La belleza de una mujer de Dios

Jose R. Hernandez

La belleza de una mujer de Dios

La belleza de una mujer de Dios

3.1
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Bosquejos Biblicos

Bosquejos Bíblicos Predica de Hoy: La belleza de una mujer de Dios

Bosquejos Biblicos.. Texto de la predicación: 1 Pedro 3:1-6

Introducción

A partir de ahora, Pedro comenzará a hablar a las mujeres de estas diversas congregaciones en Asia Menor. Muchas de estas hermanas habían llegado al Señor. Escucharon y creyeron en el evangelio.

Pero al parecer, sus maridos aún no habían creído en el evangelio. Así que muchas de estas hermanas estaban casadas con hombres incrédulos.

Esto, por supuesto, sería un choque muy grande para su fe. Porque tendrían que someterse a hombres que no tenían temor del Señor. Y cualquiera podría pensar que, entonces, bajo la incredulidad de su fe, ellas ya no debían someterse a sus maridos.

Sin embargo, Pedro muestra lo contrario. Dice: “Mujeres, estad sujetas a vuestros maridos. También a los que no creen en la Palabra” (vers. 1). Su función como mujeres seguía siendo la misma, sin importar quiénes fueran sus esposos.

De esta manera, Pedro nos muestra que el carácter de una mujer virtuosa siempre será la misma, independientemente de la condición en que se encuentre: soltera o casada; con un hombre creyente, o uno incrédulo; con un hombre maduro, o un inmaduro.

Y el texto nos muestra tres cosas que hacen a una mujer de Dios hermosa:

  • Conducta
  • Carácter
  • Su temor del Señor

Desarrollo

I. Mujer de Dios – Su conducta

a. El versículo 2 dice que el marido será ganado: “al observar su conducta casta”.

La palabra “casta” también puede traducirse como pura, recta, sin pecado, sin culpa, y hace referencia a una mujer que vive conforme al evangelio de Cristo. Una mujer santa, piadosa, consagrada, apartada del mal, de las calumnias y las mentiras.

Esta palabra indica que la mujer debe ser “libre de culpa”, no porque ella ya no cometa ningún pecado; de hecho, el esposo viviendo tan cerca de su mujer conoce sus secretos más oscuros. Libre de culpa significa que la mujer lleva una vida tan ejemplar que, a pesar de que el esposo conozca lo peor de ella, la considera como una mujer virtuosa.

b. El versículo 2 también debe dice que debe ser “respetuosa”.

Y yo agregaría, “respetuosa” con su marido. Una de las fallas más grandes de las mujeres cristianas es que tratan a sus esposos con aspereza y con ira. Les hablan a sus maridos como si fueran sus hijos, los tratan como niños y como superiores a ellos.

Sin embargo, esto es contrario al evangelio. Una mujer virtuosa reconoce que su marido es mayor en autoridad que ella. Y aunque sabe que tiene fallas, y que ciertamente a veces puede comportarse como un niño, lo trata como un hombre.

No toma las decisiones por él, como si no tuviera la capacidad de hacerlo. Lo aconseja, pero confía en que tiene la sabiduría para tomar las decisiones del hogar. No habla mal de él con su familia. En donde quiera que se encuentre, reconoce a su marido como mayor que ella, y lo adula y lo exalta frente a los demás.

Allí tenemos el ejemplo de Sara. Pedro dice que Sara fue un ejemplo de una mujer respetuosa que llamaba a su marido “señor”. Y quiero destacar que no se trata de que usted le diga a su marido “sr” acompañado del nombre o del apellido. Sino que con su actitud reconozca que su esposo es cabeza, y señor del hogar sobre usted.

c. El beneficio de una mujer así.

Y lo que dice el texto es que esto es lo que hace que una mujer se gane a su marido. El pasaje dice que los hombres serán ganados, no por las palabras, sino por esta conducta.

En el caso de una mujer cuyo esposo es incrédulo, la mujer suele hablarle y predicarle mucho el evangelio. Eso en sí no está mal. Lo que está mal es que la predicación del evangelio no vaya acompañada de una vida ejemplar. La predicación del evangelio debe ir acompañada de una vida que te diferencia del resto de las mujeres que aborrecen y son altaneras con sus maridos. Esta conducta “diferente” le dará veracidad al mensaje.

El lugar de la mujer en la iglesia es ser sumisa con su marido. Esto no es degradante. Según Pedro, es la forma en cómo las mujeres ayudarán a que sus maridos crean, y ayudarán al crecimiento espiritual de sus esposos cristianos.

II. Mujer de Dios – Su carácter

a. Un arreglo interno.

 “Que su belleza sea más bien la incorruptible, la que procede de lo íntimo del corazón y consiste en un espíritu suave y apacible” (vers. 4).

Es interesante, que la belleza de la mujer no consiste en la belleza externa, sino en la interna; Dios no pide a las mujeres que arreglen principalmente su apariencia, sino su corazón.

La belleza externa en cierta manera es atractiva, los hombres no podemos negar que nos sentimos satisfechos y contentos cuando nuestra novia u esposa se maquilla, se viste bien y tiene un buen cuerpo; sin embargo, al ser una belleza superficial sus beneficios para el matrimonio también son superficiales.

La belleza pueda causar cierta sensación de agrado en la casa, y cierta satisfacción en la vida sexual; pero la belleza externa no mantiene un matrimonio. Cuando empiezan los roces, las peleas, y las discusiones, la belleza no podrá resolver sus problemas matrimoniales. Así que, lo que beneficiará realmente sus matrimonios es una mujer con una belleza interna, con una sumisión que brota del corazón.

b. Una mujer de Dios es suave y apacible.

Y esta belleza interna consiste en dos atributos: un espíritu afable y apacible. “Afable” se refiere a una mujer amable, dulce, gentil, en contraste con una mujer que tiene un mal temperamento, es agresiva y chocante con sus palabras, con una actitud brusca y altanera.

Y apacible se refiere a una mujer que busca la paz, que no es problemática ni conflictiva, que no causa rollos por cualquier cosa, y aun cuando se molesta y lo expresa, lo hace para el bien de su marido.

Muchas mujeres están pendientes de maquillarse, de arreglarse, y de plancharse el pelo. Pero su corazón sigue estando lleno de estiércol. La belleza de una mujer no está en su apariencia física, principalmente, sino en el carácter afable y apacible.

III. Mujer de Dios – Su temor al Señor.

a. Busca agradar al Señor.

Algo que destaca el texto es que la mujer es así, lo es porque este es el carácter “que es de grande estima delante de Dios” (vers. 4). La tercera cosa que la hace bella, y de la cual brota todo lo demás, es que ella se preocupa en agradar a su principal marido que es el Señor.

De hecho, el relato de la mujer virtuosa dice que lo que hace virtuosa a una mujer es su temor al Señor (Proverbios 31:30).

b. Obedece su Palabra.

Y una de las demostraciones de su temor al Señor es su obediencia a la Palabra de Dios. Fíjense que al final del texto Pedro cita el ejemplo de Sara. Y dice que si las mujeres actúan como ella, llegarán a ser sus hijas.

La historia de Sara se encuentra en el A.T. en Génesis. Es decir, en la Biblia. Así que, una mujer que teme al Señor es aquella que entiende la Palabra de Dios y la pone en práctica. Su mayor ejemplo, no son las mujeres de este mundo que se enfoca en lo externo, sino la Palabra de Dios que se preocupa del ornato incorruptible.

Conclusión

La belleza de una mujer no está en su aspecto físico, sino en su conducta ejemplar, su carácter piadoso, y su temor al Señor. Mujeres, ¡busquen esta belleza! Sean esposas con este carácter.

© José R. Hernández. Todos los derechos reservados.

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Jose R. Hernandez
Autor

Jose R. Hernandez

Pastor jubilado de la iglesia El Nuevo Pacto. José R. Hernández; educación cristiana: Maestría en Teología. El Pastor Hernández y su esposa nacieron en Cuba, y son ciudadanos de los Estados Unidos de América.

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