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La crisis de Abram

Génesis 22:1-8 

Debemos recordar primeramente que Abraham era “amigo de Dios”, nadie hubiera osado discutir con Dios acerca de sus planes respecto a Sodoma y Gomorra pero Abraham lo hizo, después de todo eran amigos.

Algunos años más tarde, después que el hijo de la promesa había ya crecido y después de un largo período de silencio, Dios decide volver a llamar a su amigo. Abraham contaba con una esposa a la que amaba y con la cual estaba envejeciendo, económicamente estaba hecho y como si todo fuera poco tenía un hijo de la vejez, el cual era un adolescente que seguramente andaría correteando por ahí, si quisiéramos contar con una vida ideal diríamos que era “amigo de Dios”. No es extraño entonces que cuando Dios lo llama Abraham responda “heme aquí”, con qué alegría respondería a este llamado, pero esta vez su amigo no tenía tan buenas noticias.

I. La soledad de la crisis ver 22:2.

Abraham entró en una crisis personal y profunda, es que las crisis son personales, no es de extrañar entonces que no le comentará nada a Sara, ¿qué podría decirle? “Dios acaba de pedirme que mate a nuestro hijo, pero no te preocupes tu sabes como es Dios” o quizás “Sara voy a matar a nuestro único hijo y vuelvo, lo único que tengo que hacer es esperar que resucite” (según hebreos esto esperaba Abraham). No, no comento nada con nadie, sabes en un velorio puedes estar rodeado de gente que tratará de decirte las palabras más ocurrentes para sentir que te acompañan, pero probablemente después de unos minutos, estén hablando de otra cosa o sonriendo con otras personas, mientras que tu dolor continúa allí, es que las crisis y los dolores son personales.

II. Cuando tu crees ser el culpable 22:3.

Dice la Palabra que Abraham se “…levantó muy de mañana…” Probablemente ni siquiera hubiera podido pegar un ojo, cuando Dios permite una crisis en nuestra vida tiene un propósito, pero ¿qué pensaría Abraham en este caminar por el desierto? Muchas veces cuando una crisis nos sobreviene, lo primero que empezamos a pensar es en que le hemos fallado a Dios para estar pasando por esta situación, la pregunta predilecta es ¿por qué Señor?, ¿por qué a mí?. Miren un autor muy reconocido Dobson escribió un libro llamado “cuando lo que Dios hace no tiene sentido” (si puede léalo), en uno de sus capítulos describe como cuando no entendemos los propósitos de Dios tendemos a alejarnos de Él, esto es un gran error, toda crisis debe acercarnos a Dios, nos debemos preguntar sí porqué esta sucediendo, hacer un examen a nuestro corazón, pero si no descubrimos la causa, como muerte de algún ser querido, debemos acercarnos aún más a Dios.

III. La crisis nos tiene que hacer madurar 22:4-5.  

Notemos que probablemente sin descansar y con hambre, las crisis nos quitan estas cosas, Abraham levanta la vista y ve el lugar de lejos. Es que el propósito de Dios debe cumplirse y probablemente no recibas respuesta hermano querido de lo que te está pasando, al menos aquí en la tierra, pero las cosas deben suceder indefectiblemente, cuantas veces no has querido o has dicho que hoy no se haga de día, es que el dolor a pesar del tiempo no cesa, pero Dios tiene el control, nada escapa a Su soberanía, ni siquiera un cabello se nos cae sin que lo sepa. Pero note Ud. que Abraham habló en plural, al despedirse de los siervos. “iremos, adoraremos, y volveremos”.

Cada crisis nos tiene que hacer crecer y madurar, ante no indefectible acércate a Dios y confía en Él, ¿es fácil decirlo verdad? Pero, ¿cuál es la otra posibilidad? Muchos se acercarán con palabras que intentarán ser las más originales, pero la crisis es tuya. La noticia de una enfermedad terminal, la muerte de un ser querido, la quiebra financiera, ¿cuál es tu crisis?

Conclusión:

No lo sé ni te conozco, pero quiero decirte hermano querido que Dios está en control, y que las crisis y el dolor solo vos lo puedes sobrellevar, acércate a Dios más que nunca y confía en Él y Él hará, dice su Palabra.

Notó cómo termina el versículo 6 “…y fueron ambos juntos…” Quiero tener un poco de la fe de Abraham en mi crisis, después de todo no somos amigos de Dios, somos HIJOS DE DIOS.

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