Perseverantes en oración

4) La oración – El ejemplo de Pablo (Hechos 16:25)

Pablo y Silas se encontraban presos. No porque hubieran hecho algo malo, sino porque predicaban a Jesucristo. Ese era el motivo por el que la gente lo colocaba en la cárcel. Estos lugares eran oscuros, húmedos, para nada cómodos. Pero en medio de esa incomodidad, ellos entonaban cantos a Dios. Se comunicaban con el Padre y seguían predicando el mensaje de salvación.

Dios no permitió que murieran en este lugar, sino que fueron liberados y siguieron con la misión que el Señor les había encomendado. Al estar en oración nos convertimos en parte de ese ejército de Dios. Y el Señor nos encomienda misiones para cumplir en su obra. Nos convertimos en personas de confianza para el Señor y somos enviados a predicar su palabra. 

Dios no dejó a Pedro en la cárcel hasta que cumpliera el propósito por el que fue llamado. En todo lugar, en todo momento, aunque no sea el lugar indicado, aunque no sea el mejor momento para hacerlo, debemos elevar nuestra oración a Dios y Él responderá.

5) La oración – El ejemplo de Jesús (Mateo 26:36)

Jesús acostumbraba a ir a orar en solitario. Iba con sus discípulos y se apartaba un poco para estar solo en comunión con el Padre. En esta ocasión nos damos cuenta que pasaba mucho tiempo en comunión con Dios. Tanto que los discípulos se dormían por el tiempo que llevaban orando. 

Muchas veces la oración es cansada o dolorosa. Pero debemos obedecer a Jesús cuando nos dice que perseveremos hasta el fin. Dios nos escucha y se agrada cuando le buscamos a Él antes de que acudamos a otro lugar.

Dios es nuestro Padre y quiere lo mejor para su hijos. Si no fuera bueno para nosotros orar Dios no lo hubiera mandado en su palabra. Pero la oración tiene numerosos beneficios porque nos comunicamos con nuestro Padre. Hasta Jesús pasó orando mucho tiempo, siendo el hijo de Dios.

Conclusión

Dios responde nuestras oraciones. Las oraciones deben ser a Dios y debemos perseverar en esa comunión con nuestro Dios. Debemos orar en todo tiempo, en toda circunstancia, aunque el mundo nos diga que no lo hagamos, debemos obedecer a Dios antes que a los hombres. 

Aunque estemos en una cárcel, aunque seamos amenazados de ser enviados a un foso de leones, aunque duela, nuestra oración debe ser a Dios con clamor, con acción de gracias, con alabanza. Dios responde nuestras oraciones. Dios responderá como lo hizo con Moisés, haciendo maravillas a través de sus manos.

Dios responderá como lo hizo con Daniel librando de la maldad que planeaban contra él. Dios obrará como lo hizo con Pablo, haciéndolo un predicador a las naciones y alcanzar al mundo con el mensaje de Jesucristo. 

No sé lo que Dios hará a través de tu vida, pero si permaneces en oración, la gloria de Dios se manifestará sobre ti.

© José R. Hernández. Todos los derechos reservados.

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