a. En el día de la angustia (Salmos 56:3)
Así lo dice el salmista, que en el día de la angustia, en el día del temor, es en ese momento que debemos confiar en el Señor. Será fácil confiar cuando todo va bien, pero en el día de la angustia podemos estar tranquilos pues conocemos el poder del Señor.
b. Con alabanza (Salmos 56:4)
Algo que nos ayuda a tener confianza en el Señor es elevar nuestra voz y alabar su nombre. Si nos concentramos en Dios las palabras surgirán desde nuestro interior y la alabanza a Dios se elevará hasta el cielo desde nuestro corazón. Así podemos confiar en Dios y no concentrarnos en los enemigos que son nada delante del Señor.
III. Dios nos libra Él es Dios de salvación
No podemos confiar en nuestras fuerzas, no podemos confiar en alguien igual a nosotros pues dice su palabra que todos hemos pecado y estamos destituidos de la gloria de Dios. Pero podemos confiar en aquel que es superior a todos nosotros, es superior a nuestros enemigos y controla todo lo que existe. En Dios es en quien debemos confiar y estar refugiados en el momento de la angustia.
a. De la muerte (Salmos 56:13)
Aunque se multipliquen los enemigos, aunque estén rodeando nuestra vida y nos tienen amenazados, es más poderoso el que está con nosotros. Porque con su poder Dios nos libra de la muerte y no se enseñorea de nosotros. El apóstol pregunta ¿dónde está oh muerte tu aguijón? Porque Cristo ha vencido sobre la muerte. Dios nos libra de la muerte y nos regala su vida eterna.
b. Para vivir para Él (Salmos 56:13)
Esta salvación nos ha sido dada por gracia para que tengamos una nueva forma de vida y no andemos más como los otros gentiles. Dios nos ha salvado y nos continúa salvando de nuestros enemigos para que vivamos delante de Él en santidad y honor. Para que no nos avergoncemos sino que prediquemos su palabra y le alabemos de todo corazón. Para que vivamos en su luz.
Conclusión
Dios nos ha salvado de la condenación eterna. El mundo se aflige y teme cuando las cosas no van bien, pero los hijos de Dios tenemos gozo y alegría, tenemos paz aun en medio de la tormenta.
Debemos refugiarnos en el Señor y alabarle de día y de noche. Debemos darle honor al Señor en todo lugar, en todo momento porque solo Él es el Dios de nuestra salvación.
Redactado por Mauricio Aquino para Central de Sermones.
© José R. Hernández. Todos los derechos reservados.
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