Lectura: Job 4:3-6
Introducción:
Cuando una persona ha madurado en el Señor puede convertirse un consejero para otros; alguien que llena las cualidades y virtudes para dar una palabra de fortaleza, de esperanza, de exhortación, de consolación en su debido tiempo, a aquel que tanto lo necesita. En el Antiguo Testamento un buen consejo provenía de una persona anciana, con madurez en la vida y en Dios (Lv. 19:32).
El que siempre tiene una palabra de aliento, de esfuerzo y consuelo, algún día necesitará las mismas palabras para poder seguir avanzando con vigor en el Señor; que otro venga y también lo aliente y lo esfuerce. Sin embargo, a veces nos sentimos desamparados. Este fue el caso de Job. Veamos:
1. Estado fructífero de Job
La prosperidad de Job la podemos ver de dos maneras:
a. Material y cotidiana:
· Padre de 10 hijos (1:2).
· Tenía una hacienda llena de miles de animales y con muchísimos criados (1:2).
· Por lo que poseía era “varón más grande de todos los orientales”.
b. Espiritual:
· Era “perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal” (1:1). Cualidades de todo un varón de Dios; nunca pueden faltar.
· Intercedía por sus hijos quienes se pasaban la vida de fiesta en fiesta, y de banquete en banquete (1:4, 5). Pareciera que sus hijos no siguieran en la misma línea que su padre.
c. Si hay una buena vida espiritual, Dios se encargará de prosperarnos en lo material (Mt. 6:33).
2. Su madurez
a. El texto dice: “tú que enseñabas a muchos” (4:3a).
· Muestra a Job como un maestro. Un maestro es aquel que tiene la capacidad de enseñar bien y otros le capten sin lagunas.
· Según el contexto, la enseñanza de Job era para la buena formación en la vida. El ver. 4 dice: “al que tropezaba enderezaban tus palabras”.
· Todos lo veían como un hombre lleno de sabiduría y con aptitud para enseñar a las generaciones que se levantaban.
ü Un caso contrario lo vemos en Jonadab y su sobrino Amnón (2Sam. 13:1-5).
ü Hay adultos que no enseñan rectitud a las nuevas generaciones, sino que son un instrumento para continuarlas corrompiendo.
· Qué bueno que entre nosotros se levanten gentes que enseñen cosas buenas.
b. También dice: “y fortalecías las manos débiles”.
· Tenía esa gracia de Dios de darle aliento a una persona en el momento indicado; tal vez en el más crítico.
c. “esforzaba las rodillas que decaían” (ver. 4b).
· “Esforzar” en hebreo es “amats” y significa: afirmar, alentar, animar, ayudar.
· Es decir, que Job afirmaba al decaído, ayudaba al débil y animaba al desanimado.
El que enseña, algún día necesitará de una enseñanza y el que alienta y anima, algún día necesitará una palabra que lo conforte; no siempre somos fuertes.
3. Su dura prueba
a. Pierde todo lo que tiene en un día (1:13-19).
b. Job adora a Dios en ese momento de la pérdida (1:20, 21).
· ¿Adora usted a Dios en medio de la prueba?
· Pablo dijo: “estamos atribulados en todo, más no angustiado” (2Co. 4:8). Está diciendo: estamos en la prueba, pero confiamos en Dios que nos dará la victoria.
c. Job padeció una terrible sarna maligna por todo su cuerpo (2:7, 8).
d. ¿Qué persona por más fuerte que sea, no pierde el ánimo en una situación similar?
· Mire cómo llegó a expresarse Job: 7:15-21.
4. Solo una voz de aliento…
a. En su condición, sus amigos lo visitan, “los cuales alzando los ojos desde lejos, no lo conocieron, y lloraron a gritos” (2:12). Como queriendo decir, qué te pasó, cómo ocurrió; oh, si tú eras alguien grande, un poderoso en enseñanza, etc.
b. Job tal vez esperaba una palabra que lo confortara, pero lo que recibió fue reproche.
c. Considere el texto inicial.
d. Inicia Eliasib hablando palabras incómodas.
Conclusión:
Cuántas veces nos hemos sentidos solos, sin ninguna palabra de aliento, de esperanza por ningún lado; metidos en las pruebas. Reconociendo que el único que nos ayuda es el Señor, Él es el único que nos conforta y nos esfuerza a avanzar y seguir adelante.