Cómo recuperarse del desgaste emocional

5) Fortalece tu comunión con Dios. 1 Reyes 19:13-16.

Y cuando lo oyó Elías, cubrió su rostro con su manto, y salió, y se puso a la puerta de la cueva. Y he aquí vino a él una voz, diciendo: ¿qué haces aquí Elías?1 Reyes 19:13.

El profeta Elías había tenido una gran victoria en el Monte Carmelo, el fuego de Dios había descendido y todo Israel se había postrado en la presencia de Dios reconociendo que él es el Señor.

Pero entonces la reina Jezabel promete quitarle la vida y ante esa amenaza el profeta Elías huye para salvar su vida. Finalmente llega a Horeb, monte de Dios, y allí se refugió en una cueva. A veces el desgaste emocional nos lleva a encerrarnos en nosotros mismos, otros se encierran en su trabajo, otros se encierran en su casa, etc.

Y estando allí en una cueva el Señor viene a Elías y lo ministra a través de su palabra, renueva su confianza en Dios y le delega seguir adelante con su ministerio profético, y por eso debe ir a ungir a dos reyes y a Eliseo quien será profeta en su lugar.

Con esa lección Dios le recordó a Elías y a nosotros hoy, que ante los problemas no debemos huir o desear morir, sino que debemos entrar en la presencia de Dios y allí no sólo comprenderemos mejor sus caminos, sino que seremos renovados para seguir adelante, vencer al enemigo y superar los obstáculos.

Dios ante los desafíos o adversidades nos fortalece y alienta, pero lo más importante es que su presencia nos da paz y seguridad, y de esta manera la angustia, la ansiedad, la preocupación y demás emociones malsanas pierden su fuerza y quedan sometidas al poder de Dios.

Cuando Moisés luchaba con el desafío de dirigir a Israel por el desierto, sabía que enfrentaría enemigos, era consciente de la escasez, sabía del intenso sol durante todo el camino, además sabía que el pueblo no era nada fácil, por eso el Señor le dijo a Moisés: “Mi presencia irá contigo, y yo te daré descansoÉxodo 33:14.

Cuando fortaleces tu comunión con Dios, aunque eres consciente del tamaño de los obstáculos sabes que el poder de Dios es más grande y que por su fidelidad el Señor nunca te dejará avergonzado.

Conclusión

A lo largo de la Biblia podemos hallar ejemplos de siervos de Dios que se fatigaron emocionalmente y llegaron incluso a desear morir. Pero no fue lo que sucedió, pues Dios siempre atento estuvo allí para hablarles y restaurar sus vidas.

Debemos acudir a Cristo, entrar en su presencia y allí seremos renovados y fortalecidos para avanzar y alcanzar aquellos que Dios nos ha preparado.

© Gonzalo Sanabria Anzola. Todos los derechos reservados.

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