Trato especial para un pueblo especial

II. La razón del trato.

vers. 4. “…Yo hice…”

El hecho de que usted y yo hemos salido de las manos nos da la garantía de que Él nos comprende.

Nadie conoce mejor un instrumento que el lo creo. Dios sabe que somos débiles. Dios sabe lo que siento y por lo que estoy pasando, porque Él es nuestro creador y nunca abandonará la obra de su mano.

Es por esa misma razón que no abandonó a Israel en el desierto, a pesar de sus muchas provocaciones. Es por esa misma razón que no abandonó este mundo cuando se volvió contra El en su pecado. y, es por esa misma razón que no te abandonara a ti. (Isaías 49:15-16).

III. La seguridad del trato.

vers. 4 “…y hasta la vejez yo mismo…”

Dios no nos decepcionará. Sus brazos eternos tienen siempre la misma fuerza. Dios es inmutable, no cambia. Nuestras fallas y fracasos nunca alteraran los planes de Dios (2 Timoteo 2:3).

No hay ningún poder en el cielo, ni en la tierra, ni en el mismo infierno que pueda hacer alterar el propósito de Dios para con nosotros (Romanos 8:35-39).

Conclusión.

El ánimo que esta doctrina debe infundir al creyente en medio de la ansiedad y el temor.

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