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Ciegos al llamado

Bosquejos Biblicos… Bosquejos para Predicar

Texto Bíblico: Jueces 4:4-9

Introducción:

Uno de los cuadros más lastimosos que se nos pudiera presentar, es el de alguien que de manera congénita o adquirida haya perdido la visión. La dependencia resulta ser un sello que distingue a los seres humanos que carecen de tan importante sentido.

Ahora bien, hay una ceguera mucho más desgarradora, y es la ceguera espiritual de aquellos hombre que han sido llamados en estos tiempos a emprender la batalla final contra el diablo y sus huestes, pero que mantienen sus ojos cerrados a la verdad que la palabra de Dios los está conminando en estos tiempos y a la que haríamos bien en aferrarnos si es que queremos romper con el estigma de la lástima que muchos veces inspiramos, y convertirnos en dignos sacerdotes de nuestras casas, en ejemplos para nuestros hijos y en alguien digno de respeto por todos los que nos rodean.

1. Los ciegos al llamado:

a. Andan a tientas y no son prosperados.

  • 3 Juan 1:2Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma…”

b. No ven la mano de Dios obrando a su favor.

  • 2 Reyes 6:15-17 “…Y se levantó de mañana y salió el que servía al varón de Dios, y he aquí el ejército que tenía sitiada la ciudad, con gente de a caballo y carros. Entonces su criado le dijo: ¡Ah, señor mío! ¿Qué haremos? El le dijo: No tengas miedo, porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos. Y oró Eliseo, y dijo: Te ruego, oh Jehová, que abras sus ojos para que vea. Entonces Jehová abrió los ojos del criado, y miró; y he aquí que el monte estaba lleno de gente de a caballo, y de carros de fuego alrededor de Eliseo…”

2. El hombre que ha abierto sus ojos al llamado de Dios.

a. Oye su voz y le sigue.

  • Isaías 6:8 “…Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí…”

b. Camina confiando que el señor se halla a su lado.

  • 2 Timoteo 4:16-18 “…En mi primera defensa ninguno estuvo a mi lado, sino que todos me desampararon; no les sea tomado en cuenta…”
  • 2 Timoteo 4:17 “…Pero el Señor estuvo a mi lado, y me dio fuerzas, para que por mí fuese cumplida la predicación, y que todos los gentiles oyesen. Así fui librado de la boca del león…”
  • 2 Timoteo 4:18 “…Y el Señor me librará de toda obra mala, y me preservará para su reino celestial. A él sea gloria por los siglos de los siglos. Amén…”

3. Cuando abrimos los ojos al llamado que Dios nos hace como hombres:

a. Desterramos la pereza.

  • Perezoso: Holgazán, haragán, vago, gandul, remolón soñoliento, indolente, apático, zanguango, zangandungo, rompepoyos.
  • Diligente: presto, rápido, pronto, ágil, ligero, resuelto, activo, aplicado, atento, servicial, solicito, exacto, minucioso, puntual
  • Proverbios 13:4 “…El alma del perezoso desea, y nada alcanza; Mas el alma de los diligentes será prosperada…”

b. Recibimos el poder de Dios.

  • Hechos 1:8 “…recibiréis poder cuando halla venido sobre vosotros el Espíritu Santo y me seréis testigos en Jerusalén, en Judea, en samaria y hasta lo último de la tierra…”
  • Hechos 3:1-7Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, la de la oración 2 Y era traído un hombre cojo de nacimiento, a quien ponían cada día a la puerta del templo que se llama la Hermosa, para que pidiese limosna de los que entraban en el templo 3 Este, cuando vio a Pedro y a Juan que iban a entrar en el templo, les rogaba que le diesen limosnas 4 Pedro, con Juan, fijando en él los ojos, le dijo: Míranos 5 Entonces él les estuvo atento, esperando recibir de ellos algo 6 Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda 7 Y tomándole por la mano derecha le levantó; y al momento se le afirmaron los pies y tobillos…”

Conclusiones:

Estamos a las puertas del avivamiento más grande de la historia de la Iglesia, que ha de sacudir los cimientos mismos de la humanidad.

Dios cuenta con el hombre para que marche al frente en momentos que se han de tomar decisiones trascendentales, nos toca a nosotros decidir si tomamos para nosotros la gloria de esta batalla, o la dejamos en manos de las mujeres.

Nos corresponde abrir los ojos al llamado de Dios y desterrar la pereza de nuestras vidas.

© Francisco Medina

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