¿Quién es nuestro verdadero enemigo?

Satanás busca incitar a las personas a desobedecer a Dios, y luego esparcir esa desobediencia a los demás. ¿Vamos entendiendo?

II. El enemigo estorba el propósito

“Por lo cual quisiéramos ir a vosotros, yo pablo ciertamente una y otra vez; pero Satanás nos estorbo” 1 Tesalonicenses 2:18

El verdadero enemigo es estorbo para los propósitos que Dios tiene para nosotros. Acá Pablo dice quisiera ir a ustedes. Pablo era un evangelizador que hablaba sobre la verdad que proviene de Jesús, y se dirigía varios lugares con el propósito de llevar el mensaje de Dios, como un misionero. Pero claramente a Satanás le perjudica que seamos utilizados por el Espíritu Santo, y solo le queda ser estorbo.

Y créanme así es en todo, el es estorbo para recibir el perdón y para perdonar, es estorbo para la conciliación, es estorbo para la oración, es estorbo para el propósito, es estorbo para el amor, y es estorbo para todas las cosas buenas que Dios nos llamó a hacer.

Otra historia de la Biblia que vemos reflejada es la de Adán y Eva. Satanás estorbo el propósito que Dios tenía con la humanidad, tentando a Eva con palabras de mentira. Cuando ellos se dieron cuenta ya era demasiado tarde, y ahí todos pagamos las consecuencias, rescatando el amor que Dios tiene hacia la humanidad enviando a su único hijo a salvar lo que se había perdido.

III. El enemigo acusador

“Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación. El poder, y el reino de nuestro de Dios, y la autoridad de su cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche” Apocalipsis 12:10

Les digo que podemos estar tranquilos porque el que nos acusaba y nos juzgaba por todo fue vencido en la cruz. Jesús lo venció por medio de su sacrificio. Pero antes de que Jesús muriera él nos acusaba de todo y por todo. Claro que aún nos acusa, pero su acusación ya no es válida delante del trono de Dios.

Por lo tanto, tengamos cuidado hermanos de convertirnos en acusadores, porque el que acusa es nuestro enemigo y nosotros no hacemos parte de él. Más bien ayudémonos entre nosotros, para ser edificadores y no destructores, que seamos amor y no odio, verdad y no mentira, que seamos luz y no tinieblas.

Conclusiones

Nuestra lucha no es contra el que habita a nuestro lado. Nuestra lucha es contra Satanás y nuestro enemigo no es nuestro prójimo. Nuestro enemigo es Satanás.

Debemos combatir contra los espíritus que anda a las personas para pervertir su mente y su corazón. No debemos combatir juzgando a los que cayeron en su influencia, sino más bien orar con fe para que sean redimidos.

Es importante abrir nuestros ojos y antes de hablar, es mejor orar e interceder con clamor para que el Señor nos dé la victoria, resaltando nuevamente que nuestra lucha no es contra sangre si no contra los diferentes gobernantes de maldad en los lugares celestiales.

© José R. Hernández. Todos los derechos reservados.

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