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La lengua

La nota negativa en cuanto al uso de la lengua se introduce hasta el último ejemplo. La chispa de fuego es pequeña pero puede causar gran daño al bosque entero. Así que, se requiere mucho cuidado para no destruir algo de gran valor por el mal uso de algo tan pequeño. La lengua también, si no se usa con cuidado, puede destruir una gran obra que Dios lleva a cabo.

1. La Lengua es el Instrumento Más Difícil de Controlar (3:7–8)

No hay nada más difícil de controlar en el mundo. El hombre ha logrado domar toda clase de animal, pero nunca ha aprendido a controlar su propia lengua. Es “un mal que no puede ser frenado”.

Debido a la dificultad de controlar la lengua, la lengua es capaz de medir nuestra verdadera condición espiritual. El hombre que es controlado por el Espíritu de Dios sabrá controlar su lengua. No será portadora del veneno mortal.

2. Una lengua que no es consecuente (3:9–12)

La lengua se contradice muchas veces. El mismo instrumento que usamos para bendecir a Dios, muchas veces se vuelve amargo. Atacamos con él lo que Dios ha creado.

Usamos la lengua para bendecir a Dios y también para maldecir a los hombres que Dios hizo a Su imagen. Santiago señala que tal contradicción no debe existir. El uso repetido de la lengua para hacer daño a otros, indica que la fuente está contaminada

Se mencionan tres ilustraciones de la naturaleza para demostrar la imposibilidad de la contradicción aparente. Una fuente no puede dar agua dulce y amarga. Una higuera no puede dar aceitunas, ni una vid higos. La misma fuente no puede dar agua salada y dulce. Así que, la lengua tampoco puede alabar a Dios de verdad y seguir criticando a los hombres que Dios ha creado.

3. La lengua demuestra la calidad del corazón (vers. 1:26)

El uso de la lengua revela lo que está en el corazón. Por lo tanto, si la religión de alguien es verdadera, se reflejará en su manera de hablar.

Cristo indica la misma verdad en Lucas 6:43–45. “No es buen árbol el que da malos frutos, ni árbol malo el que da buen fruto. Porque cada árbol se conoce por su fruto; pues no se cosechan higos de los espinos, ni de las zarzas se vendimian uvas. El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca.

¿No es cierto lo que decimos tantas veces: “Hable sin pensar”? Nuestra boca revela la realidad que está escondida en el corazón.

  • Si la boca critica, es porque el corazón guarda críticas.
  • Si la boca se queja, es porque en el corazón hay quejas.
  • Si la boca habla con enojo, es porque en el corazón hay enojo.

La lengua revela lo que está en el corazón.

En medio del sufrimiento, la lengua sirve para quejarse y para acusar a otros. En vez de acusar y quejarse en medio del sufrimiento, una fe viva les motivará a alabar a Dios y a sufrir por Él con gratitud.

© Juan Carlos Jimenez. Todos los derechos reservados.

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