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El cuerpo de Cristo

Bosquejos Bíblicos

Bosquejos Bíblicos Predica de Hoy: El cuerpo de Cristo

Bosquejos Bíblicos Texto Biblico: 1 Corintios 12:27

Introducción

El cuerpo de Cristo se refiere a la comunidad de creyentes que conforman la iglesia de Cristo y cómo debemos actuar, cooperar entre nosotros y tratar a los demás con respeto y amor.

Este cuerpo se compone de diversos miembros interconectados, todos ligados por una fuente común: Jesús. Él actúa como el cerebro del cuerpo, guiándonos para comprender nuestras funciones y desempeñarlas adecuadamente. Sin esta guía, cada miembro podría actuar de forma individual y el cuerpo no funcionaría correctamente.

Cada uno de nosotros debe reconocer y cumplir nuestras funciones asignadas lo mejor posible, recordando que nuestra unidad es fundamental en este cuerpo espiritual. Debemos cuidarnos para no perder el sentido de propósito por el cual hemos sido llamados.

1. Diversidad de miembros en el cuerpo de Cristo

Somos muchos miembros con diferentes llamados, pero no debemos competir ni compararnos entre nosotros. Lo importante es trabajar juntos, compartiendo un propósito y siguiendo las enseñanzas divinas. Nuestras acciones pueden fortalecer la iglesia e invitar a otros a unirse a nuestro cuerpo espiritual.

Todos tenemos un rol crucial en el cuerpo de Cristo, y nadie puede realizar el trabajo asignado a otro sin la dirección de Jesús, quien nos ha encomendado nuestros roles particulares. Como dice 1 Corintios 12:18: “Mas ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como él quiso”.

Cuando nos acercamos a Jesús y nos volvemos parte del cuerpo espiritual, encontramos un hogar en la iglesia donde podemos tener una relación fraterna con otros creyentes. Esta relación se establece cuando permitimos que Jesús sea el líder y cabeza de nuestra iglesia, guiándonos y enseñándonos lo que debemos hacer.

2. Unidad en el cuerpo de Cristo

A pesar de la diversidad de miembros, conformamos un solo cuerpo, la única iglesia de Cristo (1 Corintios 12:12). La iglesia es un lugar donde todos los creyentes pueden estar seguros, en paz y confiar, como si estuvieran en casa.

Aunque las iglesias en todo el mundo pueden tener diferentes nombres o ubicaciones, todos los creyentes son parte del mismo cuerpo espiritual, bajo el liderazgo del mismo Señor y pastor.

Indudablemente, hay momentos en los que los miembros no operan de manera adecuada y enfrentan dificultades para desempeñar sus roles. En esos casos, como partes de un cuerpo unificado y hermanos de una misma congregación, debemos identificar la causa del problema y solucionarlo lo más pronto posible para evitar afectar a otros miembros.

3. Unidos como hermanos en el cuerpo de Cristo

Como hermanos e hijos del mismo Padre, es nuestro deber amarnos, respetarnos y apoyarnos mutuamente. Debemos estar preparados para resolver problemas con aquellos con quienes hemos tenido conflictos y ser capaces de perdonar a quien nos lastima o hiere, ya sea dentro o fuera de la iglesia. Sobre todo, es fundamental apoyarnos con amor y comprensión, tal como Dios espera que lo hagamos (1 Corintios 12:26).

Un ejemplo práctico ocurre cuando notamos que una parte de nuestro cuerpo, por ejemplo, un brazo, no funciona correctamente por alguna razón. Nuestro instinto nos lleva a investigar el problema y buscar una solución para restablecer la función perdida.

Lo mismo sucede con nuestros hermanos en Cristo. Si vemos a alguien atravesando momentos difíciles o sufriendo angustia, no debemos ignorarlo o actuar indiferentes. Más bien, podemos buscar formas de ayudarles: apoyándolos en sus problemas o simplemente escuchándolos si lo necesitan. ¿No es eso lo que haríamos para ayudar a un ser querido a sentirse mejor?

Es vital despertar el amor entre nosotros. No hay personas superiores o inferiores en el cuerpo de Cristo. Aunque cada uno tenga funciones distintas, todos somos igualmente importantes y necesarios (1 Corintios 12:21-25).

4. Un llamamiento especial en el cuerpo de Cristo

Al abrazar nuestra identidad en Cristo, nuestras mentes y corazones se disponen para percibir más de Dios. A medida que recibimos, también se nos pide obedecerle y vivir conforme a sus enseñanzas.

Dios tiene un llamado particular para cada uno de nosotros, aunque no sean idénticos, todos comparten el propósito de difundir el evangelio hasta los confines de la tierra. Así, ha otorgado distintos roles dentro de la iglesia (1 Corintios 12:28).

No se trata de separarnos para llevar a cabo cada tarea asignada, sino que el Señor nos ha convocado de manera específica para emprender una de estas labores en concreto. Ser apóstol no es muy distinto de ser profeta, sin embargo, cada rol tiene ciertos rasgos que lo distinguen.

Dios es un ser ordenado al que le agrada hacer las cosas correctamente y espera que hagamos lo mismo siguiendo su ejemplo. A pesar de tener tareas diversas, contamos con un único líder que nos asiste y guía en el cumplimiento de su designio.

Conclusión

Somos todos miembros del mismo cuerpo, con diferentes funciones que garantizan el correcto funcionamiento y coordinación del conjunto. Cada función es única y ha sido elegida por Dios específicamente para cada uno.

Los llamamientos divinos son inmutables, lo que significa que ni él ni nosotros podemos retroceder en esta misión crucial.

Este llamamiento particular es un honorable gesto de Dios hacia sus hijos para predicar su palabra y servir a los demás según el plan establecido para nosotros y cualquier persona dispuesta a responder al llamado.

© Juan C. Planteiro. Todos los derechos reservados.

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1 comentario en «El cuerpo de Cristo»

  1. Muchas gracias por edificarnos a través de estos bosquejos y por permitirnos también dar de gracia lo que se nos ha dado de gracia. Dios les bendiga por el tiempo invertido en este trabajo que realizan.

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