el que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel…” (Lc 16:10). Las matemáticas divinas siempre superaran a las humanas. Lo mínimo nuestro es lo máximos de Dios.

3. De esclavo a hombre de confianza v. 6.

Usted no deja todo lo que tiene en manos de cualquier persona. Hay esposos y esposas que desconfían de ellos mismos. No siempre la confianza es el sello distintivo en las relaciones, incluyendo las más íntimas. De hecho hay padres que no tienen confianza en sus hijos para el manejo de ciertos bienes.

Algunos van al extremo de la desconfiada al decir que prefieren confiar en su perro antes de confiar en el hombre. Pero cuán distinto es el texto de esta historia. Las declaraciones que leemos lo hacen único en la Biblia. Primeramente dice: “Y dejó todo lo que tenía en manos de José…”

Esto significa que José manejaba los negocios, las finanzas, las relaciones con los dignatarios y cualquier tipo de transacciones. Tan grande era la confianza que Potifar “no se preocupaba de cosa alguna sino del pan que comía”. Y esto de la comida porque los escrúpulos egipcios no permitían que el extranjero tocase la comida. ¿Puede imaginarse semejante grado de confianza? Feliz el creyente que es promovido en su vida social y espiritual por la bendición que reposa en él.

CONCLUSIÓN:

Hablábamos en uno de nuestros mensajes anteriores de José como “una rosa en medio de espinas”. En aquel momento nuestra referencia la hicimos pensando que las “espinas” estaban representadas en sus hermanos. Pero como una rosa que nació para dar olor, ahora lo vemos expandiendo su fragancia en todo aquello que tocan sus manos. La presencia de José en la casa de Potifar hizo que su perfume llenara toda su casa. Así como aquella mujer que quebró el frasco de alabastro en la cabeza del Maestro y el perfume llenó la casa.

En José se cumplió lo que Pablo diría muchos años después: “Mas a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús, y por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento. Porque para Dios somos grato olor de Cristo…” (2 Cor. 2:14-16). Hasta aquí la vida de José es todo un triunfo y la bendición de la presencia de Dios en su vida lo ha protegido, lo ha prosperado y ahora lo ha promovido. Somos llamados a ser lo mismo.

Nosotros también tenemos la presencia de Dios en nuestras vidas. Este mundo corrompido necesita oler el perfume de su presencia. Ninguna otra cosas podrá bendecirlo más que la presencia de Dios a través de sus hijos. Somos olor de vida y olor de muerte para el mundo. Potifar encontró vida a través del perfume de José. ¿Traigo conmigo la bendición de su presencia para todo lo que toco?

© Julio Ruiz. Todos los derechos reservados.
Iglesia Bautista Ambiente de Gracia, Fairfax, VA.

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