La sorpresa religiosa

En este caso este hombre necesitado llamado Lázaro, estaba sin amparo alguno y se arrimó a la puerta de la casa de este hombre rico, que tenía más que suficiente, producto de sus riquezas de la herencia y su trabajo de negocios, quien estaba cada día dando banquetes a sus amigos de su misma posición social, personas que no necesitaban eran invitados cada día, no habían fotos en ese tiempo, si las hubieran, ellos saldrían en las portadas posible.

Pero el contraste de esta historia al leer los siguientes versículos nos damos cuenta que muchos eran convidados a esas comederas fuera de serie, pero la pregunta era: ¿por qué este hombre aún viendo a Lázaro allí postrado al pie de su lujoso muro y finos acabados cada día frente a la acera de su casa, por qué no fue movido a misericordia? ¿Por qué si invitaba a otros de su misma clase y a este andrajoso no? ¿Qué se siente en verdad servirle a un hombre o mujer de mucho dinero y que se siente servirle a un hombre o mujer en mendicidad?

¿Ustedes sabían que este hombre rico había sido elegido y tener la oportunidad para poder cambiar la vida de Lázaro? ¿Y cambiando la vida de Lázaro también podría tener acceso a cambiar su estilo de vida?

Esa oportunidad la tenemos todos al servir y poder ayudar a cambiar vidas tanto físicamente como espiritualmente, ¿por qué Dios da más a unos que otros?

El único propósito es que serán demandados de acuerdo a lo que recibieron, y si lo que han recibido solo lo usan para sus deleites mezquinos y placeres vanos para con sus iguales que no necesitan nada de ellos pues lo hacen para poder sentirse poderosos y autoexaltados, entonces será allí donde el cobro puede venir. Ellos viven como si la vida nunca se va a acabar y como que si no hubiera un juicio al final del camino, donde se pedirán cuentas.

En este pasaje no sólo está involucrado este rico, del cual se hace alusión principal, pero también pónganse a pensar en los servidores del rico, quienes veían a Lázaro y al extender Lázaro la mano cuando estos le abrían los portones al rico, su comportamiento era como el de su patrón no teniendo ellos nada tampoco, y eran unos desventurados, pues ellos tenían la ventaja de estar sanos y habían tenido el acceso a trabajar con este hombre de muchos recursos.

Aunque muchos desde adentro se quejaban de su mala paga, pero nunca se lo expresaban a su patrón, cuando ellos solo murmuraban, entonces allí ellos mismos estaban atándose más a este hombre, pues la murmuración es falta de contentamiento, los que no se sienten bien, solo deben buscar otro lugar y sentirse realmente libres de trabajarle a personas con un corazón diferente.

Algunos trabajadores actúan con tan mal corazón que se vuelven como su jefe opresor, sin ellos darse cuenta, pues todo es poco a poco, y luego su conducta es de condenar.

Nosotros como cristianos, ¿estamos en verdad haciendo las cosas como nuestro patrón, o amo o Señor? ¿Nos parecemos a nuestro jefe? Si nuestro jefe es bondadoso y trabajamos para Él, ¿por qué no nos parecemos a Él en el actuar? Posible pueda ser porque aún no se le haya conocido de corazón, pues un amo entregado produce cambios en sus trabajadores, y sus trabajadores agradecidos quieren o desean ser como Él.

El lavatorio de pies, es una oportunidad de podernos autoevaluar sobre cómo estamos en verdad actuando con los pies ajenos, pues los pies son algo especial que nos sostienen y nos desplazan, y muchas veces ellos están más descuidados en unos mas que en otros.

Este día decidí poner mis pies en estas botas desde la mañana de ayer que me las puse y dije dentro de mi: ¿afectará al hermano o hermana que me lavara mis pies el día de hoy?

Yo tengo calzados normales, pero me puse estas botas sin calcetines, para poder fermentar el sudor y sentir lo que sienten en verdad mis hermanos del campo, y en verdad sentir ese consentimiento especial de mis fétidos pies, pues yo sabía que eso produciría en mis pies, y perdónenme que lo hice aún con intenciones de valorar eso, pero quise sentir lo que en verdad se siente que lo sirvan sabiendo que mis pies están fétidos.

Juan estaba en la silla petrificado mientras escuchaba tan penetrante mensaje, y solo se le veía ver hacía abajo y deseaba que ya terminara ese mensaje. Víctor en cambio estaba gozoso escuchando ese mensaje especial que le estaba haciendo entregarse aún más. Mientras el mensaje seguía a la recta final, el encargado de predicar ese día dijo: si hoy no lavamos bien los pies de mi hermana o hermano queremos pedir perdón al Señor nuestro Dios porque no hemos hecho lo que a Él le agrada.

Quiero terminar diciendo: Todos estamos de una u otra forma contaminados con este actuar, nadie se queda por fuera, es cierto que vamos camino a la perfección, la cual solo se dará totalmente al estar ya ante la presencia de nuestro Señor, no juzguemos a nadie, solo que sea nuestra conciencia la que en verdad nos juzgue. Dios puso esa parte dentro de cada ser para poder alertarnos de lo bueno y lo malo, la conciencia.

No dejemos que esa alarma se nos vaya a cauterizar, porque si eso pasa mis amados hermanos, entonces ya no hay nada más que hacer por nosotros.

Al terminar dicho mensaje de Don Casimiro, Juan se acercó a él y le dijo: perdone Don Casimiro, yo no lave sus pies con alegría, y con este mensaje, deseo hacer mejor las cosas.

Don Casimiro, le palmeó su hombro y le dijo: no tengas cuidado, cuando tú hiciste eso, Dios solo me confirmó su mensaje para el día de hoy, no para juzgarte, sino para exhortarnos a servir mejor, tu lo hiciste tu trabajo, y humanamente es aceptable, pero no llevaba ese ingrediente del amor, el cual Dios quiere reclamarnos, esa es la milla extra, el amor que va más allá del sacrificio meramente.

El sacrificio solo, es trabajoso y exige de otros mucho, pero el sacrificio acompañado del amor, simple y sencillamente no les impone a los demás, les demuestra a los demás que algo no está bien en ellos y ese es el camino que debemos buscar.

Se ve en este escrito la forma oculta que se tiene y al momento de actuar como Jesús, nos damos cuenta que muchas veces se puede quedar aplazado, con derecho a reposición si es que apelamos al divino maestro Jesucristo, para que nos enseñe y ayude a mejorar nuestro andar diario y que solo con nuestro andar podamos ayudar a cambiar vidas empezando por la nuestra.

Nadie está fuera de estos parámetros, pero para salir se necesita más que querer hacerlo, se necesita del amor y pasión por las almas que necesitan oír y ver el mensaje de salvación.

Lavemos los pies de otros sea cual sea sus condiciones, rico o pobre, tal vez no sea de una forma literal, pero si literalmente debemos ayudar a otros con sus cargas cuando Dios las pone frente a nosotros es para ayudarles con alegría y una extra milla y no cargarlos con nuestra antipatía sin caminar esa primera milla.

© Mauricio Loredo