Dios es un Padre amoroso y justo

II. Dios es amoroso y justo y nos prueba para que demos mayor fruto (Proverbios 3:12)

a. La adversidad prueba la fe

Muchas veces no comprendemos que la adversidad prueba la fe de los creyentes. Cuando Dios permite que suframos o que nuestra fe sea probada, es para nuestro crecimiento.

Del mismo modo que la planta necesita ser podada para llevar mayor fruto. Por eso, debemos crecer en nuestra confianza en Él, que es la Sabiduría misma y sabe lo que es mejor para nosotros (vers. 12).

b. Mostramos el amor al Padre si amamos sus mandatos.

Es decir, que el que guarda su Palabra y la pone en práctica, es el verdadero hijo de Dios. No sólo nos tenemos que llamar cristianos, sino también serlo por las obras. Y recibiremos de Él su presencia en nuestra vida, que es el mayor regalo que podemos recibir. (Juan 14:23).

c. Dios es amoroso y justo y nos brindo el único camino

Si queremos conocer al Padre y estar en su presencia, el único camino es Cristo. Para esto vino al mundo y se entregó por nosotros, para abrirnos las puertas del cielo hacia la morada del Padre. Nadie conoce al Padre si no es a través de Jesús. A Él debemos pedirle que nos haga mejores hijos de Dios y mejores cumplidores de sus mandatos. (Juan 14:6).

Conclusión

En esta vida nos hallaremos muchas veces con situaciones en las que sentimos que el Padre nos castiga. Pero Dios lo que hace es permitir que las adversidades nos eduquen y saquen lo mejor de nosotros, siempre que nos encomendemos a Él.

Cristo mismo se entregó a la voluntad del Padre, y aunque fue doloroso para Él, aceptó el designio que tenía para su vida. (Marcos 14:36).

Si Dios permite muchas veces que nos sobrevengan adversidades, es también para hacernos más firmes en la fe. El fruto será más abundante si a la planta se le sacan las ramas muertas. (Juan 15:8).

El camino para llegar al Padre es Jesús. A Él debemos recurrir para llegar hacia Él y aprender cómo ser verdaderos hijos suyos. Cristo nos muestra el rostro del Padre y nos ayuda a entender la voluntad de Dios. Pero nosotros debemos aprender de Él lo que significa la resignación y la aceptación de Su voluntad. (1 Juan 2:23).

© José R. Hernández. Todos los derechos reservados.

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