Devocionales Cristiano… Devocional Cristiano
Un grupo de ahora ancianos, se reunió con un grupo de jóvenes, y el tema a tratar en ese día era sobre la deuda de la vida desde el punto de vista terrenal y espiritual.
Uno de los jóvenes que allí estaban liderando su grupo de personas jóvenes pidió la palabra, y sin siquiera saludar a los demás dijo: realmente, no entiendo esta parte de la vida, pues si vamos a hablar sobre una deuda humana o sea que nosotros le debemos la vida a alguien no le veo sentido, y no me siento deudor con nadie, pues les diré que jamás he visitado ni un tan solo medico, ni enfermera ni técnico en salud, no tengo que llevar mis autos al mecanico, compro mis alimentos con mi propio dinero, pago mi propia casa y mis estudios universitarios, también los pague sin deberle un dólar a nadie, quiero que esto quede claro, oues no me siento con una deuda humana con nadie.
Aquel joven empezó a mostrar sus diapositivas en aquella elocuente presentación, todos estaban asintiendo de la forma en que hablaba, pues en el pasado había sido campeón en oratoria de su colegio bilingüe, ahora era un joven empresario y lucia su traje y corbata como los corredores de bolsa o los que trabajan en servicios funebres, que siempre andan muy para la ocasión.
Aquel joven se veia lleno de vida, y con su cabello lleno de gelatina más cara, y que sus dientes lucían tan blanquecinos, pues fue al odontólogo una semana antes para poder estar alli luciendo sus brackets.
Al terminar su charla, todos sentados aplaudieron al joven engreído.
Uno de los anciano que estaba también dirigiendo el otro grupo se levantó de su silla y dijo: tengan todos buenas tardes, es para mí un honor estar sentado frente a todos ustedes, sá que para muchos llegar aquí ha sido tan sencillo, pero desafortunadamente para mí no, pues tuve que pedirle a mi nieta que me pasara el analgésico y relajante que estába en el anaquel de la cocina, y ella muy felizmente me abrió el empaque y me sirvió un vaso con agua y dije dentro de mi: gracias Dios por mi nieta, y gracias por su servicio a mi.
Yo quiero empezar a decirles a todos los que aquí estamos que cuando vi el récord ginecológico de mi madre, lo cual fue hace muchos años atrás, observe que ella tuvo un control prenatal con el Dr Lock. El parto fue en el Hospital que estaba a 3 millas de nuestro hogar, y fue atendido por el mismo medico que hacia sus controles, luego al nacer yo según me contaba ella, fui visto por el pediatra Dr Smith, quien siempre tenia un dulce en su oficina para nosotros.
Cuando ya me sentía muy hombrecito y llegue a la universidad y estuve en el cuadro de fútbol americano, tuve que tener evaluaciones médicas con el médico encargado del equipo de la universidad, siempre recuerdo que me decía, tienes un corazón de oso, y le creo pues aún estoy peinando canas sobre este terreno del cual ya muchos han partido. Además, al sentirme todo un empresario con mi nuevo título de financiero y banquero, me di cuenta que mis alzas en los niveles de azúcar empezaron a subir, era como que la vida se tornaba más dulce, mis cifras de la presión arterial empezaron a subir, y me di cuenta que los galenos que me empezaron a atender eran muy especiales conmigo.
Me explicaban cómo podía estar más saludable, al estar hospitalizado en aquellas camas que para muchos son solo camas, para un enfermo es un lugar del cual se puede apreciar la Gloria De Dios, y también las llamas del infierno. Esas camas son el lugar, en el cual hasta el más macho que se pueda creer, tiene que esperar a que las mujeres y hombres de blanco puedan darle una visita de medicom y esa visita y las palabras cambian el panorama, depende de la sazón con que es llevado ese mensaje del día y saber sobre nuestra evolución.
Estando en esa cama me daba cuenta que cada vez que me levantaba de ella y me iba a mis negocios y el éxito que tenía en ellos, también eran debido a que yo tenia una deuda moral o humana con cada personal de la salud que me había evaluado y hecho que me regresarán a mi hogar dulce hogar, y desde el cual yo valoraba aún más ese hogar dado a mi de parte De Dios.
En este momento no hablaré de mi mecanico o de mi aseadora, eso será en otra ocasión, pues por ahora me limitaré a un campo tan sensible y noble como lo es la medicina, la cual me tiene aquí. Doy gracias a Dios por cada científico descubridor que está siempre analizando, pensando en un mundo con mejoras, y eso automáticamente mejorará sus ingresos por supuesto, no se puede esperar menos, pues dando es como se recibe, quien quiera violar ese pasaje de la Biblia se condenaría a si mismo, por lo cual yo estoy en deuda con todos los que me han servido, y que en muchas ocasiones insulté por no darme un poco más de su tiempo.
Me molestaba por saber que ellos tenían una sabiduría especial, y un llamado a ser los que nos repararán a nosotros los humanos, cada vez que me veia desde una cirugía menor como lo fue extraerme mi uña que tanto odie en ese momento del dolor, a causa de mis zapatos, y que me resolvió con tanto agrado el médico general, hasta mi cirugía de corazón abierto y mis aspirinas tan sencillas que son pero que le dan vida a muchos ahora aquí presentes, pero para los jovenes solo es para sus dolores de cabeza, ¿como puedo decir que no tengo una deuda?
Estoy más que endeudado empezando con Dios por haberme dado esa salvación eterna al haber enviado a Jesus su hijo, y que derramara su sangre preciosa y bendita para que nosotros pudiéramos ser salvos (Juan 3:16), y así poder estar en deuda con él, pues eso no tiene precio alguno, es la vida misma.
Asi también con esta gente de blanco, quienes me han hecho valorar la vida, y me han prolongado días más a mi existencia y esos días que me han prolongado fueron los que me dieron la oportunidad de poder ver la Gloria de Dios en todo su esplendor, al saber que ellos están para dar una oportunidad a las personas, y también a ellos mismos de poder ver hacia arriba y clamar a gran voz: Soy un vil deudor, debo mi vida entera a Dios Todopoderoso.
Una vez que eres deudor, te debes a otros, ya no hay de que enorgullecerse sobre si mismo, pues le debo mi vida a Dios y los instrumentos que él ha dejado para poder ahora estar aquí disertando sobre la deuda de la vida misma, la cual es muy extraña, te das cuenta que vives hasta que lo haces consciente, de lo contrario vivirás automáticamente aunque tus latidos cardíacos te anuncien esos dos famosos toques en tu pecho, la sístole o primer ruido que te anuncia o recuerda que un día naciste, y el otro latido o diástole cuando se vuelve a llenar el corazón de sangre que te anuncia que un día vas a partir de aquí.
No importa si crees o no en un cielo y en un infierno, pues ese automático que te toca en el pecho todos los días no tiene más control que con el control remoto que lo tienen puesto como un wi-Fi desde arriba, y claro de abajo o infierno te hacen creer que ellos te darán Wi-Fi gratis, y que no hay fin a tu vida en la tierra y que sigas en tus deleites mezquinos.
Tu, joven que dices que no le debes a nadie, temo decirte con todo esto, que no sólo estas equivocado, eres un desagradecido, y desgraciado, ya que hasta la ropa que andas puesta aunque pagaste por ella se lo debes a los que tejieron ese hilado, esos zapatos que usas, los compraste en una tienda o en un mercado no lo sé, pero ellos han hecho un esfuerzo para que tú te lo hayas puesto, y que lo único que hiciste fue dar un trueque, pagaste algo que ni siquiera sabes el verdadero valor.
Solo pagaste el precio que te pusieron allí en la vitrina, pero ese valor lo aprendes a pagar cuando en verdad empiezas a agradecer por cada segundo de vida que tienes y lo que puedes disfrutar de aquí antes de salir por la puerta de la muerte. No seas un desventurado y desvergonzado, estas hasta la coronilla de deudas, y lo único que paga esa deuda es teniendo un corazón agradecido con Dios (Colosenses 3:17), eso es tan fácil de decir y difícil hacer, hasta que posees el corazón de este viejo, pero muchos no llegarán a mi edad, y muchos que han llegado a mi edad también ignoran esto.
Entonces aquí estoy para refrescar sus mentes, y creo que me tome mucho tiempo para iniciar este taller sobre la deuda humana y espiritual que usted y yo tenemos, en otro momento hablare de los maestros barrenderos etc,, pues estoy endeudado con ellos también, pero estos de blanco me han hecho poder disfrutar de las maravillas de la vida, y tener ahora paz en mi corazón, cuando uno de ellos me habló de Jesús para poderle recibir como mi Señor y Salvador, aceptando que yo era un vil y asqueroso pecador y deudor. Buenas tardes y muchas gracias. Dios les bendiga.
Todos los jóvenes y ancianos se pusieron de pie y comenzaron a aplaudir aquella enseñanza de vida y años comprimida en unos minutos, y que todo empezó por las palabras desagradecidas de un joven que lo único que tenía era la fuerza de un semental, pero carecía de lo más elemental: un corazón agradecido.
Muchos necesitamos entender que el paso por la vida es fugaz, muchos se la pasan solo comprando y comprando, y gastando para sus propios deleites, y nunca se han detenido a darle las gracias a su médico o enfermera, que un día rescato sus vidas de la neumonía, de las complicaciones de un aborto o un parto de riesgo, o de una visita domiciliaria, o de un consejo de salud, de una cirugía que mejoró su calidad de vida. O salvo la vida de uno de sus seres queridos.
Creo que es el tiempo de darle gracias a Dios y a los sirvientes que te ha puesto en la salud, como lo son tu médico y enfermera o profesional del área de la salud, que ha hecho que leas ahora estas líneas, debemos ser agradecido con ese personal del cual ahora se les está hablando.
Alguien dirá: he pagado por eso no le debo a nadie: déjeme decirle que lo que ha pagado se llama honorario, pues la vida misma no tiene precio, no hay trueque por ella, por eso aún estamos Endeudados con Dios y los hombres si lo aceptas ya empezaste a pagar la deuda.
© 2016. Dr. Mauricio Loredo