Expiación por la sangre de Jesucristo

Emerson Obed Muñoz Ramazzini

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Expiación por la sangre de Jesucristo

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Expiación por la sangre de Jesucristo | Bosquejos Bíblicos

Introducción

Expiación: (significado)

  1. Borrar las culpas mediante el sacrificio o la penitencia: expiar los pecados.
  2. Sufrir el castigo correspondiente al delito que se ha cometido: Expió su crimen en la cárcel.
  3. Padecer las consecuencias de una falta o error: Ahora expía su pureza.
  4. Purificar algo que ha sido profanado: Expiar un templo.
    Nota: No debe confundirse con la palabra homófona espiar.

Sinónimos:
a. Limpiar
b. Reparar
c. Pagar, purgar

La expiación es una de las verdades más profundas del evangelio. No es solo una doctrina, sino la expresión más gloriosa del amor de Dios hacia la humanidad caída. Cuando hablamos de expiación, hablamos del precio que fue pagado para que tú y yo pudiéramos ser reconciliados con Dios. Ese precio no fue oro ni plata, ni ofrendas rituales, sino la sangre de Jesucristo, pura, santa y poderosa.

Desde el principio de la Biblia, vemos que la sangre ha sido el medio para cubrir el pecado. En el huerto de Edén, Dios cubrió la desnudez de Adán y Eva con pieles, lo cual implicó el derramamiento de sangre. Luego, en Éxodo, el cordero pascual cuya sangre fue colocada en los dinteles, salvó a los primogénitos de la muerte. Todo eso apuntaba a una verdad superior: Cristo, nuestro Cordero pascual, fue inmolado por nosotros (1 Corintios 5:7).

I. RESCATADOS A TRAVÉS DE LA SANGRE DE JESUCRISTO

“sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, 19 sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación,” 1 Pedro 1:18-19

¿Cómo califica la Biblia nuestra manera de vivir sin Cristo? ¿De quién recibimos esta manera de vivir? ¿Qué hizo Cristo para rescatarnos de esa manera de vivir? ¿Qué valor tiene nuestro rescate? ¿El cordero que vertió su sangre por nosotros, de qué estaba limpio? ¿Necesita usted expiar sus pecados?

La vida sin Cristo es vacía, corrupta, heredada de nuestros padres y sin propósito eterno. Pero gracias a Dios, no fuimos comprados con cosas perecederas, sino con la preciosa sangre de Jesucristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación. Pedro nos lleva a recordar que no hay libertad sin sacrificio. El rescate fue pagado en la cruz, y fue suficiente para romper las cadenas del pecado.

Cuando miramos la cruz, no vemos solo un madero, sino el altar donde el Hijo de Dios entregó su vida por amor. Ese amor nos impulsa a vivir agradecidos, comprometidos y en santidad. La sangre de Jesucristo no solo limpia nuestro pasado, sino que nos da un futuro glorioso en Él.

II. LA SANGRE DEL CORDERO PUEDE LIMPIARNOS DE LAS OBRAS DE MUERTE

“¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?” Hebreos 9:14

¿Por medio de qué espíritu se ofreció Cristo en la cruz? ¿Dice que Jesucristo se ofreció a Dios limpio de toda? ¿El único medio de ser limpios de los pecados es a través de? ¿Qué parte de nuestro ser interior puede limpiar la sangre del cordero? ¿De qué nos va limpiar esa sangre Eterna? ¿Con qué objetivo nos limpia la sangre de Cristo? ¿Cree usted en el poder de esa Sangre, ahora?

Cristo no fue obligado. Él se ofreció a través del Espíritu eterno, y lo hizo voluntariamente, sin mancha, sin pecado, sin error. Y esa pureza es la que da valor a su sacrificio. El hombre puede cambiar su conducta, pero solo la sangre del Cordero puede limpiar su conciencia. No se trata solo de aparentar santidad, sino de tener el corazón transformado por dentro.

Muchos cargan con la culpa aún después de haber pedido perdón. Pero la sangre de Jesucristo es más poderosa que cualquier recuerdo doloroso, y más fuerte que toda acusación del enemigo. No hay cadena que ella no pueda romper. No hay pecado que no pueda perdonar. Su sangre no caduca. No se debilita. Sigue fluyendo con poder desde el Calvario hasta hoy.

El objetivo final no es solo limpiarnos, sino prepararnos para servir al Dios vivo. La sangre de Cristo no solo nos rescata, nos santifica para que seamos útiles en su Reino.

III. LA SANGRE DEL CORDERO NOS PERMITE MANTENER COMUNIÓN

“pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.” 1 Juan 1:7

¿Qué piensa usted acerca de andar en luz? ¿Qué privilegio nos permite el andar en luz? ¿Y qué hace entonces la sangre de Jesucristo? ¿Quiere usted ser limpio de los pecados? ¿Qué debe usted hacer para ser limpio?

Andar en luz es vivir en la verdad, sin máscaras, sin hipocresía. Y cuando andamos así, la sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado, y podemos disfrutar de la comunión con los hermanos y con Dios. No hay relación con el Padre sin limpieza. No hay limpieza sin sangre. No hay sangre eficaz aparte de la sangre del Hijo.

Juan nos enseña que el caminar rectamente nos mantiene bajo el flujo de esa sangre redentora. No es una limpieza de una vez y ya. Es continua. Diaria. Constante. Dios quiere mantenernos en comunión con Él, y eso se logra cuando permitimos que la sangre siga obrando en nosotros.

¿Has perdido tu comunión con Dios? Hoy puedes volver. La sangre del Cordero está disponible. La expiación no fue un acto simbólico, fue un hecho eterno que abrió las puertas del cielo a todos los que creen.

IV. LA SANGRE DE UN NUEVO PACTO SIRVE PARA LA REMISIÓN DE PECADOS

“porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados.” Mateo 26:28

¿La sangre de Jesús al ser derramada se constituyó un nuevo? ¿A quiénes alcanza la sangre del nuevo pacto? ¿Está usted incluido en ese nuevo pacto? ¿Esa sangre se derramó, para que obrara qué? ¿Está usted listo para expiar sus pecados en la sangre del Cordero?

Cristo, en la última cena, anunció que su sangre sería la de un nuevo pacto. Ya no sería por medio de animales, ni sacrificios repetidos. Su sangre, una sola vez derramada, serviría para la remisión de pecados. Es decir, para cancelar la deuda, borrar el registro, limpiar el alma.

Este nuevo pacto es para todos. Para ti, para mí, para el que cree. No hay exclusión en la cruz. Todos los que se acercan con fe son limpiados, transformados y sellados con la promesa de vida eterna.

Si estás cansado de vivir con culpa, si tu conciencia está cargada, ven a Cristo. La sangre de Jesucristo clama por ti. Es tiempo de aceptar el perdón, caminar en libertad, y vivir bajo los beneficios del nuevo pacto. ¡Hoy es el día para ser lavado!

Dios te Bendiga.

© Emerson Obed Muñoz Ramazzini. Todos los derechos reservados.

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