Aprendiendo a ver lo que Dios ve | Bosquejos Bíblicos
Introducción
A lo largo de la historia bíblica, Dios ha demostrado que Su perspectiva es completamente diferente a la del ser humano. Nosotros vemos imposibilidades, pero Él ve oportunidades. Nosotros vemos derrota, pero Él ve victoria. Nosotros vemos muerte, pero Él ve vida.
El problema es que muchas veces nos limitamos a lo que perciben nuestros sentidos y nos cuesta ver más allá de la realidad presente. Nos dejamos influenciar por circunstancias adversas, por el temor, por la duda y por lo que otros dicen. Sin embargo, Dios nos llama a ver con los ojos de la fe.
Cuando Dios le habló a Abraham y le prometió descendencia, la situación parecía imposible. La esterilidad de Sara y la avanzada edad de ambos eran obstáculos insalvables desde una perspectiva humana. Pero Dios le pidió a Abraham que viera más allá, que creyera en lo que Él le había prometido. Romanos 4:17 nos dice que Dios “llama las cosas que no son, como si fuesen”.
¿Estamos viendo nuestra vida como Dios la ve? ¿O seguimos limitándonos a lo que el mundo nos dice que es posible? Hoy aprenderemos a ver lo que Dios ve, a confiar en Su soberanía, a caminar en fe y a declarar Su victoria sobre nuestras vidas.
I. La Soberanía de Dios
La soberanía de Dios es absoluta. Él no depende de las circunstancias ni de las limitaciones humanas. Lo que para nosotros es incierto, para Él es una realidad segura.
Cuando Lázaro murió, sus hermanas lo vieron como una tragedia irreversible. Pero Jesús tenía una perspectiva diferente. En Juan 11:10-15, Jesús habló de la muerte de Lázaro como algo temporal, porque para Él la resurrección ya era una realidad antes de que sucediera.
Dios quiere enseñarnos a ver con Sus ojos. Cuando enfrentamos problemas, no debemos verlos como el final, sino como una oportunidad para que Dios obre. Él ve soluciones donde nosotros solo vemos problemas.
2. Aprendamos a ver la victoria
Dios quiere que aprendamos a ver las promesas cumplidas, incluso antes de que se materialicen. En Juan 6:1-13, cuando Jesús vio a la multitud hambrienta, los discípulos se enfocaron en la escasez de pan y pescado. Pero Jesús vio la abundancia de la provisión divina antes de que ocurriera el milagro.
Características de personas que no han aprendido a ver como Dios ve:
- Falta de visión espiritual: Aunque sirven a Dios, dudan de Su provisión.
- Ejemplo: “¿Será que si diezmo recibiré bendición?”
- Incredulidad en la eficacia del mensaje: Dudan si la Palabra de Dios tiene impacto.
- Ejemplo: “¿Será que este mensaje llegó a la gente?”
- No reconocen la solución en sus manos: Ven lo imposible en lugar de ver lo que Dios puede hacer con lo poco que tienen.
El problema no es la falta de recursos, sino la falta de visión espiritual. Dios quiere que veamos la provisión antes de que suceda, que confiemos en Su poder y que no nos dejemos dominar por la duda.
3. El poder de Dios se manifiesta cuando hay hombres y mujeres capaces de ver lo que Dios ve
a. Su Gloria y Poder se revelan en la fe
Jesús le dijo a Marta en Juan 11:40: “¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?”
Ver la gloria de Dios no es cuestión de lógica humana, sino de fe. Dios no nos pide entender cómo va a obrar, sino confiar en que lo hará.
4. Ver lo que Dios ve no es mirar lo que está enfrente, sino lo que Dios está a punto de hacer
2 Corintios 5:7 dice: “Porque por fe andamos, no por vista.”
El mundo nos enseña a confiar en lo que vemos, pero Dios nos llama a confiar en lo que Él ha prometido, aunque aún no lo veamos con nuestros ojos naturales.
Si pedimos algo en oración, debemos aprender a verlo hecho. Debemos creerlo, abrazarlo y confesarlo, como dice Hebreos 11:1: “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.”
5. Dios ve victoria donde nosotros vemos derrota
En Éxodo 14:10-31, el pueblo de Israel vio un obstáculo imposible: el Mar Rojo. Para ellos, la muerte era inminente. Pero Dios veía una oportunidad para glorificarse y mostrar Su poder.
Dios nunca ve fracaso en Sus planes. Cuando el enemigo planea nuestra derrota, Dios ya ha preparado nuestra victoria.
Conclusión:
La razón por la que muchos no pueden ver lo que Dios ve es el pecado. El pecado ciega la visión espiritual, endurece el corazón y nos impide confiar en las promesas divinas.
Cuando dejamos que la duda, el temor o la incredulidad controlen nuestra visión, no podemos percibir lo que Dios está haciendo. Por eso, es fundamental vivir en santidad, en obediencia y con una fe inquebrantable.
Dios nos llama hoy a ver con Sus ojos, a creer en lo que aún no vemos, a caminar en fe y a confiar en Su soberanía. No permitamos que nuestras circunstancias definan nuestra visión. Si Dios ha dicho que algo será hecho, entonces así será.
Aprendamos a ver lo que Dios ve.
“¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?” (Juan 11:40).
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