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Mantenerse

Predicas Cristianas | Sermones Cristianos

Hace ya un poco más de una semana que mis dedos no atacan el teclado del ordenador. Aunque ello no ha sido por falta de ánimo o deseo, más bien, decirles que he estado leyendo y meditando sobre la vida en Cristo que recién he comenzado, vida que ya he manifestado a terceros, de los cuales he recibido disímiles actitudes de su parte. Pero eso no es importante, importante es saber que Cristo está ahí para mí, y para usted, esta para todos, solamente hay que aceptarlo con fe,  como dijo nuestro  Señor en el libro de Mateo.

(Mateo 18:2-3)

Y llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos, y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos.)

Un niño es un ser especial, una mente que aprende lo nuevo a una velocidad sorprendente, el niño esta desprovisto de prejuicio.

Lo que quiero resaltar es el papel del niño que está presente en cada uno de nosotros. Es ese niño al que Jesús reconoce y acoge inmediatamente.

Permítanme  explicarles mi propia experiencia en esta relación con nuestro Señor. He dejado de fumar, y le aseguro que si usted lee estas líneas no he vuelto a hacerlo ni volveré a hacerlo más. Yo fumo más o menos desde los 15 años de edad, para mi entender era un fumador promedio, ya que consumía más menos  10 cigarrillos por día, los dos primeros temas de este diario los escribí con un cenicero en mi escritorio, un cigarro en mi boca y con Jesús en mi corazón, quisiera decirle que Jesús no hace condición en ello para tener un relación   con uno, al menos es lo que sentí y lo que también intérprete en la palabra.

(Marcos 7:15 [RVR60])

Nada hay fuera del hombre que entre en él, que le pueda contaminar; pero lo que sale de él, eso es lo que contamina al hombre.

Pero también sentí que a Jesús no le agradaba algo tan impuro y dañino para la salud de sus hijos, así que me levanté un día por la mañana y le prometí a Jesús que no fumaría más, le pido en mis oraciones que me aleje del pecado y la tentación y Él me responde con firmeza de espíritu y templanza en mi ser.

Había acometido campañas anti – tabaco en muchas ocasiones, unas veces me lo prometía a mí mismo, a mi madre, a mi esposa o a un conjunto de personas, pero en cuanto tenía la oportunidad y el deseo fumaba, le seré sincero, el deseo de fumar me viene a ratos, pero ahí está Jesús para reprimirlo, la oportunidad no la tendré nunca, porque donde puedo yo esconderme de mi Señor. Entonces es un compromiso serio, duradero y firme. Y este es el niño que hay en mí, el temeroso,  confiado y al mismo tiempo el que proclama  con verdadera certeza que Jesús es el camino, que fuera de Él no hay salvación.

Amén

© Santiago Padró Tamayo

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