Yo Soy el Camino

II.  LA INCREDULIDAD

a) Produce dudas y la duda no proviene de fe

• La duda es pecado. Romanos 14:23b “…y todo lo que no proviene de fe, es pecado…”

• La duda te hace cuestionar a Jesús; separas a Dios de Jesús, es decir, quieres verlo como algo diferente en todos los aspectos, cuando en realidad es Dios mismo, Jesús les dijo: (vers. 1b) “…creéis en Dios, creed también en mí…” (vers. 10) “…Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí; de otra manera, creedme por las mismas obras…”

b) Te quita el rumbo a tu vida

• No sabes a donde vas, eres como un robot, todos los días lo mismo a la misma hora y como siempre, sin saber por que y para que.

• Pierdes el sentido de meta, es decir, no hay un objetivo claro y verdadero, llegas a decir, “lo hago por que no me queda de otra”

• Los discípulos estaban ya tres años con Jesús, habían visto sus milagros y su poder, habían recibido toda su enseñanza, y aún decían: (vers. 5) “…Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino?..”

CONCLUSIÓN

Dos cosas que indudablemente nos pueden separar del camino que es Cristo son estas que hemos visto: La Turbación, que trae consigo alteración e interrupción de lo natural y lo establecido por Dios, y algo peor, nunca te podrás deleitar en el Señor.

La Incredulidad la cual produce la duda y por consecuencia pecado, te hace dudar y trae confusión y haces diferencia de la Deidad de Jesús, y lo peor del caso es que tu vida pierde su rumbo.

YO SOY EL CAMINO – APLICACIÓN

Si tú estás en esta situación, no olvides que Jesús dijo a estos quienes eran dos de sus discípulos, pero que también nos lo dice a nosotros: (vers. 6) “…Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí…”

Quizás tienes mucho tiempo en Jesús o mejor dicho con Jesús, pero estas en ocasiones como estos discípulos cuestionando, inquieto, turbado, lleno de dudas, sin rumbo fijo, con incertidumbre.

Lo único que tienes que hacer es reconsiderar esto que tu ya sabes, Jesús es el camino a seguir, Él es el único que te puede llevar a esas moradas eternas que ya está preparando para que tu y yo las habitemos. Nadie puede sacarte de la desesperación ni llevarte al Padre sino Jesús.

Es cuestión de volver a Él, retomar el rumbo y decirle….

© Alejandro Solórzano Rodriguez. Todos los derechos reservados.

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