Cambia tu escondite

Pablo Ortega

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Bosquejos para Predicar - Cambia tu escondite

Cambia tu escondite

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Cualquiera pues que me confesare delante de los hombres, le confesaré yo también delante de mi Padre que está en los cielos. Y cualquiera que me negare delante de los hombres, le negaré yo también delante de mi Padre que está en los cielos. Mateo 10:32-33 SRV

Confesar a Cristo requiere un amor tan grande que hay que dejar a un lado aquellos terafines que guardamos escondido bajo la montura a semejanza de Raquel.

IV. ESCONDIENDONOS TRAS LA RELIGIÓN

A) Con todo eso, aun de los gobernantes, muchos creyeron en él; pero a causa de los fariseos no lo confesaban, para no ser expulsados de la sinagoga. Porque amaban más la gloria de los hombres que la gloria de Dios. Juan 12:42-43 RV1960

V. ESCONDIÉNDOSE EN LAS CUEVAS

A) El hombre se esconde en rocas pero no se esconde en la Roca que es Cristo.

MAS los hijos de Israel hicieron lo malo en los ojos de Jehová; y Jehová los entregó en las manos de Madián por siete años. Y la mano de Madián prevaleció contra Israel. Y los hijos de Israel, por causa de los Madianitas, se hicieron cuevas en los montes, y cavernas, y lugares fuertes. Pues como los de Israel habían sembrado, subían los Madianitas, y Amalecitas, y los orientales: subían contra ellos; Y asentando campo contra ellos destruían los frutos de la tierra, hasta llegar á Gaza; y no dejaban qué comer en Israel, ni ovejas, ni bueyes, ni asnos. Jueces 6:1-4 SRV

B) El pecador se esconde de Cristo en vez de buscarlo.

Y miré cuando él abrió el sexto sello, y he aquí fué hecho un gran terremoto; y el sol se puso negro como un saco de cilicio, y la luna se puso toda como sangre; Y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra, como la higuera echa sus higos cuando es movida de gran viento. Y el cielo se apartó como un libro que es envuelto; y todo monte y las islas fueron movidas de sus lugares. Y los reyes de la tierra, y los príncipes, y los ricos, y los capitanes, y los fuertes, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes; Y decían á los montes y á las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos de la cara de aquél que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero: Porque el gran día de su ira es venido; ¿y quién podrá estar firme? Apocalipsis 6:12-17 SRV

Visión de Abdías. Jehová el Señor ha dicho así en cuanto a Edom: Hemos oído el pregón de Jehová, y mensajero ha sido enviado a las naciones. Levantaos, y levantémonos contra este pueblo en batalla. He aquí, pequeño te he hecho entre las naciones; estás abatido en gran manera. La soberbia de tu corazón te ha engañado, tú que moras en las hendiduras de las peñas, en tu altísima morada; que dices en tu corazón: ¿Quién me derribará a tierra? Si te remontares como águila, y aunque entre las estrellas pusieres tu nido, de ahí te derribaré, dice Jehová. Abdías 1:1-4 RV1960

VI. SALIENDO DE NUESTRO ESCONDITE

A) Finalmente José cobró valor y salió de su escondite.

Cuando llegó la noche, porque era la preparación, es decir, la víspera del día de reposo, José de Arimatea, miembro noble del concilio, que también esperaba el reino de Dios, vino y entró osadamente a Pilato, y pidió el cuerpo de Jesús. Pilato se sorprendió de que ya hubiese muerto; y haciendo venir al centurión, le preguntó si ya estaba muerto. E informado por el centurión, dio el cuerpo a José, el cual compró una sábana, y quitándolo, lo envolvió en la sábana, y lo puso en un sepulcro que estaba cavado en una peña, e hizo rodar una piedra a la entrada del sepulcro. Y María Magdalena y María madre de José miraban dónde lo ponían. Marcos 15:42-47 RV1960

B) También Nicodemo salió valientemente de su escondite y se manifestó como discípulo de Jesús.

Después de estas cosas, José de Arimatea, el cual era discípulo de Jesús, mas secreto por miedo de los Judíos, rogó á Pilato que pudiera quitar el cuerpo de Jesús: y permitióselo Pilato. Entonces vino, y quitó el cuerpo de Jesús. Y vino también Nicodemo, el que antes había venido á Jesús de noche, trayendo un compuesto de mirra y de áloes, como cien libras. Tomaron pues el cuerpo de Jesús, y envolviéronlo en lienzos con especias, como es costumbre de los Judíos sepultar. Juan 19:38-40 SRV

Por lo cual Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, Y no toquéis lo inmundo; Y yo os recibiré, Y seré á vosotros Padre, Y vosotros me seréis á mí hijos é hijas, dice el Señor Todopoderoso.2 Corintios 6:17-18 SRV

VII. ESCONDIÉNDOSE EN CRISTO

A) Cristo nuestro escondedero, refugio, refrigerio y sombra.

He aquí que para justicia reinará un rey, y príncipes presidirán en juicio. Y será aquel varón como escondedero contra el viento, y como refugio contra el turbión; como arroyos de aguas en tierra de sequedad, como sombra de gran peñasco en tierra calurosa. Isaías 32:1-2 RV1960

Jehová, roca mía y castillo mío, y mi libertador; Dios mío, fuerte mío, en él confiaré; Escudo mío, y el cuerno de mi salud, mi refugio. Salmos 18:2 SRV

Oración de Moisés, varón de Dios. SEÑOR, tú nos has sido refugio en generación y generación. Salmos 90:1 RV1865

En amor no hay temor; mas el perfecto amor echa fuera el temor: porque el temor tiene pena. De donde el que teme, no está perfecto en el amor. 1 Juan 4:18 SRV1909

CONCLUSIÓN:

Todos somos pecadores estemos consientes de ello o no. Podemos hablar con vecinos, amigos y familiares de la última pelea de box; o del resultado del partido de fútbol.

Pero si toca el tema del amor de Cristo sobraran mil escusas  para abandonar la conversación. ¿Por qué razón? Le voy a contestar esta pregunta: Un compromiso con Dios pone a todos nerviosos porque piensan en todos aquellos detallitos incorrectos que tendrán que abandonar para poder mirar a Dios a la cara. Pero Cristo no está interesado en quitar sino en dar.

¿Se ocultará alguno, dice Jehová, en escondrijos que yo no lo vea? ¿No lleno yo, dice Jehová, el cielo y la tierra? Jeremías 23:24 RV1960

HIMNO:

Roca de la eternidad,
Fuiste abierta por mí;
Sé mi escondedero fiel,
Paz encuentro sólo en ti:
Rico, limpio manantial,
En el cual lavado fui.

Mientras haya de vivir,
Y al instante de expirar;
Cuando vaya a responder
En tu augusto tribunal,
Sé mi escondedero fiel,
Roca de la eternidad.

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