Una Gracia Prometida

Francisco Hernandez

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Una Gracia Prometida

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Bosquejos Bíblicos | Una Gracia Prometida

Explora este bosquejo bíblico basado en: 1 Pedro 1:10-12 donde descubrimos la gracia anunciada por los profetas y revelada en Cristo.

Introducción

Estos cristianos estaban sufriendo persecución. Los incrédulos se burlaban de ellos, como siempre hacen de los cristianos.  Frente a esta situación ellos se sintieron tentados a hacer lo mismo que nosotros: avergonzarse del evangelio, y desear lo que tienen los impíos.

La gente del mundo nos hace creer que el evangelio es una tontería, y que mejor es lo que ellos pueden ofrecernos. Se burlan de nosotros cuando hablamos de Cristo. Y nuestra cabeza viene el pensamiento de por qué estamos creyendo algo tan tonto.  Sin embargo, en este pasaje Pedro nos muestra que el evangelio en el que hemos creído tiene mucho valor. Lo que el mundo puede ofrecernos no se compara con la gracia que Dios nos da en el evangelio. Así que, veamos lo que dice el texto.

Desarrollo

I. La predicación de los profetas (vs. 10-11).

A. El Antiguo Testamento habla de Cristo.

Los profetas hablaron sobre la gracia que vendría hacia nosotros. Esa gracia se refiere a la salvación que Cristo nos ha dado. En el contexto, el autor ha hablado sobre la nueva vida y la esperanza que recibimos a través de la obra de Cristo.  Por eso, más adelante se dice que ellos indagaron sobre el tiempo de los sufrimientos y la gloria del Mesías. Mediante estos estos, el Jesucristo nos entrega la salvación.

Esto quiere decir que el Antiguo Testamento habla sobre Jesucristo. El tema central de toda la Escritura es la salvación en Cristo Jesús. Al momento de su resurrección, el Señor Jesucristo dice que los profetas, Moisés y los Salmos, es decir, todo el Antiguo Testamento, habían dicho que era necesario que el Cristo padeciera y muriera, y luego, en su nombre se predicara el perdón de pecados (Lucas 24:25-27).

B. Nuestra salvación fue planificada.

Así que, en cierto sentido, la salvación que hemos recibido no es nueva. Es cierto que nosotros disfrutamos de ciertos privilegios que no había antes, como veremos más adelante. Pero en otro sentido, Dios ya había hablado de esta salvación en el A.T.

Nuestra salvación ya había sido planificada desde la eternidad, y profetizada por los profetas. Todo lo que hemos recibido está diseñado, y Dios tiene el control de toda nuestra salvación. Todo el Antiguo Testamento está lleno de descripciones sobre el perdón de nuestros pecados, el sacrificio de Cristo, nuestra vida espiritual y la resurrección de Cristo.

II. El anhelo de los profetas (vs. 11).

A. Los profetas querían ver esta salvación.

Lo que Dios decía del Mesías era sorprendente. Las descripciones sobre su muerte y resurrección, sobre su sufrimiento y su gloria, y sobre la salvación que traería sobre los hombres dejó atónitos a los profetas.

Lo que muestra el Antiguo Testamento es un Mesías débil, pero también poderoso. Llevaría sobre sí mismo nuestros pecados (Isaías 53); pero también traería salvación sobre todo el mundo. Sería un Príncipe, un rey Soberano, Dios fuerte (Isaías 9:6); pero también sería un niño que nacería de una virgen (Isaías 7:14). De hecho, el Antiguo Testamento habla de Él como el restaurador de toda la Creación, de lo material e inmaterial (Hageo 2:21-23).

Verdaderamente, es entendible que los profetas hayan deseado con ansías ver a este Salvador. Pues, su propia salvación dependía enteramente de la venida de este Mesías.

B. Los profetas no pudieron verla.

Sin embargo, lo que muestra el texto es que ellos no pudieron verla. Y quisiera aclarar qué significa que ellos no pudieron ver esta salvación. No significa que ellos no hayan entendido que el propósito de Dios era la salvación de los pecadores, ni tampoco que esta salvación obtendría por el Mesías. De hecho, el pasaje dice que ellos indagaron en el tiempo en que sucederían los sufrimientos y gloria del Mesías. Es decir, el Espíritu Santo les mostró que el Mesías debía sufrir, y tener gloria para darnos la salvación.

Pero lo que el texto dice que no entendieron fue el tiempo ni la persona del Mesías. Ellos no sabían quién sería el Mesías, ni en qué tiempo se cumplirían estas cosas. Ellos estaban a la expectativa. Todo podría suceder en el tiempo de Isaías, o en el de Malaquías.

Así también como mil años después. Es como para nosotros la segunda venida. No sabemos en qué momento sucederá. Han pasado dos mil años. Sabemos que sucederá, pero no sabemos cuándo. Lo mismo sucedía con ellos.

Incluso, ellos no sabían cómo se relacionaba la gloria y los sufrimientos del Mesías. Esa fue la razón por la que muchos judíos rechazaron a Cristo, y por la que los discípulos no creyeron en su resurrección. Era verdaderamente difícil para ellos entender como es que el Mesías tendría que sufrir, pero también tener mucha gloria.

Parecía hasta en cierta manera contradictorio. Por eso, ellos indagaban en todo esto. Ellos estudiaban, y buscaban a su alrededor el cumplimiento de estas promesas. Oraban al Señor para poder verlas. Y escudriñaban toda la Escritura para entenderlas. Y aun así, la revelación que se les dio fue limitada.

III. Los receptores de las bendiciones proclamadas por los profetas (vs. 12).

A. A nosotros se nos han dado a entender estas cosas.

Pero una cosa maravillosa es saber que a nosotros sí se nos ha dado entendimiento de estas cosas. Miren lo que dice el versículo 12:  “A éstos se les reveló que no para sí mismos, sino para nosotros, administraban las cosas que ahora os son anunciadas por los que os han predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; cosas en las cuales anhelan mirar los ángeles”.

El Espíritu Santo les reveló que estas cosas no eran para sí mismos, sino para nosotros, los que vivimos en este tiempo. Y a nosotros se nos ha revelado todo este misterio, gracias a Cristo. Nosotros sabemos que Jesús es el Mesías, sabemos la persona. Sabemos que el tiempo fue hace dos mil años.

Sabemos que que eran necesarias dos venidas, una primera en sufrimiento y una segunda en gloria, cosa que ellos no sabían.

Y todas estas cosas se nos fue mostrada en el evangelio. El evangelio de Jesucristo nos ha mostrado aquellas verdades. ¿Entiendes esto? El precioso evangelio que tú tienes y crees ahora, fue deseado y anhelado muchos.

Muchos profetas desearon saber, conocer y entender lo que tu crees hoy. Has sido privilegiado. Porque la predicación de los apóstoles hacia ustedes, es una bendición que no muchos disfrutaron.

B. A nosotros se nos han dado estas bendiciones.

Y va más allá. Porque no sólo logramos entender lo que dice toda la Escritura sobre la salvación de Cristo, sino que también somos participantes de su salvación.

Cada uno de nosotros tiene el privilegio de decir que fue perdonado por el sacrificio de Cristo, y que tenemos vida por su resurrección. Todos nosotros tenemos el privilegio de decir que estamos en Cristo Jesús.

Conclusión

Así que, debemos valorar el evangelio que se nos ha predicado. Tenemos que escudriñarlo y creer en Él con gran fuerza. No tenemos nada que envidiar a nadie, porque Cristo nos ha dado todo en su evangelio. ¡Aún los ángeles desean disfrutar de lo que nosotros disfrutamos! ¡Gloriémonos en Cristo!

© Francisco Hernández. Todos los derechos reservados.

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Autor

Francisco Hernandez

Dedicado a la obra de nuestro Rey y Salvador Jesucristo. No soy pastor de una iglesia, solo miembro, pero me gusta redactar predicaciones y estudios biblicos para cumplir con la gran comision. A Dios sea toda la gloria.

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