Dedicación de un joven | Ceremonia de masculinidad
Dedicación de un joven celebrando entre 15 años a 18 años (que es la mayoría de edad en algunas culturas).
Para esta dedicación se necesitan:
- Una Biblia
- Un reloj
- Un perfume para varón
- Un anillo
- Una billetera
Ceremonia
Damas y caballeros, nos hemos reunido aquí precisamente respondiendo a la invitación que nos hizo la familia _______. Gracias por habernos invitado a celebrar juntamente con ustedes el cumpleaños de su hijo _____. Me siento muy privilegiado en que me hayan pedido ministrar en este evento. La celebración de este día es más bien una consagración ante Dios y ustedes como testigos.
El Sr. y la Sra. _____ reconocen que su hijo _____ les fue prestado por Dios. Ellos lo han criado en la mejor manera que han podido y responderán ante Dios por ello. De hoy en adelante, este joven deja de ser un niño y entra a la edad de la madurez. Sus decisiones ahora tendrán más peso y cordura. Es en este tiempo que más necesitará de Jesús como amigo, consejero y sobre todo como Salvador. Si enfocamos en el pasaje bíblico leído, veremos el consejo que Dios da a los jóvenes y que yo daré a este joven por medio de esta ceremonia. Pida que la audiencia y la corte se sienten.
Cuando la gente escucha la palabra “masculinidad”, suele pensar en varias cosas que son impías o, en el mejor de los casos, neutrales. Por ejemplo: la capacidad de aguantar el alcohol; la pérdida de la virginidad; graduarse de la preparatoria e irse de casa. Por eso, los jóvenes cristianos, e incluso los mayores, pueden confundirse fácilmente sobre cómo definir “hombre” y “hombría”.
Diríjase al joven
Serás un hombre algún día. Esto, por supuesto, es inevitable. La pregunta es: ¿serás uno bueno o uno malo? El propósito de esta ceremonia es iniciarte en la madurez. Responderé a la pregunta: “¿Qué significa ser un hombre y cómo se llega a serlo?”. Ningún hombre quiere ser una estrella fugaz que cruza el cielo una noche y luego desaparece. Has sido creado con un propósito. Gran parte de lo que significa convertirse en hombre es descubrir este propósito. La necesidad más intensa de un hombre es su deseo de hacer algo con su vida: ser significativo, que su vida cuente. Fuimos creados para marcar la diferencia y un hombre no puede encontrar la felicidad hasta que descubra el propósito por el cual existe.
Todos los jóvenes que conozco hoy también luchan por comprender su mundo, incluso aquellos que parecen (o fingen) tener la vida bajo control. ¿Por qué?
Estás lleno de sentimientos, pensamientos y deseos contradictorios. Algunos son positivos y otros negativos. En resumen: hasta los 12 años, tu mente, cuerpo y emociones se desarrollaban bajo un conjunto de reglas. Cuando llegaste a la pubertad a los 13, las reglas cambiaron. Y ahora cada año tendrás un conjunto de reglas totalmente diferente. Puedes esperar muchas luchas emocionales. Cada año experimentarás cambios corporales, crecimiento mental y cambios de humor hasta que te adaptes a la vida adulta.
Entre los 16 y los 26 años, tu vida cambiará de forma más drástica y frecuente que en cualquier otro período. El Dr. James Dobson, fundador de Enfoque en la Familia, la llama “la década difícil”. Será difícil por todas las decisiones que tomarás… y por lo que puede suceder si tomas las decisiones equivocadas. Dios es el que te puede ayudar a hacer las decisiones que sean las correctas para tu vida. Mi regalo te ayudará…
Preséntele la Biblia.
Este es mi regalo para ti. Son las Sagradas Escrituras, la Santa Palabra de Dios. Es el Libro de los libros, antiguo, pero sin vejez. Como contiene la mente de Dios, por lo tanto, sus doctrinas son Santas. Léela para creer, créela para tu seguridad, practícala para ser santo. Debe inundar la memoria, gobernar el corazón y hazla lámpara a tus pies y lumbrera a tu camino.
Por ella aprenderás como es debido hacer honor a tu nombre. Adquirirás la verdadera sabiduría y la inteligencia y mantendrás una vida sana, libre de la malicia del pecado. Siempre serán blancos tus vestidos y sabrás establecer una verdadera relación con Dios y tus semejantes. Sabrás conducir tus pasos y brillar con el ejemplo de tu vida. Te ofrezco con ella una mina de riqueza, un paraíso de gloria y un río de placer.
La próxima década será una de las épocas más emocionantes de tu vida. Para cuando cumplas 26, probablemente habrás completado tus estudios, elegido una carrera, aceptado un trabajo, ganado un sueldo fijo, mudado a tu propia casa, casado, formado una familia, unido a una iglesia, concebido un ministerio personal, hecho voluntariado en tu comunidad, votado y pagado impuestos. ¿Cómo sabrás qué hacer? ¿Cómo tomarás las decisiones correctas? ¿Cómo harás algo con tu vida? En este libro lo tienes todo.
Ponga el reloj en la muñeca del joven
Hoy día, el reloj no solo sirve como cronometro del tiempo, también puedes saber que tantos latidos de tu corazón, cuántos pasos das al día, te conecta a tu teléfono y no sé cuánto más. Pero, mi deseo al ponerte este reloj en tu mano es para que te recuerde que la venida del Señor está muy cerca. Con cada segundo, minuto, hora y día que pase, recuerda que siempre debes estar preparado porque no sabemos el día ni la hora cuando Él venga por su iglesia. Pero mientras esperas Su venida, que puedas decir como el salmista: “Enséñame de tal modo a contar mis días, que traiga a mi corazón sabiduría.” (Salmo 90:12).
____________, Dios conoce tu nombre. Te ama mucho. Te formó en el vientre de tu madre. Conoce cada palabra que pronuncias antes de que llegue a tu lengua. Sabe cuándo te sientas y cuándo te levantas. Sabe todo lo que has hecho y harás, y quiere perdonarte. Tiene buenos planes para ti. Si le pides ayuda, él ya te está pidiendo ayuda. Que tus días cuenten, no solo para tu bien, sino para el bien de otros.
Preséntele el recipiente con perfume
Este recipiente de perfume es símbolo de las oraciones y la adoración que los santos eleven a Dios. Tu vida no solamente debe glorificar a Dios, pero debe ser usada para ganar almas para Él. “Porque para Dios nosotros somos el aroma de Cristo entre los que se salvan y entre los que se pierden. Para éstos somos olor de muerte que los lleva a la muerte; para aquéllos, olor de vida que los lleva a la vida. . .” (2ª Corintios 2:15, 16). El escritor de los proverbios dice que el perfume e incienso traen gozo al alma, y el salmista lo confirma diciendo: “Sea enderezada mi oración delante de ti como un perfume, El don de mis manos como la ofrenda de la tarde.” (Salmo 141:2). Que siempre agrades a Dios con tu vida y tus oraciones.
Tu identidad, si eres cristiano, se basa en quién eres “en Cristo”. Existes por y para la gloria de Jesucristo. Encontrarás tu identidad en una relación con Jesucristo. Mantienes esa relación renovándote diariamente en el evangelio de Jesucristo mediante el arrepentimiento y la fe continuos.
Preséntele el anillo
Este anillo es símbolo del círculo perfecto del deber, símbolo de comunión y regocijo, símbolo de amor sin fin e inquebrantable, símbolo de contratos importantes.
El anillo tiene dos características: primero es un círculo. El círculo es emblema de eternidad; los círculos no tienen fin. Es un recordatorio de un compromiso que nunca termina. Segundo, está hecho de metales preciosos, generalmente plata u oro, tipo de lo que no se correo, más duradero y que tienen la cualidad poco común de hacerse mejores y más valiosos con el tiempo.
Este anillo te recordará que Dios te ama y que Él te dice “con amor eterno te he ama”. Correspóndele amando y obedeciendo sus mandamientos.
También te recordará que tiene compromisos que nunca terminan; siempre tendrás un deber hacia la sociedad, tu familia, tus padres y sobre todo hacia Dios, para que tu comunión y regocijo sean perfectos.
Tu compromiso con Dios: (Pida que repita después de usted.)
Porque deseo honrar a Dios y amarlo de todo corazón, me comprometo con Dios, mi familia y (mi futura esposa e hijos) a mantener y vivir según el más alto estándar bíblico de pureza en esta generación.
Por lo tanto, me comprometo de hoy en adelante, en obediencia a la Palabra de Dios, mantenerme casto y puro, y entregarme total y exclusivamente a la pareja que Dios me está preparando.
Que esta promesa que hago hoy honre, Dios, y glorifique a su Hijo, Jesucristo.
Preséntele la billetera
La idea literal tras la palabra griega ” oikonomia” es “ley de la casa”. Obviamente, se trata de dos palabras unidas: “Oiko” (casa) y “Nomos” (ley). Cuando se usa para referirse a una persona, se refiere a quien administra o gestiona un hogar: ¡tiene autoridad bajo el amo! Un esclavo solía estar a cargo de la casa de un amo (incluyendo a los niños); y se esperaba que la administrara bien, así como que ayudara a educarlos. Por cierto, los esclavos solían tener más conocimientos o, en ocasiones, una mejor educación que los amos. Abraham tenía un “esclavo” que era un administrador de confianza sobre todos sus asuntos y se le confió la importante tarea de conseguir una esposa para Isaac (Génesis 24:1-4).
Otro término usado en griego que parece ser idéntico es la palabra que generalmente se traduce como “supervisor”.
Ambas palabras griegas se encuentran en Gálatas 4:1-2 para indicar la responsabilidad de estar al frente de una casa.
El ser buen administrador es más que meramente administrar los bienes. Incluyen tiempo y talento también. Pero para esta ceremonia, trataré solamente la fiel administración de los bienes.
Dado que el mundo entero y todo lo que hay en él pertenece a Dios, debería ser evidente que Dios no necesita nada de lo que tenemos. Su enseñanza sobre dar es para el bien del hombre, no para el suyo. En palabras de Jesús, citadas por Pablo: «Hay más dicha en dar que en recibir» (Hechos 20:35). El ejemplo de Dios al dar a su Hijo para morir por nosotros demuestra cuánto valora la gracia de dar. Anima a su pueblo a abundar en esta gracia (2ª Corintios 8:7). Aprender a dar con liberalidad y generosidad es ser como Dios (2ª Corintios 9:6-7). Esta ofrenda no solo incluye dar cada domingo del Señor a la tesorería de la iglesia (1ª Corintios 16:1-2), sino también a los necesitados que nos rodean (Efesios 4:28). Cuando hacemos nuestra parte, Dios promete bendecirnos con la capacidad de hacer aún más (2ª Corintios 9:8-11).
Busca primero el reino de Dios
“Cuidado y guardaos de toda avaricia; porque ni aun cuando uno tiene abundancia, su vida consiste en sus bienes” (Lucas 12:15). Si permitimos que cualquier deseo o posesión rivalice con nuestro amor a Dios, apartará nuestro corazón de Él. No podemos combinar la devoción a los bienes terrenales con la lealtad a Cristo. Solo cuando aprendamos a confiar en Dios para todas nuestras necesidades, venceremos la ansiedad que nos asalta. “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33).
Sirve a Dios, no al dinero
Debemos elegir dónde estará nuestra lealtad definitiva; el contraste de Jesús entre los tesoros y amos terrenales y celestiales es demasiado marcado como para permitir transigir. Ningún siervo puede servir a dos señores; porque o aborrecerá a uno y amará al otro, o se apegará a uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas (Lucas 16:13). Haddon Robinson planteó la cuestión en estos términos: O servimos a Dios y usamos el dinero, o servimos al dinero y usamos a Dios. Sin embargo, pocos cristianos dedican deliberadamente su vida al materialismo. La riqueza es engañosa, nos dijo Jesús, y su esclavitud es sutil.
Nuestra riqueza no depende tanto de lo que tenemos, sino de aquello de lo que podemos prescindir.
Podemos aferrarnos tanto a las posesiones que no nos soltarán.
Uno de los requisitos tanto para los ancianos como para los diáconos es que sean “libres del amor al dinero” y no “amantes de las ganancias deshonestas” (1ª Timoteo 3:3,8). Dios quiere que amemos a las personas y usemos las cosas. Con demasiada frecuencia usamos a las personas y amamos las cosas. No somos dueños de las cosas que no podemos regalar; ellas nos poseen a nosotros.
Sé fiel a Dios con tus finanzas y él te prosperará.
Honra pues, a Dios con tu tiempo, talento y dinero. Cuando seas el sacerdote de tu hogar, tendrás que administrar tus bienes con tu esposa. Dios te ayude para ser un fiel administrador.
Quiero concluir con una bendición especial para ti:
Pida que el joven se arrodille y pasen sus padres para orar por él:
Ahora Padre bendito, Creador del cielo y de la tierra, te ha placido ordenar la vida de esta manera porque lo viste bueno y benéfico para las criaturas que tú hiciste. Te ruego por el bienestar futuro de este joven, _____. Líbralo de las corrientes del pecado y así como lo has librado de las enfermedades que hacen estragos entre la infancia, la sigas guardando de hoy en adelante, que a medida que siga creciendo en edad y estatura, crezca también en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo.
Jehová te bendiga, y te guarde; Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia; Jehová alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz. (Números 6:25)
© Eva Olivas. Todo los derechos reservados.
Central de Sermones | Ceremonias Cristianas