II. LA HUMILDAD NOS PERMITE SER UNA FAMILIA EN ARMONÍA Y BENDECIDA (SALMO 133:1-3)
Ya estamos a escasos días para que llegue la época más linda del año, la navidad, el fin de año, pero no es una época linda para aquellas personas pues no quieren visitar a sus padres o hermanos, y que no quieren ser visitados por algunos de sus familiares, y todo por resentimientos, por enojos, por rencores motivados por un corazón falto de humildad.
La humildad de corazón me permite buscar a los que de alguna manera he ofendido para estar en paz con ellos (Mateo 5:22-24). La humildad también me permite perdonar y reconciliarme con las personas de mi familia que me han ofendido, aunque sabemos que esas ofensas son las que más duelen (Salmo 55:12-13) pero por medio de la humildad de corazón podemos perdonar, así como Cristo nos perdonó a nosotros (Colosenses 3:13)
III. LA HUMILDAD ES NECESARIA PARA QUE SIEMPRE PODAMOS HONRAR A NUESTROS PADRES (EFESIOS 6:1-3)
Que duro es que cuando vamos creciendo y envejeciendo nuestro corazón se va llenando de soberbia en contra de nuestros padres, creemos que no los necesitamos, no queremos sus consejos, creemos que están equivocados. Debemos tener la humildad de honrar a nuestros padres en su vejez, respetándolos, escuchándolos, obedeciéndoles, (Proverbios 23:22).
IV. LA HUMILDAD NOS PERMITE SER UNA FAMILIA CON LOS PIES EN LA TIERRA, PERO CON FE EN EL CORAZÓN (1 TIMOTEO 6:8-9)
Qué bueno es poder tener contentamiento y reconocer con humildad y con sabiduría nuestra condición económica. Que bendición es para una familia tener la humildad y la sabiduría de aceptar los cambios necesarios cuando las condiciones económicas no permiten a los padres de familia sostener un estilo de vida que ante podían tener.
Es una bendición que los hijos e hijas puedan aceptar con contentamiento y con fe los cambios que se necesitan hacer para enfrentar momentos de crisis en la economía familiar.
REFLEXIÓN FINAL: Es necesaria la humildad, pero lo mejor es volvernos humildes por nosotros mismos, y no esperar que la vida nos vaya moliendo poco a poco nuestra soberbia, al final las personas que fueron muy soberbias y altaneras en su juventud y llegan a ser personas humildes en la vejez, pero ha sido un proceso de mucho sufrimiento y dolor, ¿Por qué esperar tanto para ser humildes? Hoy debemos humillarnos bajo la poderosa mano de Dios (1 Pedro 5:6).
© Oscar Alberto Flores. Todos los derechos reservados.
Excelente gracias al Señor Jesucristo por su vida y estudio bendiciones