Bosquejos Bíblicos
Prédica de Hoy: Dios es un Padre amoroso y justo
Bosquejos Bíblicos Lectura Bíblica: “No menosprecies, hijo mío, el castigo de Jehová, ni te fatigues de su corrección; porque Jehová al que ama castiga, como el padre al hijo a quien quiere.” (Proverbios 3:11-12)
Introducción
Como el padre pone límites a sus hijos para educarlos, porque los ama, así Dios permite las desgracias. Dios es justo y misericordioso, mostrándonos como Padre que quiere lo mejor para nosotros. Debemos aprender de Cristo el camino que nos conduce al Padre. En su ejemplo está la aceptación de la voluntad de Dios, que nos hará mejores hijos suyos.
I. Dios es amoroso y justo
Dios no nos castiga, pero permite que aprendamos del sufrimiento (vers. 11)
a. Dios es un Padre amoroso y justo para todos los hombres.
Y los padres quieren que sus hijos sean buenos, y lleguen a ser lo mejor de sí mismos. Por eso Dios muchas veces permite que nos ocurran cosas negativas, para que a través de ellas aprendamos la humildad y la confianza en Él. Debemos pedirle al Padre que nos conceda la resignación y la sabiduría para aceptar su voluntad (vers. 11)
b. Dios es a la vez justo y misericordioso.
No nos trata como merecen nuestros pecados, pero al que lo niega hasta el último minuto, no puede salvarlo. Por esto existe el infierno y la condenación, porque algunos negaron a Dios hasta el momento de su muerte. Él no quiere nuestra condenación, sino nuestro bien, como un padre desea para sus hijos lo mejor. (Salmo 103:13).
c. Dios es amoroso y justo y Él se preocupa por nosotros.
Cuando sintamos que estamos solos y desamparados, debemos considerar que Él está a nuestro lado para darnos su consuelo. Un padre no abandona a sus hijos, y del mismo modo, no debemos temer que nos falte nada de lo necesario. Lo que pasa es que muchas veces nuestra fe es la que falla y no encuentra el camino que Dios le marca en la dificultad. (Mateo 6:26).
d. Somos hijos de Dios por medio del bautismo.
Es un don que hemos recibido el poder ser llamados hijos suyos. Pero esto no se debe a ningún mérito nuestro. Sino que fue Jesús el que ganó nuestra justificación mediante su sacrificio. (Juan 1:12).