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Vivamos conformes con lo que Dios nos da

Bosquejos Biblicos

Bosquejos Biblicos Texto bíblico: Mateo 6:25-34

Introducción

Muchos viven preocupados por las cosas materiales. Para el cristiano, no debe ser un motivo de angustia la abundancia o la necesidad, porque vive confiado en la providencia de Dios. Cristo nos enseña que Dios está pendiente de nosotros, y que no nos hará faltar nada. Pero nosotros debemos aprender a contentarnos con lo que Él nos da. De esta manera creceremos espiritualmente y seremos verdaderamente libres para trabajar por el Reino de Dios.

I. Lo material no debe ser fuente de preocupación para el cristiano (verss. 25-30)

a. Jesús nos pide que no turbemos nuestro espíritu con las cosas materiales. Incluso a algo tan necesario como el alimento y el vestido, que son primordiales, Él les resta importancia. Porque para el cristiano, lo primero que debe buscar es la confianza en Dios y el abandono a su providencia (vers. 25).

b. No vivir preocupados por estas cosas, libera nuestro espíritu para ocuparnos de las cosas de Dios. Si vivimos afanados por lo material, la oración se vuelve pesada y perdemos libertad en las decisiones que tomamos. Ejercitarnos en la confianza en Dios nos hace más conscientes de su amor y también más humildes. Por eso, para ser más confiados en Dios, es necesario orar mucho y depositar en Él nuestras preocupaciones más terrenales (1 Timoteo 6:6).

c. No significa esto que tenemos que ser haraganes, esperando todo de Dios. No funciona como una expendedora, a la cual le pedimos y simplemente nos da. A nuestra confianza en Dios de que nunca nos hará faltar lo necesario, la debemos acompañar con nuestro esfuerzo diario por progresar honestamente. Y lo mucho o poco que tengamos debe conformarnos, porque no debe ser nuestra principal preocupación lo material (Filipenses 4:11).

d. Si estamos muy pendientes de lo material, tenemos el riesgo de caer en el pecado de la avaricia. El avaro tiene un afán desmedido por poseer y abundar en riquezas, aunque no las necesite para su sustento. Si practicamos el contentamiento, nos sentiremos conformes y alabaremos a Dios por lo que tiene a bien concedernos. Esto nos librará de la avaricia, y nos hará más dispuestos a compartir nuestros bienes con el que tiene menos que nosotros (Lucas 12:15).

II. Busquemos primero el Reino de Dios, lo demás nos será añadido (verss. 31-34)

a. Cuando hablamos de contentamiento, tenemos que tener en cuenta que lo que poseemos no es sólo por nuestros méritos. Dios nos mantiene en salud, nos da la oportunidad de trabajar, de tener un talento y una capacidad para conseguir nuestro sustento. Por eso, lo que tenemos, se lo debemos a Él. Si nos quejamos, nos estamos quejando de los dones recibidos por Dios, y esto es una gran ingratitud hacia Él (Job 1:20-21).

b. Los que no creen son los que viven preocupados por las cosas materiales. Nosotros cristianos, debemos anteponer el Reino de Dios a cualquier preocupación terrenal. Porque teniendo plena confianza en la providencia de Dios, todo lo demás se disipa y deja de ser fuente de angustia. Nuestra mayor riqueza es la promesa de Dios de que siempre estará con nosotros, no debemos dudar de esta verdad tranquilizadora (Hebreos 13:5).

c. Hoy en día muchísimas personas sufren de ansiedad. Y esto se debe a que las preocupaciones los sobrepasan, haciendo que no puedan actuar libremente. Si ponemos nuestra esperanza en Dios, el mañana deja de ser una preocupación y un problema. Viviremos más libres y felices si nos ocupamos del día de hoy, buscando ser buenos hijos de Dios antes que todo (Mateo 6:34).

Conclusión

Si nos abandonamos a Dios, todo lo demás deja de tener importancia. Así debemos comportarnos con las cosas materiales, buscando el contentamiento con lo que poseemos.

Si vivimos conformes a nuestra fe, aprenderemos a estar adaptados a cualquier circunstancia. Sabiéndonos protegidos por Dios, nada nos hará vacilar. Dejará de ser una preocupación la comida y el vestido, y nos ocuparemos más libremente del Reino de Dios y su justicia (1 Timoteo 6:7-8).

Tenemos que orar constantemente y con fervor. De esta manera creceremos en la confianza en Dios, y cualquier circunstancia la podremos superar. Esto es el contentamiento, el saber vivir en abundancia y en necesidad, pero entregado a la providencia de Dios (Filipenses 4:12).

© Francisco Hernández. Todos los derechos reservados.

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