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Los ladrones que llevamos a nuestras casas

Bosquejos Biblicos

TEMA: LOS LADRONES QUE LLEVAMOS A CASA

TEXTO: JUAN 10:10

Verdaderamente es algo muy triste cuando entran ladrones a nuestras casas a robar nuestros objetos de valor, y como lo dice el versículo que hemos leído para comenzar el ladrón entra para hacer tres cosas: hurtar, matar y destruir.

Esta noche vamos a reflexionar sobre aquellos ladrones que no entran por la fuerza a nuestro hogar, sino que nosotros mismos los llevamos a nuestra casa, y esos ladrones no roban nuestras pertenencias, sino que entran para robarnos lo más valioso que tenemos: Nuestros hijos, nuestra paz, nuestra armonía familiar, nuestra felicidad, nuestra estabilidad emocional.

Veamos en la palabra de Dios cuales son esos ladrones que muchos de nosotros llevamos a nuestros hogares y están causando tanto daño a nuestra familia:

I. ENDEUDAMIENTO DESMEDIDO (PROVERBIOS 22:7)

Muchas familias viven hoy en día con una pesada carga mes tras mes, una pesada carga que genera en la familia un ambiente de angustia, de enojo, de frustración, y esa pesada carga es el endeudamiento que supera la capacidad financiera o la capacidad de endeudamiento de la familia.

El endeudamiento desmedido es un ladrón porque nos roba la paz, nos roba la tranquilidad, genera pleitos, genera angustia y preocupación pues literalmente SE TRABAJA SOLO PARA PAGAR.

LA CAPACIDAD DE ENDEUDAMIENTO es el porcentaje de sus ingresos netos que puede destinar al pago de deudas, con sus correspondientes intereses, sin comprometer seriamente la seguridad económica de su familia.

Según los expertos en economía familiar los pagos mensuales por el endeudamiento de una familia NUNCA deben superar el 40% de los ingresos de la familia.

Cada vez que adquirimos una deuda innecesaria o sin medir nuestra capacidad de pago esta se convierte en un ladrón de la paz de nuestra familia, por eso tenemos que ser sabios administradores de la economía familiar.

II. PROMISCUIDAD (1 Samuel 2:22 / 3:13)

Promiscuidad es: la práctica de relaciones sexuales con varias parejas.

El problema en la familia del sacerdote Eli no era solamente que sus hijos estaban cometiendo fornicación dentro de la casa de Dios, sino que él sabía lo que sus hijos hacían y no les había estorbado, y eso lo convertía indirectamente en culpable también del pecado de sus hijos.

Como cristianos tenemos que saber que Dios no se agrada de la fornicación, por eso no debemos permitir la fornicación en nuestros hogares, pues eso es un ladrón de nuestra bendición familiar.

Nuestra labor como padres es aconsejar, disciplinar, y como el Señor se lo dijo a Eli, estorbar el pecado de nuestros hijos, no ser promotores ni consentidores de la promiscuidad en nuestra casa.

No debemos consentir que nuestros hijos e hijas convivan con parejas sexuales en nuestra casa, muchas veces cometemos el error de pensar que es mejor que el hijo lleve a su pareja a vivir a la casa a que estén en otro lado, pero como hijos de Dios tenemos que entender que en el caso del pecado nunca existe algo MENOS MALO

El pecado no se debe tratar con liviandad, porque el pecado es un ladrón de las bendiciones de nuestra familia y la paga del pecado es muerte.

La promiscuidad en el caso de la pareja es un ladrón porque roba la armonía del matrimonio a causa de la infidelidad, los celos, pero también porque roba la salud de la pareja.

Un hombre que mantiene relaciones sexuales con diferentes mujeres está mucho más propenso a enfermedades como cáncer de próstata, sífilis, gonorrea, herpes genital, y por supuesto el VIH, y muchas de estas enfermedades son transmitidas a su esposa causando serios problemas de salud.

Para evitar la entrada de este ladrón a nuestra familia lo mejor es poner en práctica la palabra de Dios (1 Corintios 7:2 / 1 Tesalonicenses 4:3-5)

III. VIOLENCIA (2 SAMUEL 13:12)

Hoy en día nuestra sociedad está llena de violencia, vemos cada día actos violentos que se cometen, y las personas hacen todo lo posible para evitar que la delincuencia afecte a su familia, pero ¿Quién ha llevado la violencia que sufre nuestra familia?

Lastimosamente la violencia que sufren nuestros hijos, nuestros cónyuges, nuestros parientes que viven en nuestra casa la hemos llevado nosotros mismos.

Tenemos que saber que la violencia no resuelve nada, sino que causa más daños (Proverbios 19:19) produce rencor, amargura, baja autoestima, soledad, etc.

La violencia roba la alegría de los miembros de la familia, los hace sentir oprimidos y sin consuelo (Eclesiastés 4:1)

PARA EVITAR QUE LOS LADRONES ENTREN EN NUESTRO HOGAR TENEMOS QUE ESTAR ATENTOS (1 PEDRO 5:8).

© Oscar Flores. Todos los derechos reservados.

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