La gracia salvadora

II. ¿Cómo recibir la gracia de Dios? (Romanos 6:12-14)

Podemos pensar la gracia cómo un regalo, ya que no tenemos nada que equipare su valor. No está en nuestro alcance pagarla. Sin embargo, no todas las personas han recibido y disfrutado plenamente de esa gracia ¿por qué?

Para recibir y vivir en gracia, debemos renunciar al pecado. No hay punto intermedio. Es necesario abrir las puertas de nuestro corazón y mientras estemos anclados al mundo, no será posible.

No recibimos la gracia de Dios “siendo buenos” o con acumulación de acciones. Ésta es el resultado de una fe inmensa y un amor profundo. Pues la justicia que podemos ver no es nuestra, sino del Padre.

III. Vivir bajo la ley para caminar en gracia (Romanos 6:15-18)

Cuando renunciamos al pecado, seguidamente debemos encaminarnos a los estatutos de Dios. Al sincerarnos y buscar fervientemente esa gracia, nos acercamos a ella.
En este camino no existe orgullo ó egoísmo. No “ganamos” la gracia. Dios decide compartirla para nosotros.

Algunas personas piensan que solo con no cometer grandes pecados, ya son salvados. De ser así muchos andarían en gracia. En realidad es mas complejo que simplemente “no ser malos”.

Para recibir la gracia divina e inmerecida, debemos hacer una entrega total. Esto implica redención completa y amorosa. La gracia jamás es una obligación ó tortura, viene del placer de seguir a Cristo. No es el camino fácil pero es el que Dios nos encomendó.

IV. ¿Qué ocurre cuando recibimos la gracia? (Romanos 15:22-23)

La gracia es la libertad divina, en ella encontramos la vida eterna.

Cuando servimos el nombre de Jehová somos salvados por gracia. No nos convoca otra cosa que su obra y por amor somos parte de ella.

Estar en gracia significa entender que no tenemos mérito alguno. No somos buenos, poderosos ó valientes por nosotros mismos. Es el Padre, dueño de todo, quién permite que tengamos distintas cualidades. Sin su voluntad, sería imposible nuestra salvación.

1 comentario en «La gracia salvadora»

  1. Gracias por este material.
    Me ministró y, haciendo una pequeña temática, aplique cosas y riquezas que leí en él.
    Dios te siga bendiciendo.

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