¿Cómo ser verdaderos pastores del pueblo de Dios?

II. Lo que un pastor no debe hacer (verss. 2-3).

a. No por fuerza.

Esto significa que no debe ser por obligación. El pastor no debe hacer esta tarea porque alguien más lo obliga, o simplemente porque quiere cumplir un deber.

Muchos pastores ejercen su ministerio simplemente porque deben hacerlo y ya. No hay motivaciones sinceras. No hay amor verdadero al Señor. Han perdido todo el ánimo y la fuerza. Ejercer el ministerio por obligación no es provecho para un ministro del evangelio.

b. No por ganancia deshonesta.

El texto también dice que no debe hacerlo tampoco buscando ganancia deshonesta. Esto quiere decir, en primer lugar, que el pastor no hace este trabajo por dinero. Él no es un gerente, o un empleado que espera recibir algún sueldo, o si no, no hace el trabajo.

Además, el texto está claramente en contra de aquellos que se valen del pastorado para enriquecerse. Muchos falsos maestros desean el pastorado porque desean lucrarse, a través de las ofrendas de las personas. Sin embargo, cualquiera que quiera ejercer el ministerio debe alejarse de todo amor al dinero.

c. No teniendo señorío.

Otro error que cometen los pastores es comportarse como si la iglesia fuera suya. Son unos tiranos que quieren llevar a la iglesia por donde mejor les parezca. No les importa lo que dice la palabra de Dios. Nadie puede cuestionarlos. ¡En la iglesia se hace lo que diga el pastor y punto!

Esto está en completa contradicción con la palabra de Dios. El pastor debe recordar que él es otro miembro más, con un cargo y una autoridad dada por Dios. Pero nunca le está permitido abusar de esa autoridad para adueñarse de la congregación.

III. Lo que un pastor debe hacer (verss. 2-3).

a. Servir voluntariamente.

En contraste con lo anterior, un pastor debe servir a los demás de manera voluntaria. Debe estar siempre dispuesto a servir, a trabajar fuertemente, a soportar a los demás. Debe tener amor por las ovejas, debe soportar sus mordiscos, y sus necedades.

Los pastores que sirven por obligación nunca están dispuestos a dar más. Siempre colocan un límite a su servicio. Todas las demandas de Dios para el ministerio requieren un servicio voluntario y dispuesto. Los que trabajan por obligación tienden a hacerlo de manera incompleta.

b. Con ánimo pronto.

Esto está en contraste con la ganancia deshonesta. La demanda de Dios para los pastores es que su servicio no esté condicionado o delimitado por alguna paga. Más bien, que siempre estén dispuestos a servir, con gran esmero y afán, aun cuando no reciban nada.

El pastor debe estar dispuesto a servir simplemente por amor a Dios, por amor a la causa, por amor al Señor. Sus ojos no están puestos en las ganancias materiales, sino en las celestiales.

c. Siendo ejemplos.

En tercer lugar, es interesante ver que la manera de gobernar a la grey de Dios es siendo ejemplo en todo sentido. No es mediante la fuerza, no es siendo autoritarios, ni tiranos. Es siendo ejemplos  de la grey.

Así que, es necesario que el ministro de la palabra sea ejemplar en todo. Claro, esto no quiere decir que en algunos casos no deba hacer uso de su autoridad. La Biblia da muestras de que sí. Pero no es el patrón común.

Conclusión

El apóstol Pedro promete que esta manera de llevar el pastorado será recompensada por Dios. A estos pastores les espera una preciosa y valiosa corona de incorruptible gloria. Jesucristo, el Príncipe de los Pastores, les dará esta corona.

En este bosquejo bíblico, podemos aprender, entonces, que un pastor sumiso a estas enseñanzas, tendrá un ministerio prospero. Y si así no fuera, tiene el gran consuelo de que Cristo recompensará su trabajo y esfuerzo.

© José R. Hernández. Todos los derechos reservados.

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