Inicio » Bosquejos Biblicos » Cuando Todo parece Perdido

Cuando Todo parece Perdido

Predicas Cristianas

Predicas Cristianas Predica de Hoy: Cuando Todo parece Perdido

Predicas Cristianas Lectura Bíblica de Hoy:Así dice el SEÑOR: No tengan miedo y no pierdan la esperanza ante este gran ejército, porque esta guerra no es de ustedes, sino de Dios.” (2 Crónicas 20:15 PDT).

Introducción

La historia bíblica registra la vida de hombres que se hicieron famosos por sus fracasos o sus victorias. La biblia no esconde ni pasa por alto sus malas decisiones.

Josafat fue uno de los grandes reyes de Judá. Su nombre significa: el Señor es juez. El reinado de Josafat fue una oportunidad de Dios para él, y la supo aprovechar muy bien. Fue un buen rey, en opinión del cronista. Su reinado se distinguió por las reformas que hizo, el fortalecimiento militar, la prosperidad económica, la educación y la justicia (nombró jueces en las ciudades claves y un tribunal de apelación en Jerusalén).

Te invito a que juntos valoremos “qué hacer Cuando todo parece perdido”

1. UNA NOTICIA ESTREMECEDORA. (2 Crónicas 20:1-4)

Está Josafat envuelto en todas sus reformas, cuando alguien le trae una noticia estremecedora.

La Amenaza de guerra. Josafat enfrentaba el más grande peligro exterior que amenazó su reino. Una alianza militar tripartita compuesta por amonitas, moabitas y sirios vienen contra Josafat y el pueblo de Judá. “Contra ti viene una gran multitud del otro lado del mar, y de Siria; y he aquí están en Hazezon-tamar, que es En-gadi.” (2 Crónicas 20:2).

No estamos exentos de enfrentar peligros y presiones en la vida, aun cuando somos fieles a Dios. Hay noticias que nos estremecen: el médico prescribe una enfermedad incurable. La hija adolescente quedó embarazada. El muchacho de 15 años está consumiendo drogas en la escuela. La pareja le pide el divorcio. Van a cerrar la compañía. La casa está por perderse. La vida va de mal a peor. ¿Qué hacer?

La Reacción del rey. ¿Qué hizo Josafat? ¿Cómo reaccionó? “Entonces él tuvo temor [miedo, se aterró]; y Josafat humilló su rostro para consultar a Jehová [decidió acudir al Señor], e hizo pregonar ayuno a todo Judá.” (2 Crónicas 20:3).

Primero. Tuvo temor. Todos hemos sentido temor o miedo ante las presiones y el peligro que experimentamos. Es casi inevitable. Ese temor no nos puede llevar a huir del conflicto y a darlo todo por perdido, sino a buscar la ayuda de Dios. Ese temor debe convertirse en fe y esperanza. Ese temor debe traducirse en dependencia total de Dios.

Segundo. Humilló su rostro. La biblia no dice que Josafat pasara revista a su ejército, aunque es probable que lo hiciese como máximo Jefe militar, pero su principal preocupación fue obtener el favor de Dios. 1 Él sabía que la victoria estaría asegurada si Dios les ayudaba a enfrentar ese numeroso ejército.

Hay momentos en la vida del cristiano que si Dios no interviene a su favor, se hace imposible mantenerse en pie. Aunque contemos con todos los recursos posibles (financieros, médicos, amistades, socios). Solo la gracia y el favor de Dios nos pueden sostener.

Tercero. Pregonó ayuno para todo el pueblo. Josafat señaló un día de ayuno y oración para que todo el pueblo confesara sus pecados y pidiera socorro a Jehová su Dios. El pueblo respondió positivamente (incluyendo a los niños). “Y se reunieron los de Judá para pedir socorro a Jehová; y también de todas las ciudades de Judá vinieron a pedir ayuda a Jehová.” (2 Crónicas 20:4, 13).

Aprendamos a buscar compañeros de oración. Seamos sensibles a las convocatorias de ayuno y oración que se lanzan en la iglesia. Esta lucha espiritual no es de unos pocos, es de todos. Unámonos como iglesia, como pueblo de Dios, como la familia de la fe, y vamos librar esta batalla contra el pecado y satanás.

2. UNA ORACIÓN ESTREMECEDORA. (2 Crónicas 20:5-12)

Algunos comentaristas bíblicos consideran que esta oración del rey Josafat, pidiendo socorro, es una oración modelo. Y es interesante valorar su contenido porque cuando oramos el cielo debe estremecerse por la sinceridad que mostramos en nuestras oraciones.

Primero. Comenzó con un acto de adoración a Dios. “Jehová Dios de nuestros padres, ¿no eres tú Dios en los cielos, y tienes dominio sobre todos los reinos de las naciones? ¿No está en tu mano tal fuerza y poder, que no hay quien te resista?” (2 Crónicas 20:6). Reconoce el poder y dominio de Dios en el cielo y en la tierra para detener a esos paganos y silenciar sus insultos. El Dios que adoramos es todo suficiente.

Segundo. Se apoyó en el pacto de Dios con su pueblo: «Jehová Dios de nuestros padres (2 Crónicas 20:6), Dios nuestro (2 Crónicas 20:7), ¿a quién vamos a acudir en busca de socorro y en quién vamos a confiar sino en el Dios a quien hemos escogido y servido? Dios cumple sus promesas. Él es fiel a su palabra. Es un Dios de Pacto. Y eso debe alimentar nuestra fe y confianza. Él es nuestro Dios.

Tercero. Presentó su problema. Estos tres pueblos permanecieron en sus tierras y no fueron expulsados por Israel, porque Dios no lo permitió. Pero ahora, dice Josafat: “ellos nos pagan viniendo a arrojarnos de la heredad que tú nos diste en posesión.” (2 Crónicas 20:11). Esta gente ha venido para echarnos de tu tierra, la cual nos diste como herencia. Josafat veía en peligro la herencia que Dios mismo había entregado al pueblo de Israel.

Cuando veas en peligro tu herencia espiritual y todos los beneficios de la gracia de Dios sobre tu vida, tu familia y la iglesia, preséntate ante Dios y exponle con transparencia tu problema. Satanás y el mundo no tienen parte ni suerte en nuestras vidas. Ahora somos y pertenecemos a Cristo.

Cuarto. Confesó que no sabía qué hacer y pidió ayuda. “¡Oh Dios nuestro! ¿no los juzgarás tú? Porque en nosotros no hay fuerza contra tan grande multitud que viene contra nosotros; no sabemos qué hacer, y a ti volvemos nuestros ojos.” (2 Crónicas 20:12). Aunque disponía de un gran ejército bien disciplinado y entrenado, Josafat confiesa su impotencia e incapacidad para enfrentar a ese ejército enemigo. Carecía de fuerzas y estrategia para hacerle frente a un ejército tan grande. Su única salvación estaba en buscar la ayuda de Dios. a ti volvemos nuestros ojos.

¡¿Cuántas veces habremos hecho esta misma confesión delante de Dios?! Cuántas veces le habremos dicho al Señor: no tengo fuerzas. Me siento impotente. Ya no puedo más. Esta prueba es demasiado para mí. No sé qué hacer ni cómo enfrentar este problema. A ti vuelvo mis ojos. Si tú eres de los que estás así. Para ti es esta palabra.

1 comentario en «Cuando Todo parece Perdido»

Deja un comentario