Descendiendo a los infiernos

Arisbel Castro Pérez

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Dios no creo el infierno para el hombre

Descendiendo a los infiernos

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Querían una señal

Dios les estaba dando la señal, Jesús estaba descendiendo a los infiernos

¿Qué descendió? Su cuerpo estaba en la tumba. Su espíritu se lo había entregado al Padre. Su alma descendió al infierno, y ¿a qué descendió???

Imagino al ir bajando al centro de la tierra, como se empezaron a estremecer el infierno, como los demonios daban aullidos de pavor al ver al ser, que hacia apenas unas horas habían matado, habían celebrado que mataron al hijo de Dios, aquel que había revolucionado la tierra estaba ahora de “visita” en el infierno.

Muchos demonios se preguntarían, ¿va a ser nuestro preso o qué? Pero al llegar, al lugar en donde estaba Satanás, este se arrodilla. La Biblia dice que ante el Nombre de Jesús se dobla toda rodilla, de los cielos, de la tierra y aun debajo de la tierra y toda lengua confesara que Jesucristo es el Señor (Filipenses 2:10-11).

Satanás se arrodillo, los demonios se arrodillaron, ellos conocían al hijo de Dios. Ellos habían sido parte de las huestes celestiales, ellos reconocían la autoridad del hijo de Dios.

Satanás por miles de años se llevaba a la gente al infierno, solo los que Dios elegía como justos se los llevaba al seno de Abraham, y Satanás tenia el Seol repleto de almas, gentiles y judíos.

Según el tenia el dominio total, no había dones, no había ministerios, todo el lo tenia, la humanidad no merecía nada. Era una humanidad pecadora, se mofaba al subir al cielo y decirle al padre lo que pasaba, toda la gente hacia lo que el decía, el era el príncipe del mundo.

Pero ante su cara en sus dominios estaba el Rey de Reyes y señor de Señores. Estaba arrebatándole todo lo que el consideraba suyo, los dones, los talentos, los ministerios, la misma autoridad que el se había adjudicado, era ahora arrebatada porque ya había alguien que redimió.

Ya había alguien que pago el precio por el pecado, ya habían pagado el precio!!!!! Ahora ya la humanidad estaba libre de la condenación eterna, solo tenían que lavar sus vestidos, quitarse la inmundicia.

Vemos con gozo el trabajo completo de nuestro Señor Jesucristo, no había nada que pudiera impedir, ni la guarda, ni la tierra, ni el sepulcro, ni los demonios, ni los ángeles, ni los principados ni las potestades ni las huestes, ni los escribas, ni los fariseos, nadie podía impedir la labor que el padre le había encomendado a su Hijo.

Con Dios estamos en victoria a través de su hijo amado Jesucristo..

Oremos

© Arisbel Castro. Todos los derechos reservados.

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Arisbel Castro Pérez
Autor

Arisbel Castro Pérez

Bendiciones, soy Arisbel Castro Pérez. Mi pasión es compartir el mensaje transformador del evangelio y animar a otros a encontrar su propósito en Cristo. A través de mis escritos, busco inspirar a las personas a reconocer que, al igual que la mujer samaritana, todos tenemos la capacidad de hacer una diferencia en nuestras comunidades, sin importar nuestras luchas o circunstancias. Creo firmemente que Dios puede usar a cualquier persona, sin importar su pasado, para llevar esperanza y buenas nuevas. A través de la historia de la mujer samaritana, destaco cinco cualidades que pueden empoderarnos a compartir nuestra fe y tocar vidas a nuestro alrededor. Espero que mis reflexiones te motiven a creer en tu valor y en el impacto que puedes tener. Juntos, podemos ser portadores de luz en un mundo que tanto lo necesita. ¡Gracias por acompañarme en este viaje de fe!

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