Bienaventuranzas (Parte I)

Por lo tanto, recordemos que Dios es el que da el crecimiento de esta semilla en nosotros (1 Corintios 3:6). Las semillas que Dios permite que otros planten solo tiene su crecimiento en Dios. Es decir, que la palabra es la que nos permite crecer, ser llenos y vivir cada día conforme a Su voluntad y pensamientos.

Dice el versículo que nosotros seremos saciados de la justicia de Dios. Pero, recordemos que cuando la palabra de Dios hace referencia a la Justicia, habla del sacrificio que hizo Jesús en la cruz por cada uno de nosotros. Esto nos llena de la fuerza, la fe y la esperanza de que somos salvos y llenos de su gracia.

Es más, esta sed de justicia también implica nuestra necesidad de llevar la palabra a muchos más que están en tinieblas. Cumplir el propósito de nuestra salvación, y nos da las fuerzas para soportar la maldad a la que nos tenemos que enfrentar.

Recordemos que una vida en Cristo no es perfecta. Implica sacrificios, y muchas veces no es tan agradable de llevar. Pero confiemos que Jesús venció el mundo (Juan 16:33).

CONCLUSIÓN

Durante este proceso, seguiremos viendo la importancia de las bienaventuranzas en la vida del Cristiano, como nos marcó Jesús, y como nos lleva de una pequeña semilla a un gran árbol.

Es importante tener en cuenta la necesidad de tener una arrepentimiento diario frente a Dios quien nos limpia para que demos más fruto como dice en Juan 15:2. Por consiguiente estaremos llenos de Su presencia, y podemos ser agradables a Él en el camino como cristianos.

Le invito a seguir en este estudio de las bienaventuranzas, que nos llena de agradecimiento porque Jesús nos encontró, y de esta manera podemos ver que las palabras de Él han dado fruto en nuestro camino, y ayuda a que otros también encuentren esa guía en su vida por medio del arrepentimiento.

© Ramo Duarte. Todos los derechos reservados.

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