La adoración a Dios

Francisco Hernandez

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La adoración a Dios

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c. Hay muchos de nuestros hermanos que fueron criados en un hogar cristiano.

De niños aprendieron lo que es el camino del Señor. Pero con el tiempo, han dejado apagar la llama del Espíritu, y han dejado que el mundo los seduzca con sus encantos. Han dejado el camino marcado como si fuera una mera tradición, sin saber que nuestro corazón está siempre deseando adorar (Isaías 29:13).

II. La adoración a Dios – O adoramos a Dios o adoramos al mundo (vers. 23-24)

a. En esta tierra, mientras estamos en el mundo, tenemos que librar una gran batalla.

Porque nuestro corazón está dividido, y sin embargo, puede tener solamente un señor. Tener un señor significa que el objeto de nuestra adoración es el centro de nuestra vida y nos gobierna. Si adoramos realmente al Señor, Él será nuestro centro y le ofreceremos nuestra vida como sacrificio espiritual (Romanos 12:1-2).

b. Los cristianos que dejan que el mundo entre en su corazón, han dejado de tener por Señor a Jesús.

Pueden tener a Cristo en los labios, pero no en el corazón. Y Dios nos pide que le adoremos en espíritu y en verdad, esto es, con todas nuestras potencias y sin dejarnos nada para nosotros. Solamente a los que adoran a Dios de esta manera los habitará el Espíritu Santo (Juan 4:23-24).

c. Si permitimos que el mundo se enseñoree de nuestra vida, estamos echando a Dios de nuestro espíritu.

Lo estamos cambiando por algo que no tiene consistencia, algo que realmente no existe. Porque lo que promete el mundo es falsedad, no tiene realidad comparado con lo que ofrece Dios al hombre de fe. Y como es algo tan incompatible, no permite el Señor que esté nuestro corazón adorando lo verdadero y lo falso al mismo tiempo (Éxodo 20:2-6).

d. ¿Qué esperamos para adorar a Dios en espíritu y en verdad?

¿Acaso no somos testigos de sus milagros en nuestra vida? No se necesita mayor argumento que reconocer las maravillas que obra Dios en nosotros para reconocerlo como único Señor de nuestra vida. Toda nuestra existencia debe ser una continua alabanza al que nos creó y redimió para la salvación (Salmo 75:1; Salmo 29).

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Francisco Hernandez
Autor

Francisco Hernandez

Dedicado a la obra de nuestro Rey y Salvador Jesucristo. No soy pastor de una iglesia, solo miembro, pero me gusta redactar predicaciones y estudios biblicos para cumplir con la gran comision. A Dios sea toda la gloria.

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