La humanidad de Cristo

Quizá lo más significativo para usted y para mí es que Jesús experimentó las mismas presiones que nosotros. Particularmente, fue tentado. Sabía lo que es luchar contra el deseo, de pesar y escoger entre el deseo humano y seguir la voluntad de su Padre.

El escritor de la carta a los Hebreos pone gran énfasis sobre este aspecto de la humanidad de Jesús (2:17-18; 4:15-16; 5:2), y veremos esto con más detalle en un momento.

La pregunta con la que más batallamos no es si Cristo fue humano pero por qué necesitó humanarse.

La necesidad de humanarse:

Aquí cuatro razones por qué Jesús necesitó ser perfecto hombre como también perfecto Dios.

1. Necesitábamos a alguien que tuviera éxito donde Adán falló.

Para comprende el primer “por qué” de la humanidad de Jesús, debemos recordar lo que sucedió con Adán, el primer humano. Adán cedió a la tentación del mal y pecó contra Dios (Génesis 3).

Como una enfermedad contagiosa, el impacto de su acción se extendió a todo humano después de él (Romanos 5:12). La Biblia presenta a Jesús como el “segundo Adán” que puede reversar la condenación puesta en toda la humanidad por el pecado de Adán:

Así que, como por la trasgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida (Romanos 5:18).

En otras palabras, Jesús tuvo que humanarse para poder tener éxito donde Adán había fracasado. Jesús, el “último Adán” (1ª Corintios 15:45),  resistió la tentación del pecado.

2. Necesitábamos un sacrificio substituto.

El resistir la tentación no fue todo lo que se necesitaba para librarnos de la condenación del pecado de Adán. La justicia de Dios demandaba que se hiciera una ofrenda por nuestros pecados.

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