Devocionales Cristianos.. Devocional Cristiano
Se encontraban los metales en una reunión y allí desfilaba el bronce, el oro, la plata, el hierro el aluminio, el naquel el platino, y el plomo.
Estaban afuera del horno hablando y todos ellos mientras estaban en bruto, y ninguno quería entrar al horno y empezaron a quejarse de lo duro del horno, y lo caliente que era, que ellos no habían sido diseñados para estar en el horno, que ellos estaban felices en la tierra tal y como los había dejado Dios en su estado original.
Uno de ellos, la plata dijo: si tienen razón, así estamos bien.
El plomo se puso delante de todos los otros metales y dijo: queridos colegas, no es justo, este horno que este hombre tiene aquí es una barbarie en contra de nosotros, no estamos dispuestos a ser víctimas de tal atropello, no, por ningún punto me dejaría llevar dentro de ese horno, su temperatura es demasiado fuerte, terminaría afectando nuestras vidas, no permitamos tal cosa, recuerden si unidos trabajamos en contra de ese atropello ganaremos.
En ese momento el elemento de tungsteno se levantó con paso firme frente a todos y pidió la palabra, y al estar frente a todos dijo: creo que todos aquí debemos pagar un precio, el precio que debemos pagar en la vida para cada uno de nosotros será de mucha importancia, pues no estoy de acuerdo que el horno es el problema, el horno es el lugar que debemos todos pasar al ser traídos a este lugar, ya no hay opción de regresar atrás, solo nuestra gente que aún sigue en la tierra no tienen que ser expuesto a dicha situación, pero el horno como les digo no creo sea el problema, pues el horno es un mecanismo que hará de cada uno de nosotros mejores elementos para ser usados en la sociedad en los diferentes estratos, y por eso quiero decirles que la temperatura es el factor al cual debemos someternos.
Pues plomo, quien está dirigiendo está revuelta, es quien menos tiene que ser expuesto a la temperatura, pues la temperatura a la cual él debe ser expuesto es de 340 grados centígrados, aluminio a 650 grados centígrados, la plata a 960 grados centígrados, el bronce a 920 grados centígrados, el cobre a 1,050 grados centígrados, el niquel a 1454 grados centígrados, el Hierro a 1534 grados centígrados.
El oro, metal tan preciado y codiciado, debe ser expuesto a 1062.2 grados centígrados, el platino a 1,768 grados centígrados, y finalmente yo que debo soportar más que todos ustedes a 3,421 grados centígrados, y sé que esa es una temperatura que duplico o triplicó a muchos aquí presentes, y yo personalmente estoy dispuesto a sufrir dicho proceso de transformación para poder llegar a ser lo que es mi mayor potencial. No es para todos que deben pasar esta temperatura, pero quiero que los que son de mi misma textura sepan de lo que somos capaces de soportar, y que quede constancia del resultado final que seré al ser moldeado por la mano que me dará seguimiento.
No sé ustedes, pero yo decido a someterme al proceso de la vida, si fui seleccionado de aquella tierra, es porque debo ser capaz de dejarme moldear para poder brindar lo máximo de nuestra composición.
Posible aún con esa alta temperatura, no llegare a ser del mismo valor que el oro o la plata que tanto se busca por todo mundo, pero aún así, quiero llegar a tener mi mayor expresión en la vida y saber a lo que soy capaz de llegar a dar.
Todos los metales allí presentes se dejaron llevar al horno por el consejo del Tungsteno, quién era quién debía sufrir aún más los embates de la temperatura.
Una vez que cada uno iba saliendo del horno, y a la temperatura ideal para cada uno, se pudo observar al salir cada uno de ellos que ya no era más el mismo de antes, ahora eran fácilmente moldeables para el martillo y el yunque, y llegaron a ser producto fino, valioso, refinado y aún cuando eran vistos por sus iguales que aún estaban en bruto en la tierra ellos podían ver la diferencia y saber que ellos eran diferentes, pero eran bendición al mundo entero por dejarse moldear y ya no podían volver a su estado original a menos que ellos decidieran ser enterrados y no ejercer la función para la cual fueron diseñados.
Con nosotros los seres humanos también pasa lo mismo, cuando estamos en nuestro estado original sin Cristo es porque estamos aún enterrados, cuando venimos a Él, entonces la temperatura que afrontaremos cada uno será posible diferente es la temperatura de la indiferencia, de la maldad, del egoísmo, esas temperaturas determinarán nuestro verdadero ser.
A unos en diferente escala que otros, pero lo importante es que pasemos por el horno y podamos ser moldeados por la mano del Señor Jesucristo, pues el que necesita más temperatura es porque es el más difícil de moldear, y es el nivel que necesita.
Si dicho elemento o persona quiere salir antes de esa temperatura necesaria, entonces su acabado no será al máximo, simplemente será un objeto o persona que pudo ser mejor pero decidió salir antes del proceso y por eso se verá discordante del resto que si se dejó llevar a esas temperaturas moldeables.
Casi siempre el que menos se deja moldear es el que más da de que mal hablar, así que estemos contentos con la parte que hemos sido llamados a soportar.
“…Porque la fe de ustedes es como el oro: su calidad debe ser probada por medio del fuego. La fe que resiste la prueba vale mucho más que el oro, el cual se puede destruir. De manera que la fe de ustedes, al ser así probada, merecerá aprobación, gloria y honor cuando Jesucristo aparezca…” 1 Pedro 1:7 (DHH)
© 2016. Dr Mauricio Loredo
Asi es,debemos dejarnos moldear por Cristo,para ser instrumentos uties para su gloria!!
Amen ! Dios desea eso de cada uno de nosotros , saludos hermana y gracias por sus comentarios !
Que hermosa enseñanza, me Habla a mi corazón, y orare para que el SEÑOR moldee mi ser
Hermano Mauricio bendiciones del Altisimo, he aprendido mucho de las reflexiones. Dios continue dandole mas sabiduria para q comparta con nosotroa. Un abrazo y osculo santo