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De muerte a vida

Bosquejos Biblicos

Nuestro Dios es grande y poderoso y Él es el mismo de ayer de hoy y de siempre él tiene el poder para dar vida a todo lo que está muerto porque para Él no hay nada imposible.

Cuando Jesús estuvo en esta tierra hizo muchos milagros y uno de ellos fue el milagro de dar vida a los muertos demostrando y dejando en claro que Él es la resurrección y la vida,

Jesús hizo tres grandes y sorprendentes milagros de resurrección que vamos a estar estudiando en este mensaje fueron tres resurrecciones echas por Jesús todas ellas en diferentes circunstancias y en diferentes maneras.

1. La resurrección de la hija de Jairo (Marcos 5:21- 42)

La niña estaba en una situación crítica, agonizando a punto de morir estaba postrada en cama necesitando que Jesús pusiera su mano sobre ella. Y fue allí cuando se busco la ayuda de Jesús y Jairo su padre le pidió que viniera a sanar a su hija.

En situaciones como esta donde todo parece estar terminando donde nada mejora sino todo lo contrario empeora, donde las esperanzas están a punto de perderse. Es allí donde veremos que el único que puede asistirnos es Jesús. 

Al que debemos de buscar y poner nuestra confianza es en Jesús, no es en ningún médico, ni en ningún abogado o psicólogo, ni en ningún banco o institución es Jesús que tiene nuestra salida, es Jesús quien tiene nuestra respuesta. Nuestra solución es Jesús.

Vemos como Jesús no se negó a ayudarle, sino que tomo el camino para ir hasta su casa, pero notamos que una mujer llena de fe, toca el borde del manto de Jesús y desprende de Jesús un grande y hermoso milagro de sanidad, y Jesús se detiene a querer saber quién le había tocado. 

La mujer con temor, y todos sin entender lo que estaba pasando, todo esto detuvo el viaje a la casa de Jairo, y simula una situación que muchas veces vivimos que da la impresión de que Dios esta tan ocupado con los demás que parece que se olvida de nosotros.

Vemos y somos testigos de cómo Dios obra con otros y hace cosas sorprendentes en otros, pero nuestra situación no cambia, sino más bien desmejora, se vuelve peor. Este fue el caso también de Jairo, que después de ver que alguien más recibía sanidad, le avisan que su hija había muerto y le dicen: “Tu hija ha muerto; ¿para qué molestas más al Maestro?”  (Marcos 5:35).

No te extrañe cuando estés en situaciones como estas que algunos lleguen a decirte deja ya, no insistas ya no hay mas nada que hacer, ya termina con todo o ya cesa de buscar ayuda o de esperar un cambio no pidas más. O ¿por qué sigues orando por lo mismo?

Jairo ahora se entristece porque su hija ya no esta muy enferma, ahora esta muerta. Y hay circunstancias en nuestra vida, que se tornan más oscuras, más angustiantes, más desesperante y no mejoran para nada. Pero Jesús se le acerca y le dice a Jairo, y se acerca y te dice a ti y a mi, “No temas, cree solamente.”  Jesús siempre nos da una esperanza de vida.

Jesús vino a casa del principal de la sinagoga, y vio el alboroto y a los que lloraban y lamentaban mucho. Y entrando, les dijo: “¿Por qué alborotáis y lloráis? La niña no está muerta, sino duerme“.

Cuando nosotros vemos muerte, Él ve vida, cuando nosotros vemos oscuridad y tinieblas. Él ve la luz que hará resplandecer, Él vio una niña durmiendo cuando todos la miraban muerta. Y realmente estaba muerta, pero Dios siempre llama las cosas que no son aun como si fueran, porque Él las hará ser como el dice que son. Y vemos como Jesús le dio vida. La tomó de la mano y le dijo: “Niña, a ti te digo, ¡levántate!“. La niña, que tenía doce años, se levantó enseguida y comenzó a andar. Él también les mandó que le dieran de comer a la niña.

2. La resurrección del hijo de la viuda de Naim (Lucas 7:11-17)

Este era un joven, él no estaba agonizando él estaba ya muerto. Ya había sido preparado, velado y lo llevaban a enterrar. Ya no había nada más que hacer por él, estaba puesto en un ataúd listo para sepultarlo. Este joven era hijo único de una mujer que no tenia mas nadie en la vida.

Ella era viuda, y ahora la mujer quedaba sola, desamparada lamentando su condición. Ea una gran pérdida para esta viuda porque su hijo que era su única esperanza del futuro.

Ahora estaba muerto y ella lloraba, lloraba su perdida porque ahora quedaba sin amparo dependiendo de la caridad publica, de una limosna, pero Jesús la vio y se compadeció de ella y le dijo NO LLORES.

A veces nosotros experimentamos perdidas grandes, perdidas que hacen que todo nuestro entorno cambie, y que aun nuestra vida tome rumbos inesperados, muchas veces son oportunidades que pasaron y no supimos aprovechar.

A veces es tiempo que nunca más recuperaremos, y vivimos en un constante lamento y llanto llorando lo que murió, lo que paso, pero Jesús nuestro Dios puede cambiar nuestro lamento en Gozo, y nuestro llanto en alegría.

Él puede hacer que lo que esta muerto cobre vida. Tal vez son sueños, planes ya muertos y listos para ser olvidados. Tal vez son esperanza ya muertas, ya puestas en el féretro.

Pueden ser oraciones no contestadas ya dadas por fallecidas, más Jesús puede hoy acercarse a ti y tocarte y cambiarlo todo. “Y acercándose, tocó el féretro; y los que lo llevaban se detuvieron. Y dijo: Joven, a ti te digo, levántate 15 Entonces se incorporó el que había muerto, y comenzó a hablar. Y lo dio a su madre.Lucas 7:14-15

3. La resurrección de Lázaro (Juan 11:1-44)

Este fue el tercer milagro de resurrección que Jesús hizo a un hombre llamado Lázaro. Este no estaba agonizando, a él no lo iban a enterrar, él ya estaba muerto y bien muerto, enterrado ya de cuatro días. Ya su cuerpo había comenzado a descomponerse, dice que ya hedía, y vemos que María y Marta ya habían acudido a Jesús pero él no llego. Luego las dos le dicen si hubieras estado aquí mi hermano no hubiera muerto.

Muchas veces nosotros igual que ellas, nos sentimos como que Dios no acude a nuestro llamado, como que no escucha nuestro clamor.

Él se tarda demasiado en responder, y pensamos que Él no está con nosotros, que nos a abandonado y comenzamos a reprocharle al Señor. Al igual que Maria y Marte de decimos: si hubieras estado aquí, si me hubieras escuchado, si me hubieras dado lo que te pedí, o si no lo hubieras permitido si me hubieras avisado algo lo pudiera haber evitado.

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