Bosquejos Bíblicos
Prédica de Hoy: A pesar del mal ejemplo
Bosquejos para Predicar Texto Bíblico: “…¿Qué a ti?, sígueme tú…” Juan 21:22
Introducción
A través de los años dentro de mi ministerio pastoral, he visto como muchos “hermanos” y “hermanas” se desaniman y se van de las iglesias argumentando ser víctimas de un mal testimonio.
Son “cristianos” inmaduros que nunca crecieron en su fe y en el conocimiento del Admirable y Maravilloso Salvador que tenemos. Para ellos ha pesado más alguna falta cometida que el enorme sacrificio de Cristo en la cruz del calvario por sus pecados. Se han olvidado de lo que el Señor ha hecho por ellos y ponen de pretexto cualquier error de los demás para “hacer retirada” e irse. Pero esa no es la voluntad de Dios.
Nuestro Amoroso Padre Celestial desea ver que sus hijos e hijas permanecen fieles a pesar de todas las circunstancias. Que no les importe si alguien se equivocó, cayó en algún pecado vil, cometió una falta terrible o falló horriblemente. Jesús quiere discípulos que le siguen firmes, fuertes y valientes a pesar de todo.
Es cierto que no se justifica ningún mal testimonio, pero también es cierto que todos estamos propensos a cometer errores. Y si somos honestos, muchos de los pecados que señalamos también los cometemos nosotros.
Hoy les invito a estudiar la vida de tres personajes de la Biblia… el enfoque que ellos tenían. No fueron afectados por el mal ejemplo de quienes les rodeaban, principalmente de sus padres, sino que ellos se concentraron en su misión que era la de servir al Dios Altísimo. Veamos:
I. EL EJEMPLO DE GEDEÓN. Jueces 6:1-16
Gedeón era un muchacho de la tribu de Manases. Quizá en la mente de este joven, el hijo menor de Joás abiezerita, estaba la idea de luchar contra los madianitas que día a día y por siete años afligían al pueblo de Dios robándoles sus ganados y sus cosechas.
Estos ladrones esperaban que los israelitas sembraran, cultivaran y aún cosecharan su grano, y cuando ya estaba la cosecha levantada, entonces llegaban en cuadrillas y robaban lo que se había logrado. Así lo hacían siempre y nadie les podía poner un alto.
Así que, sin duda Gedeón estaba más que ansioso por pelear, por luchar, por guerrear contra este odioso pueblo de Madián.
Pienso que las palabras del Ángel de Jehová cuando lo llama fueron como música en sus oídos: “…Jehová está contigo, varón esforzado y valiente…” (Jueces 6:12) “…Y mirándole Jehová, le dijo: Vé con esta tu fuerza, y salvarás a Israel de la mano de los madianitas. ¿No te envío yo?..” (Jueces 6:14) y “Jehová le dijo: Ciertamente yo estaré contigo, y derrotarás a los madianitas como a un solo hombre” (Jueces 6:16).
Sin embargo, Jehová le pidió que hiciera antes algo muy importante: “…Aconteció que la misma noche le dijo Jehová: Toma un toro del hato de tu padre, el segundo toro de siete años, y derriba el altar de Baal que tu padre tiene, y corta también la imagen de Asera que está junto a él…” (Jueces 6:25).
Con este versículo nos damos cuenta que el padre de Gedeón, era un adorador de Baal, pues le tenía un altar, quizá en su misma casa. Y junto al altar a Baal tenía una imagen de Asera, la cual, probablemente era un tronco de árbol con la imagen de la diosa.
Según el comentario de Jamieson, Fausset y Brown, es posible que estas efigies idolátricas fueran también para el uso común del pueblo. Si es así, entonces Joás el padre de Gedeón también era el santero, el organizador de los cultos idólatras, el motivador de toda clase de honores y sacrificios a esos dioses vanos.
Te imaginas cuán fuerte debió ser la influencia que su padre debió ejercer en el corazón y en la mente de Gedeón. Pero él no se dejó inducir por el mal ejemplo de su padre.
Gedeón mantuvo su visión de enfoque en el Dios Vivo y Verdadero. Por esto, cuando el Señor le pide que derribe aquel altar a Baal y la imagen de Asera; Gedeón lo hizo esa misma noche. Y no solo eso, sino que edificó en un peñasco, en un lugar conveniente a la vista de todos, un altar a Jehová y sacrificó el toro que su padre tenía y lo ofreció en holocausto usando como leña la imagen de Asera.
Aun cuando sabía que estaba en contra de su propio padre y que aquella acción desataría una conmoción violenta en el pueblo, Gedeón se mantuvo fiel en su obediencia a Dios.
Vemos que aunque vio un mal testimonio y de alguien sumamente cercano, esto no logró conmover los fuertes cimientos de su fe y nada ni nadie logró hacerlo declinar de su decisión de ser un instrumento utilísimo en las manos del Señor.
II. EL EJEMPLO DE ASA. 2 Crónicas 15
Asa fue uno de los reyes de Judá. Gobernó por cuarenta y un años en Jerusalén y según las Escrituras, fue un buen líder que “…hizo lo bueno y lo recto ante los ojos de Jehová su Dios…” (2 Crónicas 14:2).
A este Asa, Dios le habló a través del profeta Azarías. Escuchó atentamente el mensaje de parte del Señor y decidió cumplirlo total e incondicionalmente. Ese mensaje incluía un triple llamamiento divino: (1) A la fidelidad (2 Crónicas 15:1-2); (2) A la santidad (2 Crónicas 15:3-6) y (3) al esfuerzo y al servicio (2 Crónicas 15:7).
Pero para cumplir con este triple llamamiento de Dios, Asa tuvo que echar mano de por lo menos tres cosas:
- (1) Cobrar ánimo
- (2) Quitar los ídolos abominables
- (3) Restaurar el altar de Jehová (2 Crónicas 15:8).
Hacer todo esto trajo como resultado tres cosas maravillosas en el pueblo amado de Dios: